Se busca candidato o candidata a presidente de un país consumido por la pobreza y gobernado por la injusticia. Requisitos: ser persona estadista, con credibilidad y carisma, honesta, capaz de representar la posibilidad de un cambio y estar comprometida para hacerlo, que esté interesada en un consenso —no en pactos— y se preocupe por llevar a una nación hacia adelante y no por enriquecerse ella misma.
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- El ex ministro de la Presidencia durante el gobierno de Violeta Barrios de Chamorro (1990-1996), Antonio Lacayo Oyanguren, recuerda que para las elecciones de 1990, cuando igual gobernaba Daniel Ortega, catorce partidos de la oposición lograron articular una alianza que incluyó a liberales, conservadores, socialcristianos y hasta el Partido Comunista de ese entonces, “y se logró sacar a Daniel Ortega del poder”.
“Yo creo que cuando alguien va a construir una casa, a nadie se le ocurre poner primero el techo y después las columnas y las bases (…). Es como decir ‘yo me voy a sacar la lotería’ y sin haber comprado el billete”, compara Lacayo, para quien la aspiración presidencial del ex presidente Arnoldo Alemán no es seria, si primero no se eligen a magistrados electorales honestos para integrar un tribunal, que urge ser renovado para que cuente bien los votos.
Alemán se opone a la elección de nuevos magistrados electorales una vez que entre febrero y junio venza el período de los actuales, porque justifica que la oposición no cuenta con los 56 votos para reemplazarlos.
Pero Lacayo insiste en que es indispensable recuperar la confianza en el voto “y no debe pasar nada antes de eso”.
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“No aplicar si no reúne los requisitos mencionados”, bien podrían ser las últimas líneas de una convocatoria con los requisitos anteriores a la que dos ex funcionarios públicos y analistas políticos creen que deben ser invitados todos los sectores del país, en busca de un consenso de nación y un candidato o candidata que lo ejecute, en el que el primero en confirmar su aspiración —el ex presidente liberal Arnoldo Alemán (1996-2001)— realmente luce fuera de forma.
REQUISITOS
El ex ministro de la Presidencia durante el gobierno de Violeta Barrios de Chamorro (1990-1996), Antonio Lacayo Oyanguren, aseguró que las cualidades que debe reunir la persona que aspire a ejercer la Presidencia de la República en el 2012 debe tener características positivas muy específicas, y para él “Alemán no las reúne”.
Lacayo estima que los aspirantes a la Presidencia de la República en las elecciones del 2011 “deben combinar la capacidad de entusiasmar a la población con la posibilidad del cambio y de gobernar después de ganar las elecciones, además de crear los consensos básicos a nivel nacional —no pactos, que es muy diferente— para que este país avance en esos próximos cinco años hacia su desarrollo”.
“Es decir —agrega Lacayo— que atrás tienen que quedar las candidaturas de personas que buscan la confrontación, el insulto o la descalificación del oponente, porque al fin y al cabo en este país vivimos todos”.
El jurista y coordinador de la Coalición Democrática, Cairo Manuel López, también coincide en que el próximo Presidente de la República —y por tanto los que aspiren al cargo en las elecciones del próximo año— deben ser capaces de lograr un consenso en beneficio del país.
Para el también ex presidente de la Asamblea Nacional, a finales del gobierno de doña Violeta Barrios de Chamorro, es indispensable que el próximo mandatario tenga experiencia en cargos públicos y formación intelectual. Además, credibilidad y una alta capacidad de interlocución con todos los sectores.
López lamenta que los partidos políticos no elijan a personas con esas cualidades, a pesar de que el contexto de desesperanza así lo exige o que el caudillismo no permita emerger otro tipo de liderazgos frescos y creíbles.
“Llevar al electorado nicaragüense a la disyuntiva de decidir entre Arnoldo Alemán y Daniel Ortega es anclar al país en el pasado y no permitirle explorar nuevas formas de conducir a Nicaragua, y creo que ha llegado al momento del relevo o en todo caso tratar de darle participación a nuevas figuras u organizaciones para romper ese esquema partidista que nos ha mantenido en el pasado”, sugiere López.
Considera que la unidad de la oposición debe darse en torno a un programa y estrategias de gobierno, “en diseñar el país que queremos construir” y luego elegir a la persona capaz que sea aceptada por militantes o independientes.
MALAS REFERENCIAS
Según Lacayo, la mayoría de los nicaragüenses, que se identifican con la democracia y están en la acera opuesta al danielismo, están conscientes de que Ortega no tiene un compromiso con la democracia ni con el país, sino “con lo que en los ochenta se llamó el internacionalismo proletario y ahora se llama el Alba o socialismo del siglo XXI, es decir, el uso del poder para expandir una ideología que ya fracasó en la Unión Soviética, en Cuba y Venezuela. Es decir, es un promotor del fracaso”.
Agregó que el ex presidente Alemán fue electo con los votos de esa “acera antidanielista” y se suponía que iba a fomentar la democracia, pero en su lugar “fomentó el pacto y el entendimiento mafioso con Ortega para los beneficios personales de cada uno y comienza a traicionar a esos votos”.
Lacayo considera que los nicaragüenses han comprobado el daño de ese pacto “en la justicia, la repartición de las instituciones del Estado, el aumento de la corrupción y el aislamiento de las inversiones del país —sobre todo de los que no querían pagar coimas— y que llega al extremo de entregarle el poder a Ortega porque divide el voto liberal”.
A su juicio, es por esos efectos que el sector democrático se siente “profundamente decepcionado y traicionado”, al punto que considera que para Alemán hay “un rechazo mayor al del propio Ortega, porque de él ya se sabe lo que es, pero por Alemán está esa decepción profunda, porque llegó con el respaldo de los demócratas y resultó que en lugar de trabajar por la democracia y el progreso, trabajó por su interés personal, su enriquecimiento y su poder político”.
Lacayo cree que el próximo presidente también debe tener la capacidad para reubicar a Nicaragua en el mapa internacional, con una movilización que le permita conquistar la cooperación internacional e inversión extranjera, y estima que en cambio “Alemán se ha ido aislando del mundo”. Es otra mala referencia del ex mandatario, que un año atrás aún estaba condenado por delitos relacionados con la corrupción pública.
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