Aunque cada uno las ve de diferente manera, en lo que sí coinciden los políticos de oposición es que la participación de Nicaragua en las constantes Cumbres que realiza la Alianza Bolivariana para las Américas (Alba) le han dejado muy poco al país y “mucho” al presidente Daniel Ortega.
Los presidentes de los países del Alba se reúnen este fin de semana en La Habana, Cuba, en su quinta cumbre de este año.
Edmundo Jarquín, dirigente del Movimiento Renovador Sandinista (MRS), considera que a excepción del alivio en la balanza de pagos de la factura petrolera, no hay otro beneficio para Nicaragua, ya que los consumidores pagan los combustibles al precio internacional.
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Además, esos recursos no se usan en el presupuesto de la nación y el manejo discrecional, “casi misterioso”, que se les da, “está apalancando de manera gigantesca la corrupción”.
Jarquín opina que, “salvo las razones ideológicas”, no hay ninguna necesidad de pertenecer al Alba, ya que existen otros 24 países que reciben los mismos beneficios a través de Petrocaribe sin ser parte del Alba.
Señaló que la diplomacia de las cumbres es un signo inevitable de la vida moderna, que muchas veces contribuye a formar vínculos de confianza; pero atribuyó al “caudillismo” de los integrantes del Alba el hecho de que tengan que reunirse con tanta frecuencia.
CAUDILLOS ATRASADOS
“Si se tienen que reunir tantas veces en un año, significa que los canales institucionales no funcionan. Es la personificación de la política del Estado, signo de los caudillos más atrasados”, dijo Jarquín.
El diputado Eduardo Montealegre considera que las “cumbres” son tan frecuentes porque ahí lo que se da es una relación patrón-empleado, donde los empleados, entre ellos Ortega, deben rendir cuentas al patrón que es Hugo Chávez y luego aprovechar para repartirse las ganancias.
Indicó que a Nicaragua esas cumbres no le han dejado nada, porque las plantas eléctricas que primero donaron, ahora hay que pagarlas y el petróleo también se paga y a aprecio del mercado.
Además, el grupo Alba compró un hotel en Managua que no ofrece ningún beneficio al Estado. En cambio, a Ortega algo le debe quedar de los 500 millones de dólares que mueven al año sus negocios con Chávez.
“Lo único que nos ha dejado el Alba es más miseria, atropellos políticos y dividendos para los socios, es decir para Daniel Ortega”, dijo Montealegre.
OTRA CONTRADICCIÓN
El ex canciller y diputado liberal Francisco Aguirre Sacasa dice que la asistencia de Nicaragua a todas las cumbres del Alba es otra contradicción de la política exterior del país, ya que Ortega desiste de asistir a otras de mayor relevancia y no falta a éstas que dejan “muy poco valor agregado al país”.
“Ahí sacan alguna ventaja los países que asisten por primera vez, pero en las visitas posteriores es muy poco lo que se obtiene. Son tan repetitivas y tienen tan poca importancia y consecuencias, que será otra más del taller Cajina”, comentó Aguirre.
Aconsejó estar pendientes para confirmar si en esta cumbre, en Cuba, finalmente Ortega logra tomarse una foto con Fidel Castro y si el canciller Samuel Santos lo acompaña, porque en estos tres años no lo ha acompañado a ninguna.
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