PROCURADOR
En medio de tanta mala noticia, una buena: hoy es el último día como Procurador de Derechos Humanos del comandante Omar Cabezas. Como persona, Cabezas me cae bien, es gracioso, histriónico y disfruté mucho cuando en mi juventud leí su libro La Montaña , pero como Procurador, hay que decirlo, fue una vergüenza. Todo lo justificaba de un lado y todo lo condenaba del otro. Y siempre encontró en la conspiración del imperio, y la omnipresente mano de Negroponte, la explicación disparatada a todos los males que sufre Nicaragua: desde los envenenados por consumo de metanol hasta el paso del huracán Félix. Daba pena. No era ése su lugar.
REPONSABILIDADES
Esto me trae a la pregunta: ¿De quién es la responsabilidad del desastre? ¿Del que pone en el puesto a un incapaz (para ese cargo, aclaro) o del que acepta ese puesto a sabiendas que eso no es lo suyo? Si a mí me ofrecieran, por ejemplo, el ministerio de Hacienda, por supuesto que terminaría en un desastre. Y la responsabilidad será mía por aceptar una responsabilidad que está fuera de mis capacidades, pero también, y tal vez en primer lugar, de aquellos que a sabiendas, o por pura maldad, me pusieron en ese cargo para que fracasara.
INEPTITUD
El gran problema es que el gabinete de este gobierno, salvo muy raras excepciones, derrocha ineptitud. Parece que la incapacidad para el cargo fue requisito para escoger a los ministros y directores de entes. Y no vayan a creer, entre los orteguistas hay gente muy inteligente, y muy preparada, que por alguna extraña razón no fue escogida para los cargos importantes. Alguien dijo por ahí que a Ortega le gusta rodearse de mediocres para que no lo opaquen. ¿Llegará a tanto?
REPRESOR CONFESO
Miren cómo se pone en evidencia un mal gobierno. Daniel Ortega acusó recientemente a LA PRENSA de hacer terrorismo. Y en consecuencia pidió que se le pasara información de las exoneraciones para ver qué represalias tomaba por ahí. Ahí está el problema. Es que si este diario está haciendo “terrorismo” (una figura definida en el artículo 394 del Código Penal), pues que lo lleve a los tribunales por eso. Y lo demuestre. Pero que no venga a decir una cosa, al peso de la lengua, para tomar las represalias que quiere tomar y que todos sabemos que son por motivos ajenos al terrorismo con que las quiere justificar. No le luce eso a un presidente.
MAYORÍA
Evo Morales ganó con el 60 por ciento de los votos las elecciones pasadas en Bolivia. Qué bien por Morales. Uno puede tener su simpatía por uno u otro candidato, por una u otra tendencia ideológica, pero al final se debe respetar sobre todo la decisión que toma la mayoría, aunque no me guste. El problema es que aquí, Daniel Ortega quiere gobernar como si fuera mayoría, y va a elecciones municipales y se inventa una mayoría que no tiene, y quiere que a la brava se le reconozca como mayoría con un silogismo que de tan absurdo da más lástima que risa: “Si yo represento a los pobres, y los pobres son mayoría en Nicaragua, entonces yo tengo que ser mayoría”.
FASCISMO
Esto de sentirse el elegido, sin necesidad de someterse a la voluntad de las mayorías, es parte de la esencia del fascismo que vemos renacer en tantas actitudes del orteguismo. Ya lo dijo en su momento Hitler parafraseando a Jesús: “Es más fácil ver a un camello pasar por el ojo de una aguja que descubrir un gran hombre por medio de la elección”.
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