Por Martha Solano Martínez
Fotos de La Prensa/Archivo
[email protected]
Arnoldo Alemán está moviendo sus fichas para conseguir la candidatura presidencial en las elecciones del 2011. Uno de los ex presidente más corruptos del mundo quiere ocupar la silla. Otra vez. Quiere repetir las “obras y no palabras” que pregonó durante su periodo presidencial (1997-2002), pero esta vez para lograrlo deberá demostrar si es el candidato idóneo dentro del liberalismo que por ahora busca una unidad entre sus distintas vertientes.
Además, este Arnoldo Alemán que anunció sus aspiraciones presidenciales desde su hacienda El Chile, a principios de semana, deberá desenmascarar su jugada. Por una parte, aún mantiene los vicios de pactar con el FSLN para continuar con las cuotas de poder que le permitieron las “negociaciones” de las instituciones del Estado en 1999. Ya lo hizo en los recientes nombramientos en los tribunales de apelaciones, y lo continuará haciendo bajo la justificación de que no hay votos suficientes en la Asamblea Nacional para imponer la propuesta de nombrar a funcionarios profesionales y honestos, en lugar de serviles político; pero sobre todo, continuará la negociación de funcionarios porque al PLC le interesa mantener su cuota de poder.
Ahora, si llegase a ser el candidato de la tan buscada unidad liberal, o de su Partido Liberal Constitucionalista -en el último de los casos- Alemán necesita superar dos grandes retos.
El primero. Limpiar la imagen de presidente corrupto que le quedó luego del fallo judicial del 2002, en el que se le acusó de malversación del erario público, lo que desde entonces le generó una “caída libre” en la aceptación y popularidad entre la población en general.
Y el segundo. Para ocupar nuevamente la silla presidencial, antes tendrá que conquistar a por lo menos el 40 por ciento de la población votante que se declara como independiente. Es decir, aquellos que no simpatizan con ningún partido político actual y que en la práctica, son el grueso del electorado nicaragüense. El Arnoldo Alemán de ahora, además de tener menos peso, posee menos simpatizantes.
Algunos liberales lo siguen viendo como el líder. Pero como no sólo de liderazgo se sostiene a un candidato, desde la óptica de Raúl Obregón, de la firma encuestadora M&R, para que el deseo de Alemán se vuelva realidad necesita antes recuperar la credibilidad que ha perdido y disminuir el rechazo que hacia él ha aumentado en los últimos años producto de la imagen de corrupto que se forjó durante su gobierno y el posterior proceso judicial que le siguió. Además el pacto que ideó y mantiene vivo con el Frente Sandinista, lo que le ha permitido al PLC mantener cierta cuota de poder en las instituciones públicas.
El electorado nicaragüense está dividido en tres grupos. Un 32 por ciento simpatiza con el FSLN y Daniel Ortega. Un 16 por ciento simpatiza con otros partidos políticos, especialmente liberales. Y después de eso, un 48 por ciento de los votantes no simpatiza con ningún partido político, éste es el llamado segmento independiente.
Según Obregón, la popularidad de Arnoldo Alemán se centra en el segmento de los que simpatizan con cualquier otro partido que no sea el Frente Sandinista. Entre esa gente su popularidad alcanza un 65 por ciento, sin embargo, a nivel global Alemán “es uno de los políticos que tiene muy poca aceptación, que es de un 25 por ciento, pero el rechazo llega a ser de un 60-65 por ciento”, detalla el estadista.
En ese aspecto, el ahora presidente Daniel Ortega supera a Arnoldo Alemán. “Visto uno a uno, el rechazo de Daniel Ortega anda por el 46-50 por ciento máximo, contra un 65 de Alemán. Y la aceptación de Ortega a veces llega a 38 por ciento”.
Obregón agrega que en cuanto a aceptación el otro que es visto como líder dentro del liberalismo, Eduardo Montealegre, está 15 puntos arriba en comparación con Alemán, pero igualmente este personaje se ha debilitado desde las elecciones de 2006, cuando postuló como candidato presidencial por el PLC.
[/doap_box]
Montealegre es visto todavía por algunos como el mejor de los líderes liberales, el menos malo, pero desde que comenzó su rosario de “divorcios y amoríos” entre los partidos con tendencia liberal existentes, su aceptación también ha ido en descenso.
En números de M&R, Montealegre tiene un balance negativo. El rechazo que posee es de un 45 por ciento y la aceptación del 42 por ciento. A los independientes no les agrada la “volatilidad” de Montelaegre.
Por ahora, las aspiraciones de un Arnoldo Alemán que tiene poco o nada de credibilidad entre los votantes independientes, goza del apoyo de las bases del PLC. Argüello Poessy, quien conoce desde hace años tanto a Alemán como a Montealegre, se atreve a asegurar que “en una primaria liberal Alemán barre con los ojos cerrados. Estoy seguro que Eduardo Montealegre, a quien tengo especial cariño y respeto, sería un candidato capaz, un buen presidente, pero en unas primarias no tengo ninguna duda que Alemán lo barre”.
