Conchudos
Con frecuencia me pregunto, ¿qué tiene que pasar para que estos magistrados del Consejo Supremo Electoral dejen sus cargos por sus propios pies? Todo mundo sabe que se robaron las elecciones pasadas, se lo gritan en las calles, diario lo leen mil veces en los periódicos y lo oyen en la televisión. Ya ni siquiera los invitan a eventos y cuando por protocolo hay que invitarlos, les piden que por favor no lleguen. Pero ahí andan, con su concha, aguantando todo hasta que los saquen de esos cargos que con tanta desvergüenza presumen. ¿Vale la riqueza acumulada tanto deshonor?
Fiesta hípica
Un amigo me contaba que en el desfile hípico del pasado 1 de agosto, don Roberto Rivas dispuso una gran tarima colmada de finos licores y abundante comida porque, como se sabe, dinero no les falta a esta gente. ¿Quién dice que el crimen no paga? Por las sillas vacías que esperaban, muchos debieron ser los invitados pero pocos los que se atrevieron a departir públicamente con tan siniestro personaje. Al final, dice mi amigo, comida y licores regresaron casi intactos por donde vinieron
- ENTREVISTA
- Tour
[/doap_box]
Salud nacional
Nicaragua no puede seguir funcionando con ese tumor en que se convirtió el CSE. No se trata de una actitud política, ni tiene que ver en esto simpatía partidaria alguna. Es un asunto de salud nacional. Al mismo Frente Sandinista le conviene desprenderse, cortar esa gangrena, que deslegitima todo lo que toca. Si al final de este año que comienza uno solo de estos magistrados estuviera aún en su cargo, tendríamos que aceptar que en este país murió la esperanza de resolver nuestros problemas conforme las reglas democráticas. Y si así fuera ¿qué queda?
Pobre defensa
Los pocos que se atreven a defender a este Consejo lo hacen o con silencios cómplices o con unos argumentos que de tan pueriles, lucen ofensivos. Veamos los dos más esgrimidos. “Este Consejo que ahora critican es el mismo que arbitró las elecciones de Alemán y Bolaños y ahí no decían nada”. No se dijo nada, o más bien se dijo poco, porque el robo descarado lo cometieron en noviembre 2008. Tampoco se acusó de fraude en la elección que dio como ganador a Daniel Ortega, así que no se trata de quién ganó sino cómo ganó ése que dicen que ganó. El otro argumento tiene que ver con lo anterior: “Hablan de fraude porque perdieron. Son malos perdedores”. Yo como una inmensa mayoría que no milita ni simpatiza con algún partido político en particular, perdimos, no porque ganara o perdiera tal o cual partido, sino porque nos quitaron el derecho de decidir con nuestro voto.
Todos pagamos
La prueba de que esto no es un reclamo de “perdedores” es que aun hoy, más de un año después, el CSE no ha podido publicar los resultados de esas desastrosas elecciones. No es una queja por los resultados, sino por el proceso. Y ese “proceso” que hicieron estos señores lo estamos pagando no sólo con la represión que se desató para evitar que se desbordara el reclamo, sino también con dinero que nos sacan del bolsillo para cubrir los huecos que provocaron en el presupuesto con sus fechorías.
Ahora o nunca
Por ello es que el tema del CSE es de tremenda actualidad, y lo que se haga o se deje de hacer ahora, en estos meses, cuando haya que elegir nuevos magistrados, determinará en gran medida la Nicaragua que tendremos en los próximos años. Ahora o nunca.
Ver en la versión impresa las páginas: 11 A