Querida Nicaragua: Luego de haber asistido a la marcha democrática donde en forma cívica, pacífica, pudimos recorrer libremente las calles con el derecho que nos asiste, creímos ingenuamente que el Gobierno se había puesto una flor en el ojal. Creímos que había entrado en razón y comprendido que la voluntad popular no puede ser reprimida por fuerzas de choque a punta de pedradas, morterazos y garrotazos. En el fondo estábamos felicitando al Presidente por el cambio de actitud frente a la oposición.
En efecto, marchamos con gran alegría, sin ofensas para nadie, saludando a viejos amigos y contentos de haber participado en una marcha ejemplarmente pacífica, como se hace en los países democráticos.
Lo que no sabíamos era que a lo largo de las carreteras hacia León, Matagalpa, Jinotega, Estelí, Somoto y Ocotal, había varias emboscadas; grupos de forajidos esperaban en lugares estratégicos, el paso de los autobuses y demás vehículos que regresaban a sus puntos de origen luego de asistir a la marcha.
Las turbas rompieron a pedradas las ventanillas de los vehículos y provocaron por lo menos una veintena de heridos y se reporta una persona muerta.
Al tiempo que esto ocurría se preparaba la manifestación gubernamental frente al hotel Princess, donde se bailaba y se cantaba esperando la llegada, como siempre tardía, del señor Presidente.
Unas dos horas más tarde don Daniel hablaba en cadena de radio y televisión y entre otras cosas sugería la reconciliación, la unidad nacional de todos los nicaragüenses para poder enfrentar los problemas de la crisis económica mundial. No dijo una palabra de la marcha democrática de esa mañana, ni de la protesta popular por el fraude y la proyectada reelección. Defendió el derecho de los pueblos a elegir a quien quiera, pero se cuidó de mencionar que ese mismo pueblo eligió alcaldes hace un año y sus votos fueron manipulados, falsificados y robados. El Consejo Supremo Electoral, con la anuencia del Ejecutivo, se encargó de usurpar más de cuarenta alcaldías para dárselas al partido de gobierno. De manera que la voluntad popular no vale cuando hay funcionarios corruptos que se roban los votos del pueblo.
Don Daniel en su discurso aceptó la escogencia que el Ejército hizo del que será su nuevo Jefe a partir del próximo febrero, y después de ponderar las cualidades del alto militar, simuló una supuesta consulta pidiendo al “pueblo presidente” levantar su mano para elegir al nuevo jefe del Ejército. No lo nombro yo, es el “pueblo presidente” quien lo nombra, dijo, menospreciando una vez más la inteligencia del pueblo nicaragüense.
Con la marcha democrática del sábado quedó demostrado el espíritu de lucha del pueblo nicaragüense, su deseo de resolver los problemas nacionales por la vía de la presión popular cívica, ya que los diálogos no parecen ser instrumentos efectivos frente al gobierno de don Daniel. También fue notorio el deseo de unidad de todas las fuerzas políticas y organizaciones cívicas, que juntas pudieron expresar sus protestas por el fraude electoral que nos tiene en lamentable situación económica y por la amenaza de la reelección que pretende eternizar en el poder al partido frentista.
En cuanto a la “unidad del pueblo nicaragüense” de que habló don Daniel en su discurso, es difícil de conseguir mientras haya fuerzas de choque con licencia para apedrear, garrotear y hasta matar. La unidad sólo puede darse cuando hay buena voluntad, patriotismo, honradez y respeto al prójimo.
El autor es director general de Radio Corporación.
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