Daniel Ortega ha vuelto a amenazar al Diario LA PRENSA, ahora porque nos hemos opuesto aunque infructuosamente a que se aumenten los impuestos al pueblo. Por eso, Ortega acusó el jueves de la semana pasada a LA PRENSA de promover “una política terrorista”, una acusación temeraria que si Daniel Ortega tuviera un mínimo sentido de responsabilidad y de respeto al cargo público que desempeña, debería de abstenerse de hacerla y en todo caso tendría que probarla públicamente.
¿Acaso es delito y mucho menos terrorismo, ejercer el derecho de libre información y opinión que está garantizado en la Constitución de Nicaragua y en las convenciones internacionales de Derechos Humanos? ¿Cuál es la disposición constitucional o ley ordinaria que prohíbe criticar la imposición de más cargas fiscales al pueblo empobrecido, que arruinarán a muchas empresas privadas de todos los tamaños y por ende a la economía nacional en general? ¿No es más bien terrorismo de Estado abusar del poder gubernamental para acusar y amenazar irresponsablemente a un medio de comunicación? ¿Será que Daniel Ortega está tratando de justificar de antemano una represión directa contra LA PRENSA en particular y contra la libertad de expresión y de información en general?
Son muchísimas las veces que Daniel Ortega ha amenazado y agredido a LA PRENSA. Lo hizo en el pasado, cuando era coordinador de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional, primero, y Presidente de Nicaragua después, en la época de la primera dictadura sandinista. Y ahora que de nuevo es titular del Ejecutivo, son tantas las veces que Daniel Ortega ha amenazado a LA PRENSA que ya perdimos la cuenta. Pero nunca hemos dejado de denunciar públicamente sus amenazas y agresiones. Aunque no haya justicia en Nicaragua, lo peor que se puede hacer es no denunciar los abusos, porque callarlos conduce a acostumbrarse a ellos.
Por eso es que LA PRENSA siempre ha denunciado las amenazas y agresiones de Daniel Ortega, como también las denunció cuando era víctima de la dictadura somocista. Inclusive en los períodos cuando Somoza y Ortega impusieron la censura o impidieron la publicación de LA PRENSA, ésta se las ingenió para denunciar las agresiones y las injusticias dentro y fuera del país. Hasta mandaron a matar al doctor Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, nuestro Director Mártir, pero LA PRENSA no cesó de denunciar los abusos de poder y las injusticias.
En la nueva etapa oscura que vive el país desde que Daniel Ortega volvió a la Presidencia de Nicaragua en enero de 2007, éste ha insultado y amenazado sistemáticamente a LA PRENSA, personalmente y a través de sus numerosos medios de propaganda. El régimen orteguista ha ultrajado a periodistas de LA PRENSA, ha acusado y condenado judicialmente a su director y su jefe de redacción, la ha presionado fiscalmente mediante la aplicación de la inconstitucional Ley Arce contra la libertad de prensa, ha suprimido las pautas publicitarias del Estado, le niega información de interés público, etc.
Ahora Daniel Ortega ha atacado de nuevo a LA PRENSA —y lo ha hecho ante los mandos del Ejército, como para infundir más miedo— , acusándola de terrorismo y amenazándola que la va a castigar con la coyunda fiscal. Pero por supuesto que LA PRENSA no se va a amedrentar a con estas nuevas amenazas de Ortega, como no fue amedrentada en los fatídicos años ochenta del siglo pasado cuando la primera dictadura orteguista, y como tampoco se amedrentó ante el régimen dictatorial de los Somoza aunque tuviera que ofrendar la vida sagrada del doctor Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en cuya sangre libertadora se ahogó la dictadura somocista.
Sin duda que el objetivo de Daniel Ortega, al amenazar a LA PRENSA y de manera irresponsable acusarla de “terrorista” porque ejerce el derecho a la libertad de información y opinión, en el mejor de los casos es el de intimidarla para que no siga denunciando los abusos de poder, las ineficiencias administrativas y la corrupción gubernamental. Y en el peor de los casos es el de preparar el ambiente para reprimirla de manera directa y violenta.
Pero así como Daniel Ortega no cesa de insultar, amenazar, agredir y reprimir, LA PRENSA tampoco deja de informar, opinar, denunciar, decir la verdad, defender el derecho a la libre expresión, luchar por la libertad y la democracia. Y lo seguirá haciendo cueste lo que cueste.
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