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Sigamos buenos consejos

El conocido lema de Radio Corporación de: “La culpa no es de los que se equivocan, la culpa es de los ausentes”, debe reconocerse que ésa es una verdad irrefutable. Desafortunadamente nos hemos venido acostumbrando a la cultura de autocrítica y sobrevivencia, que al llevarnos a la egolatría, poco a poco olvida el cumplir los mandamientos de la Ley de Dios, siendo que el primero es: “Amar a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a tí mismo”.

 

Ante todo, felicito al licenciado Eduardo Enríquez, jefe de redacción del Diario LA PRENSA, por el eco que da en su reciente escrito: La pregunta de Callahan , cuya resonancia debería despertar nuestra conciencia cívica, motivándonos a una positiva cultura de progreso, ya que en cierto grado, todos somos responsables de la miseria integral en que va cayendo nuestro país, dejando dilapidar su potencial riqueza; y que, por méritos es digno de mejor suerte.

 

El conocido lema de Radio Corporación de: “La culpa no es de los que se equivocan, la culpa es de los ausentes”, debe reconocerse que ésa es una verdad irrefutable. Desafortunadamente nos hemos venido acostumbrando a la cultura de autocrítica y sobrevivencia, que al llevarnos a la egolatría, poco a poco olvida el cumplir los mandamientos de la Ley de Dios, siendo que el primero es: “Amar a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a tí mismo”.

 

El tratar en lo posible de cumplir tan importante mandamiento es la fórmula eficaz que da sentido positivo a la vida en lo general. Ello propicia el entendimiento y el respeto mutuo al reconocerse en el otro al prójimo, aunque sea éste extranjero o de raza y clase distintas y considerarle igual a uno mismo, tal reconocimiento lleva más allá incluso de la convivencia familiar; y así, sin ser ni superior ni inferior de hecho se vive a plenitud en todos los ambientes

 

Esa vida plena es la que Dios, a quien con la vida todo se le debe, siempre ha querido que todos los seres humanos como criaturas predilectas suyas vivamos; y respetando el libre albedrío que nos ha dado, para propiciárnosla y dignamente logremos alcanzarla, trascendamos también a la eternidad.

 

Así, Él, como Padre amoroso y únicamente para beneficiarnos, ha puesto en sus mandatos la normativa a seguir y así saber disfrutarla.

 

Cuando se logra en lo personal asumir tal responsabilidad y debidamente transmitirla en lo posible a cada prójimo con el que nos relacionamos, gradualmente contribuimos a formar la cultura progresiva que, cuando no se tergiversa adulterándola con antivalores seculares , de cierta manera posibilita el desarrollo integral; y aún habiéndose caído a niveles muy bajos, si se actúa con buena intención, la misericordia divina da la fuerza necesaria para levantarse.

 

Es lamentable que los sabios consejos del excelentísimo Embajador de Estados Unidos, señor Robert Callahan, en su reciente conferencia ante Amcham, mal interpretados por cierto sector politiquero hayan motivado injustificado rechazo, incluso de supuestos jóvenes universitarios, que bien podrían, enderezando su torcida conducta, ser valores positivos para el futuro de nuestra Patria, ya que Dios en su infinita bondad siempre perdona al pecador arrepentido.

 

Ojalá el eco de mensajes cívicos y específicamente cristianos que a menudo se nos dan, penetren la conciencia ciudadana de quienes los recibimos, yendo más allá de los confines patrios; y cambiando erróneas y ególatras mentalidades, por el bien de todos, nos den la fuerza de voluntad necesaria para, haciendo acto de presencia en todo lo positivo sin permitirnos la indiferencia a actitudes negativas, que en todo concepto hacen daño. [email protected]

 

Radio Corporación archivo

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