Con el propósito de continuar engañando; Arnoldo Alemán y algunos “iluminados” ya comenzaron a proclamar, tratando inclusive de convencer a personalidades internacionales, que para derrotar al Orteguismo en las próximas elecciones generales del 2011, su participación en una Alianza es imprescindible; porque a pesar de todo el daño y el latrocinio causado al país y a la población, el arnoldismo representa una fuerza sin la cual es imposible derrotar al Orteguismo; pretendiendo con esta falsa aseveración, obligar a que la población votante en el 2011, se encuentre en la disyuntiva de tener que votar entre dos males igualmente siniestros, el orteguismo o el arnoldismo.
La premisa de su necesaria inclusión no solamente es falsa, sino que encierra el cinismo propio de la política tramposa propia del pactismo. Las encuestas enseñan de manera sistemática todo lo contrario. Producto de diez años de su matrimonio político con Ortega, bajo el disfraz de opositor y un falso ropaje antisandinista, el PLC ha bajado dramáticamente su nivel de simpatía. El 62 por ciento rechaza de manera categórica al pacto, y el 48 por ciento de la población votante se declara independiente.
Las cifras de votación revelan que la abstención es de un 20 por ciento. El 80 por ciento de los que si votan, se convierte en el 100 por ciento de los votos válidos; de los cuales el FSLN podría obtener 38 por ciento, y de la diferencia del 62 por ciento, el PLC conseguiría un 13 por ciento, y con el 49 por ciento restante se derrota al orteguismo y al arnoldismo.
Desde hace muchísimos años fue vaticinado que las extremas derecha e izquierda terminarían como en Nicaragua, emparejándose. La política es su mercado; la base política, su clientela, el presupuesto de la Nación junto con las coimas corporativas, su gran botín y la Constitución, promulgando leyes en su contra, su documento de provecho. En buen nicaragüense, son zorros del mismo piñal que tienen enfermo al país con la práctica sistemática de sus antivalores; privilegiando el robo sobre la honradez, la mentira y el engaño sobre la verdad, la traición y la deslealtad sobre la palabra dada, comprometida y hasta firmada; contaminando con esta conducta aberrante la moralidad de la Nación.
Nicaragua se encuentra dividida entre los que quieren que el país continúe enfermo, y desarrollándose basado en esos antivalores para seguirse aprovechando de él; y los que queremos una Nicaragua que sea conducida por un sendero ético y moral, compatible con la sociedad que queremos establecer.
Ni el Orteguismo, ni el arnoldismo representan alternativas para generar algo nuevo y diferente en beneficio del país y nuestro pueblo. Lo han demostrado fehacientemente con obras y no con palabras. Ésta es una guerra sucia alimentada por la corrupción, la impunidad de los corruptos, la abismal desigualdad y la inadmisible miseria; y tenemos el deber patriótico de ganarla. Para lograrlo, debemos ser capaces de producir una alternativa política emergente distinta al pactismo, aceptable y compatible con los principios y valores éticos y morales que nuestro pueblo reclama y el país exige.
El momento de estructurar esa alternativa del necesario cambio es ya, mañana puede ser muy tarde; y no tendremos ninguna justificación por haber adoptado una actitud indolente, o haber escondido nuestra cobardía disfrazada de resignación a esa participación activa, al haberle cedido el paso a los indignos. Tengamos la valentía de decir Basta Ya, no más mentiras, no más engaños, no más robos descarados, no más corrupción. “El precio que pagan, decía Platón, aquellos buenos ciudadanos que se rehúsan a participar en política, es que al final terminan siendo gobernados por sus inferiores”.
Si de verdad queremos fundar una verdadera República Democrática, sobre bases estructurales de justicia, debemos decidirnos y crear todos conciencia entre familiares, amigos, vecinos, conocidos y convencer inclusive a los adversarios de la necesidad del cambio.
Nuestra oportunidad de derrotar al pacto es el 2011; para lo cual es importante iniciar este año el desarrollo organizacional territorial, para lograr una sólida estructura electoral y crear un verdadero ejército de fiscales convertidos en auténticos gladiadores para la defensa del voto.
Con el apoyo de los independientes, con el concurso de militantes y simpatizantes de otros partidos, incluyendo a los mismos liberales honestos que quieren un cambio, es totalmente factible derrotarlos.
Rompamos el laberinto en que nos tienen atrapados los pactistas, y conectémonos con una visión de futuro, creando esa alternativa política de cambio que queremos para Nicaragua; con la firme convicción como decía Gandhi; que “la fuerza no proviene de la capacidad física, sino de una voluntad indomable”.
El autor es médico
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