María Salomé López encontró en su cultivo de cacao una oportunidad para dejar de emigrar hacia Costa Rica. Ahora, ella no sólo se dedica junto a sus pequeños hijos a cultivar cacao, sino también a fabricar chocolates artesanales de distintos sabores que deleitan a los turistas que se hospedan en cinco hoteles que bordean el río San Juan. También otras productoras están desarrollando pequeños negocios chocolateros en la zona. Esto ha sido posible por un programa del Instituto para el Desarrollo y la Democracia (Ipade) y la Cooperación Austriaca.
LAPRENSA/ O. VALENZUELA