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El cambio climático debe llegar al turismo

Por Ana Carolina Somarriba

El cambio climático se ha puesto de moda, pero como toda moda, no todos siguen sus tendencias. En este caso es lamentable.

Los expertos advierten que Centroamérica esta entre las regiones de los países en desarrollo que más sentirán los efectos del cambio climático, debido fundamentalmente a la disminución de la precipitación y aumento de las sequías. Los gobiernos de la región han reconocido la necesidad de impulsar medidas para que Centroamérica reduzca su vulnerabilidad a los cambios del sistema climático global. A estos efectos, se ha diseñado una Estrategia Regional y se impulsa una consulta que alimente el posicionamiento oficial de los gobiernos en la Conferencia de la Naciones Unidades frente al Cambio Climático que se esta celebrando en Copenhague.

Sin embargo, no todos los sectores se ven reflejados y ése es el caso del turismo: los riesgos también afectarían las inversiones turísticas derivándose en pérdidas económicas que al final tendrían consecuencias en la generación de empleo local y en la dinamización de otros sectores.

El impacto más amplio del cambio climático en el negocio turístico es que los turistas modificarán sus preferencias de viajes, en tiempo y espacio. Esto quiere decir que la demanda sufrirá cambios de consumo y en su elección por unos u otros destinos turísticos, ya sea porque sus propios países tienen climas más cálidos o porque las medidas para la reducción de gases de efecto invernadero del transporte aéreo elevarán sus costos.

Ante esto, el turismo regional debe pensar en estrategias de mercado para la adaptación del sector en un mercado turístico cambiante. Esto en términos de estrategias de promoción y comercialización pasa por aumentar los presupuestos nacionales y empresariales.

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Los eventos naturales causados por la variabilidad climática, el aumento de las temperaturas y los riesgos de enfermedades y afectaciones para la salud, pueden provocar grandes pérdidas económicas, lo que esta comprobado por lo sucedido en México con la gripe A o el sureste asiático con el tsunami de 2004.

Según estudios realizados recientemente en Centroamérica, el aumento de la temperatura y reducción de las precipitaciones afectarán la disponibilidad del recurso hídrico para todos los usos (doméstico, agricultura, mantenimiento de la base ecológica, etc.), y la escasez de agua será más acentuada en el litoral del Pacífico, donde se observa una mayor concentración de la población.

El recurso hídrico es uno de los elementos más importantes en inversiones turísticas vinculadas a sol y playa que incorporan elementos como campos de golf (imaginemos un campo de golf sin regarse), por lo que si no se hace nada, las consecuencias serán nefastas no sólo para el turismo si no también para las poblaciones locales. Esto es agravado por la falta de una gestión territorial eficaz, una legislación que no toma en cuenta los efectos futuros del cambio climático incluido el aumento del nivel del mar, la falta de aplicación de mecanismos de gestión ambiental y de ordenamiento sostenible del territorio.

En el caso de América Central, los sectores más vulnerables son los que dependen del agua: agua potable, energía hidroeléctrica, agricultura (seguridad alimentaria), salud y la biodiversidad (terrestre y marino-costera). Por su vinculación con ellos, el sector turismo debería estar implicado en este tema, sobre todo por el hecho que enfrenta un doble vínculo con los retos derivados del cambio climático: el primero es la contribución a su mitigación y el segundo es su capacidad para la adaptación, reduciendo su vulnerabilidad.

El sector necesita replantear los modelos de desarrollo turístico que hasta ahora se observan y los viejos paradigmas que el turismo es completamente bueno, deben dejarse atrás; máxime en esta la era de la globalización económica y el cambio climático que comporta un amenaza inequívoca para la supervivencia y los medios de vida de las poblaciones mas pobres de la región.

Finalmente, si la intención política de la región es enfrentar de forma transversal la amenaza del cambio climático — institucionalidad, generación de capacidades técnicas, estrategias de reducción de riesgos y vulnerabilidad de los sectores más empobrecidos, financiación de mecanismos y estrategias de adaptación— debe tomarse en cuenta al Sector Turismo y éste debe involucrarse activamente.

Es hora de no darle la espalda a las tendencias.

La autora es Consultora en Turismo,  Valencia, España.

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