Debido al feriado de los dos viernes anteriores (25 de diciembre y 1 de enero) se me quedó en la computadora la columna que había planeado para fin de año. Pero aprovecho para publicarla como la primera del año 2010.
Se trata de la antigua creencia en el fin del mundo o el juicio final, que es parte de casi todas las religiones y mitologías del mundo y que los antiguos nórdicos o escandinavos llamaban el Crepúsculo de los Dioses.
Digo que en casi todas las religiones había y hay la creencia en el juicio final o el fin del mundo, porque hasta donde yo conozco en la mitología griega no existe ese mito. Y esto se debe, según el mitólogo, filósofo y humanista danés Heinrich Niedner (1875-1932), a que “los griegos amaban tanto a esta vida con todas sus vanidades, sus pompas y sus glorias, que creían que tenía que durar eternamente”.
En la mitología escandinava el fin del mundo o juicio final era denominado Ragnarok (palabra que literalmente quería decir ocaso o crepúsculo de los dioses), durante el cual debían morir todos los seres humanos, pero también todos los dioses.
Sin embargo, el Ragnarok no significaba simplemente el fin o la desaparición de todo lo existente, sino la regeneración, la vuelta a nacer en una condición espiritualmente superior, de todos los dioses, de todas las personas, de todas las criaturas vivientes y de todas las cosas existentes.
El mismo Niedner explicó que el significado filosófico del mito del Ragnarok consiste en que “el viaje a través de la vida ha sido largo, y no obstante, no hemos alcanzado el fin, pues el fin también es el principio. La muerte es el centro donde se encuentran el presente y el futuro. Cuando se acaba la vida, se produce un cambio. Surge un nuevo día y un sol sin sombra”. O sea que sobrevendrá una eternidad de perfecta armonía en la que dioses y personas vivirán juntos y para siempre en el mismo sitio, disfrutando de una deliciosa felicidad.
Pero el momento final, que da paso a la regeneración y el renacimiento total, es terriblemente destructivo, nada queda en pie y nadie salva la vida. Según una antigua Edda (como se les llama a las colecciones de antiguas leyendas nórdicas), la cual es citada por Niedner en su obra Mitología Nórdica , el Ragnarok es el momento en que “los hermanos masacran a sus hermanos; los hijos de hermanas hacen brotar la sangre uno al otro. La dureza de corazón reina en el mundo; la sensualidad es soberana. Es la edad de la espada, del hacha; los escudos son partidos en dos; es la edad de la tempestad y del asesinato, hasta que muera el mundo y los hombres no se salven y no tengan más piedad los unos por los otros”.
Advierte Niedner que en el Ragnarok “el lobo Fenris devorará al Sol, y será una gran pérdida para el género humano. El otro lobo (Moongarm) se apoderará de la Luna y causará, también él, grandes daños. Entonces las estrellas serán precipitadas del cielo, la tierra sacudida tan violentamente que los árboles serán arrancados de raíz, los fundamentos de las montañas se estremecerán y todas las cadenas saltarán en pedazos ”
Por cierto que algo así es lo que según la profecía maya deberá ocurrir el 21 de diciembre de 2012, o sea casi al final del primer año del siguiente período de gobierno de Daniel Ortega, si acaso éste logra su propósito de volver a reelegirse.
Ver en la versión impresa las páginas: 11 A