Si a usted lo sorprende en Managua un terremoto como el de Haití, es probable que observe movimientos de rescate antes de lo que pueda imaginar. Al menos en teoría Nicaragua está preparada para actuar en estos casos, pero las autoridades advierten que nunca es suficiente, ya que siempre habrá fallecidos.
Sólo en la capital nicaragüense se estima que un fuerte sismo, como el de 1972, acabaría con la vida del 2.5 por ciento de la población, según cálculos del Sistema Nacional para la Prevención, Mitigación y Atención de Desastres (Sinapred).
El dato es escalofriante porque eso significa que morirían más de 30,000 personas. Pero refleja el grado de preparación que hay alrededor del tema.
El terremoto de hace 38 años en el centro de Managua tuvo una magnitud de 6.2 Richter y dejó 10,000 muertos. El país estaba tan avanzado como Haití en sismología y geología. La realidad nicaragüense hoy es otra.
El Sinapred aglutina a todas las instituciones estatales, organismos no gubernamentales y empresa privada que puede dar respuesta antes, durante o después de cualquier evento que cause un desastre.
Éste se ideó tras la catástrofe del huracán Mitch, en 1998, para que el país actúe de forma coordinada ante un desastre.
MINUTOS DESPUÉS
El doctor José Luis Pérez, director de Preparación para la Respuesta del Sinapred, afirma que el plan que existe ante un terremoto manda que en un primero momento se realicen labores de búsqueda, salvamento, rescate, atención prehospitalaria y control de incendios.
Ésas serían las labores casi exclusivas en las primeras nueve horas después del sismo.
La primera etapa está a cargo del Centro de Operaciones Especiales, coordinado por la Defensa Civil, que es parte del Sinapred.
“En Managua hay 4 mil efectivos del Ejército de Nicaragua que entrarían de inmediato en la primera etapa”, afirma el teniente coronel Gilberto Narváez, segundo jefe de la Defensa Civil.
Si esta cantidad no es suficiente, habría refuerzo de los destacamentos militares del Norte y Occidente, que sumarían 4 mil hombres más.
Esta cantidad incluye a los 600 hombres de la Unidad Humanitaria de Rescate, del Ejército, pero no a más de 500 miembros de socorro permanentes, como bomberos, Cruz Roja y voluntarios.
- A pesar de que el Estado nicaragüense tiene un plan ante un terremoto, las personas deben saber qué hacer de forma individual ante una amenaza como ésta, ya que existen debilidades difíciles de superar para el segundo país más pobre de América Latina, sólo superado por Haití.
El primero es que la infraestructura construida entre 1973 y 2003 tiene debilidades de reforzamiento.
Esto significa que un número desconocido de casas y de edificios que aglomeran gran cantidad de personas podrían no soportar fuertes sismos.
Esto se debe a que Nicaragua no tenía, después de 1979, un Reglamento de la Construcción que fuera eficaz contra este tipo de fenómenos hasta 2003, cuando sufrió la última reforma.
La otra debilidad está en el control de incendios, ya que no existe una red de hidrantes confiable para enfrentar estos eventos, pero tampoco se cuenta con la cantidad de vehículos necesarios para sofocar más de cuatro grandes incendios a la vez.
El suministro de agua potable y energía eléctrica serían los primeros en restablecerse tras un terremoto, pero la recomendación es mantener todo el tiempo agua almacenada, alimentos no perecederos y un pequeño aparato de radio con baterías de emergencia para escuchar las noticias cuando fallen las comunicaciones.
Mantener la calma, alejarse de objetos que puedan caer, no salir corriendo ni adelantar a los que caminan por delante, buscar protección en un lugar despejado o bajo un mueble fuerte son otras de las recomendaciones que las autoridades emiten en estas situaciones.
[/doap_box]
La cantidad de personas con capacidad para actuar en una emergencia ante terremoto en Managua es calculada en 7,444 por el Centro de Operaciones Especiales, pero podría elevarse a 8,610 si se toman en cuenta los datos de la Secretaría Ejecutiva del Sinapred.
Una ventaja adicional en Nicaragua es su nivel de organización. Bajo el ala del Sinapred existen brigadas locales y municipales listas para actuar en situaciones de emergencia.
Estas brigadas están compuestas en su mayoría por jóvenes y son capacitadas periódicamente por la Defensa Civil.
Otro factor importante es la red sísmica con la que cuenta el país. Según Emilio Talavera, director de Sismología del Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (Ineter), hay más de 60 estaciones sísmicas en todo el territorio nacional y cada año se instalan nuevos aparatos en sitios que antes estaban descubiertos.
