Querida Nicaragua: Aparecen pu-blicados en la prensa algunos de los personajes sugeridos por la democracia para futuros magistrados del Consejo Supremo Electoral. Siempre se critica que haya esa repartidera de cargos, y que sean los partidos quienes nombren a sus representantes.
A mi juicio lo malo no está en que los partidos escojan a quien quieran poner en esos cargos. Lo malo está en que los sugeridos no llenen los requisitos de honestidad, probidad administrativa, respetabilidad y demás cualidades que debe tener una persona que ocupará un cargo de tanta responsabilidad como es el proceso de cedulación ciudadana y sobre todo la organización de las elecciones cuando llegue la ocasión.
No importaría que el ciudadano que ocupe el cargo sea liberal o conservador, o socialcristiano, o sandinista, o socialista. Lo importante es que tenga el debido respeto por el voto de los ciudadanos y que sepa cuidar y preservar con rectitud los votos de cada quien, sumarlos adecuadamente y determinar que los resultados finales respondan a la voluntad popular y no a la de su partido.
Obviamente, los actuales magistrados demostraron no sólo incapacidad sino que complicidad en el gravísimo delito de alterar actas, cambiar cifras, permitir que los fiscales del partido contrario cambiaran los números y se adjudicaran votos que pertenecían a la alianza liberal. Ninguno de los magistrados de la alianza liberal fue capaz de denunciar el descarado conteo de votos. Se hicieron cómplices del frentismo, y del presidente del Consejo, el tristemente célebre doctor Roberto Rivas.
Con estos magistrados será imposible tener nunca una elección justa. Por eso es necesario cambiar de raíz a todos estos señores que no conocen la vergüenza ni les importa que los señalen como co-autores de semejante delito.
Es hora de escoger gente honrada, de exigir en forma cívica pero enérgica que no queremos que nuestros votos sean contados por magistrados como estos.
La correcta escogencia de los magistrados debe ser el primer paso que debemos dar. Es un paso más importante que escoger o sugerir candidatos, es más importante que hacer elecciones primarias, aunque todos estos sean pasos necesarios. Pero lo primero es lo primero y con ese Consejo Supremo Electoral no vamos a ninguna parte, y con una escogencia mala, en la cual aparezcan individuos venales, capaces de aceptar sobornos, conciencias vendibles, gente que no tiene vergüenza ni se respeta a sí misma, tampoco llegaremos nunca a contar los votos con seriedad y honradez y a respetar la voluntad de nuestro pueblo en la urna electoral.
Diariamente se habla de unidad, de primarias, de diálogos, de falta de inversiones y de empleos, de pobreza generalizada, pero primero que todo es la escogencia de quienes regirán el proceso electoral, pues una elección correcta nos pondrá en el poder porque somos inmensa mayoría y entonces podremos resolver todos esos problemas. Nominar gente honrada en el Consejo Supremo Electoral es el camino para poder llegar a una elección justa donde la democracia demuestre su fortaleza y su enorme mayoría, y pueda desde el poder recomponer todo lo que se ha descompuesto en la nación.
Y esto pasa por un buen Consejo Supremo Electoral, sin embargo, con el último decreto del Presidente queda demostrado y se queda corto todo lo expresado en este escrito. Habrá que buscar nuevos caminos y ojalá podamos encontrarlos.
Ver en la versión impresa las páginas: 11 A