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Virgen La Purísima es cada vez más catracha

Las primeras detonaciones de los cohetes de vara a las 7:00 de la noche anunciaron la fiesta. Las calles de las colonias Río Grande Sur y Loarque se convirtieron en un alegre carnaval donde prevaleció el fervor y la devoción por la Virgen María bajo la advocación de la Inmaculada Concepción o Purísima.

Tomado de El Heraldo

Tegucigalpa, Honduras.- Las primeras detonaciones de los cohetes de vara a las 7:00 de la noche anunciaron la fiesta.

Las calles de las colonias Río Grande Sur y Loarque se convirtieron en un alegre carnaval donde prevaleció el fervor y la devoción por la Virgen María bajo la advocación de la Inmaculada Concepción o Purísima.

¿Quién causa tanta alegría? ¡La Concepción de María! Con esta porra gritada a todo pulmón al son de las matracas hizo su arribo la tradicional Gritería, la noche del lunes, previo a la solemnidad de la Inmaculada Concepción que celebra su día el 8 de diciembre.

Esta festividad Mariana representa un intercambio cultural entre dos pueblos hermanos: Nicaragua y Honduras, motivados por mantener viva la devoción a la Virgen.

La alegría se sentía a cada paso, pues como cada año no faltaron los juegos pirotécnicos como el toro fuego, la mojigangas gigantonas, los enanos cabezones, los pepes y la música amenizada por Los Chicheros, procedentes de Chinandega.

Sumado a ello la algarabía de los presentes, quienes a viva voz rindieron honores a la Inmaculada Concepción de María.

En ambos sectores fueron colocados 70 altares, que con devoción cobijan la imagen de la virgen concebida sin pecado original.

Si hablamos de la expresión de las fiestas religiosas populares, La Gritería ocupa el primer lugar.

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Esta conmemoración surgió a inicios del siglo XVIII en la ciudad de León, Nicaragua, como una antesala a la fiesta de La Purísima -así llaman a la Inmaculada los nicaragüenses- que acontece cada 8 de diciembre.

En Honduras, y particularmente en las colonias Río Grande y Loarque, se cumplen 29 años de mantenerse esta tradición.

Bayardo Urcuyo, originario de León, Nicaragua, es quien difundió esta fiesta, que cada vez más se caracteriza por la hermandad, la unidad familiar y sobre todo el fervor sin límite demostrado a la madre de Jesucristo, a quien le cantan, rezan y elevan plegarias.

Con propiedad se puede decir que cada año esta celebración se vuelve más catracha, ya que acuden devotos de varios puntos de la capital.

La Gritería contagia a niños, jóvenes y adultos, quienes recorren los altares, y se les invita a degustar platillos, bebidas y dulces tradicionales de ambos países, entre estos yuca con chicharrón, tamales de cambray, tacos, buñuelos, ayote en miel, dulces a base de pinol y refresco de cacao con leche, entre otros.

“Cuando yo llegué aquí a Loarque, invité a mis vecinos a celebrar a mi Purísima, hoy esta fiesta es ya una tradición y con ella celebramos la hermandad de dos países que son hermanos y que necesitan vivir en paz”, declaró Bayardo Urcuyo.

La fiesta de La Gritería y La Purísima no tendría ese sabor especial sin la presencia de la gigantona y los enanos cabezones.

Se trata de un baile popular, de características jocosas, que va acompañado con música de viento.

Este baile era muy utilizado en tiempos de la época de la colonia, cuando España perseguía con interés someter a los indígenas.

Los enanos cabezones, en el afán de hacer notar su inteligencia, por medio de la danza se burlaban de la mujer española, de larga cabellera, ataviada con sombreros coloridos y enaguas despampanantes. Mientras la gigantona daba vueltas y vueltas los cabezones le recitaban coplas.

En diciembre de 2010, esta festividad cumplirá 30 años de haber llegado al país y de mantener unidos a través de la devoción a la Virgen María los lazos fraternales entre Honduras y Nicaragua.

Para entonces las comunidades de Río Grande y Loarque se preparan para unirse nuevamente en el fervor, apegarse al amparo maternal de la Inmaculada Concepción y difundir una tradición que cada año se vuelve más catracha.

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