El contralor resume todo en una “cuestión de don”. “Ese carisma de Arnoldo nadie más lo tiene. En cualquier primaria dentro del partido liberal Alemán barre a cualquier otro candidato. Hay que recordar que en el peor momento de Arnoldo Alemán, su partido obtuvo en las municipales anteriores más de 600 mil votos”. Además, recuerda que aún mientras Alemán estuvo preso, las bases liberales y el partido mismo continuó con él.
Mientras Alemán celebra su aspiraciones, Montealegre insiste en que éste no es el momento de hablar de candidaturas, y contrario a otros tiempos, ahora dice “no he dicho que soy candidato”.
Entre las prioridades de el ex candidato presidencial en el 2006, lo primero que se tenía que hacer y se hizo era no permitir la aprobación de la reelección continua en la Asamblea Nacional. Después de eso, entre enero y junio próximo, se deben centrar las fuerzas en la elecciones de profesionales calificados para los distintos puestos institucionales vacantes, entre ellos cargos del Consejo Supremo Electoral y la Corte Suprema de Justicia, donde “se necesita una transformación profunda”.
Y la tercera etapa es la electoral. “Empieza en julio. Ahí entonces vamos ver quién va a ser el candidato, pero no nos podemos adelantar a eso. Es irrelevante quien sea el candidato, porque si no transformamos el Consejo Supremo Electoral, Daniel Ortega se va a volver a robar las elecciones.
No es el momento de estar poniendo aspiraciones personales por encima de las necesidades del país.
Si presionamos todos, partidos políticos, sociedad civil, comunidad internacional, Daniel Ortega va a tener que ceder”, enfatiza Montealegre.
Unas elecciones bien contadas es también la necesidad de los partidos liberales. Eliseo Núñez Morales, que integra la comisión de unificación liberal, califica como “legítimas” las aspiraciones de Arnoldo Alemán. Pero le da mucha más importancia al método que los liberales vayan a utilizar para elegir a su candidato en las elecciones primarias que tienen fechadas para diciembre de este 2010.
“Creo que el compromiso de todos debe ser respetar el resultado de las primarias, independientemente de si les favorezca o no”, dice.
Según los planes, el primer domingo de diciembre los liberales realizarían sus elecciones primarias bajo los nuevos estatutos que están preparando en este momento.
Además de Alemán y Montealegre, Núñez Morales dice que hay otros nombres que no pertenecen a cualquiera de los partidos liberales que planean unificarse, que se han mencionado como posibles candidatos para las primarias, “pero eso lo veríamos cuando ya esté la unidad concretada”, dice.
Núñez espera que el candidato que finalmente elijan tenga la capacidad para negociar con las demás fuerzas políticas anti FSLN.
“Arnoldo tiene más anticuerpos con ciertas agrupaciones que los que pudiera tener otro candidato. Pero al final del día esto tiene que ser una coalición en la que todos cedamos algo y podamos salir adelante. La fuerza de negociar del candidato depende no de él, sino de la forma en que sea electo.
A Ortega le va ganar quien logre aglutinar a las fuerzas de oposición y a las independientes”, comenta Núñez Morales.
Entre las opciones que tienen contempladas, los liberales podrían realizar unas elecciones internas con un padrón electoral que restrinja el número de votantes. Pero también podrían abrir las urnas a cualquier simpatizante liberal que desee participar.
La elección de un método u otro dependerá de la capacidad organizativa de los liberales. Esto incluye el control de votantes, de manera que el Frente Sandinista no logre filtrar a sus simpatizantes entre los electores. Esta es también una de las posibilidades que tienen contempladas.
Ahora, y si Alemán fuese el candidato electo entre los liberales, ¿cuánta capacidad tiene para triunfar en unas futuras elecciones presidenciales?
En la realidad, si no lograra mejorar sus calificaciones entre la población, le quedan muy pocas oportunidades. Las tareas que tiene desde ya son mejorar su aceptación y disminuir el rechazo.
Si se diera el caso en el que Daniel Ortega lograra postularse como candidato presidencial, y el Arnoldo Alemán de ahora fuera el candidato de los liberales, el índice de abstención se podría disparar.
Ese es el pronóstico de Raúl Obregón, de M&R, quien calcula que se podría alcanzar más del 40 por ciento de abstención, sobre todo entre los votantes independientes.
“En este momento el votante independiente tiene un gran rechazo hacia Arnoldo Alemán. O sea, él no tiene ninguna credibilidad entre los independientes y remontar esa credibilidad, me parece, no estoy diciendo que no lo logre, pero sería una lucha titánica. El independiente está persuadido que Alemán pactó con Ortega, que Alemán es el responsable de que FSLN haya regresado al poder por haber bajado el 35 por ciento… en eso los independientes están convencidos, y además están convencidos de que Alemán tuvo un gobierno no tan honesto”, finaliza.