MÉXICO/AP
Horrorizados por los excesos de las dictaduras, los latinoamericanos le dieron la espalda a los gobiernos autocráticos a fines del siglo XX y fijaron límites al tiempo que los políticos pueden permanecer en el poder.
Ahora, una nueva ola de presidentes trata de anular esos límites, aduciendo que impiden las reformas profundas.
A medida que más y más países autorizan a sus líderes a permanecer en el poder, crece el temor de que se esté volviendo a la era de los caudillos y la oposición apela a todos los recursos a su alcance para impedirlo, desde tirar huevos hasta orquestar golpes de Estado.
“Es un nuevo modelo político, que yo describo como dictaduras de baja intensidad”, expresó Manuel Orozco, analista de Diálogo Interamericano, un organismo con sede en Washington.
INTENTO SALIÓ CARO MANUEL A ZELAYA
Las maniobras para permitir la reelección del presidente Manuel Zelaya fueron las que motivaron el golpe, de junio, en Honduras. Aunque Zelaya niega haber intentado mantenerse en el poder una vez cumplido su mandato.
Recientemente, seis magistrados leales al mandatario Daniel Ortega de Nicaragua lo autorizaron a través de un irregular fallo a buscar la reelección cuantas veces quiera. La oposición le tiró huevos al juez que manejó el asunto.
Escenas similares se vivieron a lo largo de la última década en Venezuela, Bolivia, Ecuador y Colombia, cuyos líderes han logrado importantes progresos en la lucha contra males como la violencia o la pobreza, pero son acusados de acallar a la oposición.
CHÁVEZ AUTORITARIO Y CON PETRODÓLARES
El presidente venezolano Hugo Chávez ha invertido liberalmente la riqueza que genera el petróleo en la educación, la salud y subsidios alimenticios para los pobres. También cerró medios de prensa que critican su gobierno y usó la mayoría que tiene en el Congreso para quitarle poder a los gobernadores y alcaldes de la oposición.
Para mucha gente, no obstante, la inquietud ante esta nueva oleada de caudillos no es tan grande como el malestar que generan la corrupción y la ineficacia de numerosas democracias.
Chávez se dio a conocer al orquestar un fallido golpe de Estado en 1992. Sin embargo, lejos de escandalizarse ante este ataque a una democracia de 30 años, muchos venezolanos consideraron al joven militar como un héroe por tratar de derrocar a un presidente acusado de robar millones de dólares del erario público.
Seis años después, Chávez fue elegido Presidente en forma abrumadora. Y en diciembre, los venezolanos aprobaron un proyecto que permite al mandatario buscar la reelección cuantas veces quiera.
El boliviano Evo Morales y el ecuatoriano Rafael Correa —que al igual que Chávez son muy populares por sus esfuerzos por redistribuir la riqueza y darle voz a los pobres— ganaron también referendos que los autorizan a buscar un segundo mandato.
URIBE TAMPOCO QUIERE DEJAR EL PODER
Álvaro Uribe también busca un tercer
período. LA PRENSA/AP/Eraldo Pérez
En Colombia, los partidarios de Álvaro Uribe no quieren que se vaya el mandatario, que es enormemente popular por la mano férrea con que combatió la violencia, especialmente la de la guerrilla izquierdista. Uribe logró una reforma constitucional que le permitió buscar un segundo mandato y algunos legisladores convocaron un referendo, en el que se trata de autorizar un tercer período.
El surgimiento de esta nueva camada de caudillos refleja en parte la ausencia de instituciones fuertes, capaces de controlar el Poder Ejecutivo, incluso en países que llevan varias décadas de funcionamiento democrático, señaló Orozco.
ORTEGA SIN APOYO
Ortega no tiene suficiente apoyo como para conseguir que el Congreso apruebe la reelección, pero planteó el tema ante la Sala Constitucional de la Corte Suprema, dominada por jueces de su partido sandinista.
Si bien el Partido Liberal se opuso, Orozco hizo notar que fueron los liberales los que acordaron con los sandinistas repartir el poder (pacto) entre varias instituciones para restar peso a otros partidos políticos.
El propio Ortega desempeñó un papel importante en la larga lucha contra los gobiernos autocráticos en Nicaragua y ya había ejercido la presidencia luego que la guerrilla sandinista derrocó al dictador Anastasio Somoza en 1979. Primero encabezó una junta de gobierno y luego ganó las elecciones de 1984. Libró una dura batalla contra los “contras” y no logró su reelección en 1990.
QUIERE QUEDARSE, PERO AL ESTILO DE LOS SOMOZA
Recuperó el poder por la vía electoral en el 2006. Por entonces, ya no era posible la reelección para períodos consecutivos.
“Daniel Ortega está apelando a métodos como los que usaba Somoza para mantenerse en el poder”, sostuvo Robert Pastor, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Americana. “En este caso, Ortega llena la Corte Suprema de jueces (que lo apoyan), quienes luego hacen una interpretación de la Constitución, que contradice lo que realmente estipula sobre la reelección”.
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