Lento, pero a paso firme, el presidente Daniel Ortega estaría intentando desmontar la democracia en Nicaragua, advirtió Edmundo Jarquín, coordinador de la Alianza Movimiento Renovador Sandinista.
Jarquín, quien el sábado participó en la marcha cívica organizada por la sociedad civil y partidos políticos opositores, sostuvo en su programa semanal El Pulso de la Semana, que en la actualidad existen “golpes de Estado” con la participación de las fuerzas armadas, y “golpes desde el Estado”, que es cuando una autoridad busca beneficios personales retorciendo las leyes.
A criterio de Jarquín, la vía que siguió el presidente Ortega para aspirar a una reelección en 2011, mediante una “sentencia judicial” firmada sólo por seis magistrados sandinistas y contraviniendo abiertamente a la Constitución, se trata de un “golpe desde el Estado”.
“Un Presidente, democráticamente elegido, haciendo uso del poder presidencial, comienza a desmontar lentamente a la democracia. En primer lugar, a las reglas del juego democrático electoral que fueron el origen de su Gobierno. Es lo que está ocurriendo en Nicaragua”, indicó Jarquín, quien fue candidato presidencial en el 2006.
DICTADURA HETERODOXA
“El caso de Nicaragua y otros relativamente semejantes en América Latina, como Venezuela, ha dado origen al concepto de dictadura heterodoxa. Mientras la dictadura ortodoxa dependía fundamentalmente de la represión militar, este nuevo tipo de dictaduras descansa en la represión institucional: el acoso administrativo y económico, el chantaje judicial, la persecución fiscal, y el uso de la violencia de grupos con licencia para agredir”, añadió Jarquín.
Y en la diferencia está la semejanza —concluyó Jarquín—, porque las dictaduras, ortodoxa o heterodoxa, tienen un punto en común: “El fraude electoral, no permitir que los votos se cuenten bien. Entonces, ortodoxa o heterodoxa, dictadura al fin”.
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