Nicaragua cuenta con la mayor y más respetada red sísmica de Centroamérica. Además, tiene una tecnología que le permitiría emitir advertencias de un terremoto cuando hay enjambres sísmicos, según Talavera.
Los enjambres sísmicos son pequeños temblores que ocurren en un mismo sitio en un espacio de tiempo corto. A veces son sentidos por los seres humanos. Suelen aparecer previo a un terremoto de gran magnitud.
12 HORAS DESPUÉS
El plan contingente ante un terremoto indica que 12 horas después del evento principal, es decir de la sacudida más fuerte, se fortalecen las labores de la primera etapa y se pasa a la segunda.
Pérez afirma que la búsqueda, salvamento, rescate, atención prehospitalaria y control de incendios se acentúa, pero además se activan los centros de albergues temporales y se prepara el suministro de asistencia humanitaria.
La ubicación de los centros de albergue puede observarse en la gráfica. Hay al menos cuatro en cada distrito de Managua. En la misma también se encuentran los sitios donde se levantarían hospitales temporales, en caso de que alguno de los que existen se vengan abajo, como ocurrió con el hospital El Retiro, en 1972.
Las estimaciones del Sinapred indican que unas 369,000 personas quedarían damnificadas en la capital. Éste sería el mínimo que necesitaría refugio.
En cuanto a los hospitales, éstos deberían estar en capacidad de atender a 260,000 ciudadanos que se cree saldrían heridos a causa del sismo.
Pérez afirma que las labores de limpieza de las vías principales se realizarían de forma simultánea con las de repartición de ayuda, reconocimiento de cadáveres y entierros masivos.
Narváez afirma que la ayuda humanitaria sería coordinada y distribuida desde las bodegas del Sinapred, cerca del kilómetro 7 de la Carretera Sur.
Sin embargo, el plan debe tener flexibilidad en dependencia del lugar del epicentro, ya que en desastres anteriores, como el del huracán Félix en 2007, hubo necesidad de coordinar todo desde el Aeropuerto Internacional, debido al puente aéreo que se estableció con la Región Autónoma del Atlántico Norte.
En cuestiones de emergencia siempre hay un Plan B. En este caso, si el Aeropuerto resulta afectado o insuficiente, las autoridades ocuparían la pista Panchito, ubicada en San Francisco Libre, al otro lado del lago Xolotlán, que es más extensa que la de Managua.
La asistencia humanitaria sería repartida en vehículos del Estado. Sólo el Centro de Operaciones Especiales tendría a su disposición más de 500 vehículos. Además, existen convenios con cooperativas de transporte para apoyar este tipo de acciones en momentos de emergencia.
Es normal que después de un terremoto los cadáveres queden dispersos en los escombros.
Las imágenes de Haití, con cientos de cuerpos amontonados en las plazas y calles, eran impactantes, pero no eran comparables con los reportes del olor y temores de epidemias desde el lugar. Escenas como ésas también están programadas para evitarse, según Pérez.
El plan contingente establece que los cadáveres serán sepultados en entierros masivos. Contrario a las fosas comunes, en los entierros masivos cada cadáver queda en su propia sepultura, según Pérez.
La estrategia es que las escuelas de medicina forense ayuden con los trabajos de identificación de las víctimas. Una vez que éstas sean caracterizadas, serían enterradas en sepulturas numeradas, que podrían ser temporales, mientras sus familiares dan con su paradero y deciden qué hacer con ellas.
Para entonces ya se tendría listo el informe EDAN (Estudio de Daños y Análisis de Necesidades) que permitan conocer cuántos recursos requiere la ciudad para su recuperación.
Actualmente el Fondo Nacional de Desastres es de 19 millones de córdobas, pero su destino no es solamente algún terremoto, sino también acciones contra incendios forestales, inundaciones, sequías, huracanes, ciclones, tsunamis, erupciones volcánicas, vientos fuertes y cualquier otra calamidad.
EL OTRO PELIGRO
Un efecto colateral de un terremoto de grandes magnitudes puede ser un tsunami. A su vez, la erupción de un volcán es capaz de causar un terremoto importante. Ante estas situaciones distintas el Ineter cuenta con sistemas de alerta temprana que permiten avisar a la población del peligro antes que le cueste la vida.
El teniente coronel Óscar Hernández, jefe de Operaciones de la Defensa Civil, coincide con Narváez y Pérez al decir que Nicaragua sabe cómo actuar ante un terremoto como el de 1972. Pero advierten que el país nunca estará listo porque los planes son elaborados para evitar el máximo de muertes posibles, pero los terremotos siempre cobran vidas humanas.
Ver en la versión impresa las páginas: 6 A