Hace tres semanas, mi columna les dio siete tips para mejorar los hábitos alimenticios de sus niños y hoy les doy los detalles sobre el tip número tres: Controlar o limitar el consumo de grasas saturadas o no-nutritivas.
Las grasas contienen más calorías que cualquier otra comida, y por lo tanto, muchas madres buscan productos “bajos en grasa” para disminuir el consumo de calorías y controlar el peso.
El tipo de grasa, y no sólo la cantidad de grasa en total, es lo importante y al cuidar la alimentación de sus niños, vale apreciar estas diferencias. Las comidas que dicen en su etiqueta “grasa parcialmente hidrogenada” o “oleina de palma” o “grasas saturadas” o “grasas trans” son aquellas que ponen en peligro la formación de hábitos alimenticios que protejan la salud y funcionalidad del sistema cardiovascular y por lo tanto, deberían hacer un esfuerzo para eliminar o por lo menos minimizar el consumo de ellas.
Las grasas “trans” fueron inventadas en la industrialización de la preparación de comidas y en particular, deben ser eliminadas —son formadas en el proceso de hidrogenar las grasas y vienen en muchas comidas procesadas, de aderezos, galletas, tortas, cereales de desayuno, pollo y hamburguesas de las comidas rápidas, dips, chips, y popcorn, de hecho en muchas comidas en restaurantes que no llevan etiquetas—. Grasas, como el aceite de ajonjolí, el aguacate, aceite de canola o de nueces o de olivo cuentan con factores que ayudan en mantener la salud cardiovascular, llevan vitaminas solubles en grasa como la E, K, y A, y deberían ser incluidas en una dieta sana.
Restaurante La Ola Verde
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