Nicaragua podría tomar notoriedad el próximo año en la XVI Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 16) de México, si el Gobierno decide utilizar las ventajas que tiene el país para sobresalir entre las naciones centroamericanas y caribeñas, según Oxfam, organización internacional dedicada al desarrollo humano.
Oxfam calificó de “excepcionales” las condiciones que tiene Nicaragua frente a la COP 16, entre otras razones, porque es el único país de la región que cuenta con una estrategia nacional para enfrentar el cambio climático, además de tener datos completos y confiables de las afectaciones que causa el fenómeno.
“Si se implementara la estrategia nacional y se acompañara de un plan de implementación, Nicaragua tiene condiciones excepcionales, sobre todo si se logra mapear todas las áreas boscosas del Atlántico”, mencionó Carlos Antonio Ling, jefe de Ayuda Humanitaria y Gestión del Riesgo, de Oxfam.
“Nicaragua está excepcionalmente posicionada para ser un vocero regional para México, el SICA (Sistema de Integración Centroamericana) y el Alba (países que pertenecen a la Alternativa Bolivariana de las Américas, liderada por Venezuela)”, agregó.
Sin embargo, Ling reconoció que esto no es suficiente, ya que faltan otros elementos. “Una legislación nacional, criterios de implementación entre la cosa estatal y la cosa privada, los gobiernos regionales y municipalidades, (aspectos) que se destrabarían rápidamente si hubiera voluntad política”, expresó.
Aparentemente la voluntad política es la roca en el zapato del Gobierno actual, ya que hasta ahora no ha publicado la Estrategia Nacional de Cambio Climático a pesar de las necesidades de los productores y la amenaza de hambruna que trajo la sequía.
“Nicaragua es probablemente el país de Centroamérica y el Caribe que tiene mejores datos, una estrategia de cambio climático, tiene condiciones de pasar rápidamente de ser ‘Cenicienta’ a tener una estrategia en todas las columnas, pero (el problema) es falta de decisión, y que esa decisión sea incluyente, está en condiciones de hacer algo fabuloso”, comentó Ling.
Entre las incoherencias de lo que tiene y lo que hace el Gobierno, está la Estrategia Nacional de Cambio Climático, que impulsó pero no la publicó. Este mismo año tuvo la responsabilidad de lanzar la estrategia para Centroamérica, pero tampoco lo hizo. Y a la COP 15 de Copenhague sólo mandó a dos representantes, aunque Ling aseguró que habían otros de la sociedad civil.
Oxfam considera que Nicaragua necesita hacer de México una pequeña Copenhague, ya que contará con la ventaja de que el encuentro se realizará en una de las regiones más afectadas por el cambio climático, por lo que es probable que los países ricos tengan más conciencia del problema al verlo de forma directa.
Pero antes, el Gobierno nicaragüense necesitará hacer una transformación a nivel interno.
“Una cosa es explicar a la población y dar unas ideas, pero requiere de un cambio de cultura, involucrar a todos los sectores con responsabilidades, el Estado, la sociedad civil, empresa privada…, es un trabajo muy arduo, pero es más fácil para Nicaragua”, aseguró Ling.
“ACUERDOS DEFICITARIOS”
La oportunidad de Nicaragua no puede llegar en un mejor momento, según Ling, porque la COP 15 dejó la sensación de no haber logrado lo que se deseaba, un compromiso serio de los países industrializados para enfrentar el cambio climático. Al final ocurrió lo que se esperaba: acuerdos sin obligaciones.
“No sólo no se cumplió, sino que estamos un paso atrás, porque se perdió la confianza”, comentó Ling.
Al final, Copenhague no se convirtió en el sitio ideal para un acuerdo definitivo, por lo que el progreso fue limitado.
“Pone mucha carga política de parte de los diferentes países y obliga a acelerar las cosas, porque, al no haber fecha para la reducción de emisiones, o haber fechas variables, obliga a que la sociedad civil tengamos que apretar más para llegar a un acuerdo vinculante”, explicó el especialista de Oxfam.
La urgencia es garantizar que el planeta no se calentará más de dos grados centígrados en 2020 con respecto al promedio de 1990, para evitar catástrofes extremas recurrentes.
Para lograrlo hay que detener la contaminación de la atmósfera, lo que choca con el desarrollo económico, porque las industrias necesitan “quemar” dióxido de carbono. De ahí que se necesita castigar a quienes contaminan.
Ling destacó que el lado positivo de la COP 15 es que los países desarrollados se comprometieron a aportar 100 billones de dólares para enfrentar el cambio climático de cara al 2020.
La duda está ahora en los tiempos en que el dinero será desembolsado. Los países más beneficiados serán los que tomen el tema con mayor voluntad política.
“Frente a la COP de México hay mucho trabajo preparatorio… no es lo mismo estar en Dinamarca que estar donde el agua no llega a las casas… se requiere mucha buena voluntad y cambiar el mensaje de intereses a derechos, no llegar con posiciones de país”, afirmó Carlos Antonio Ling, jefe de Ayuda Humanitaria y Gestión del Riesgo, de Oxfam.
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