Por Lucía Navas
La exportación de carne de Nicaragua al mercado venezolano tiene nuevas restricciones.
En esta ocasión, a los mataderos se les impone enviar los cortes selectos, identificando en las etiquetas el tipo y el peso de la pieza, exigencias que no son parte del acuerdo firmado entre los mataderos nicaragüenses y los empresarios venezolanos.
Los exportadores nacionales están “inconformes” con las nuevas medidas, al significar fuerte aumento de los costos de producción, pues les implica tener que invertir en compra de nueva maquinaria, contratación de personal que no estaba contemplado y adecuar el proceso de matanza, corte y empacado de la carne.
Incluso, los venezolanos quieren que los cortes se les manden en bolsas de dos libras. Lo que “es difícil”.
“Nosotros como matadero les solicitamos (a los venezolanos) la suspensión de estas medidas porque nos agarran de sorpresa”, afirmó Enrique Moncada, directivo de la Junta Directiva del matadero Nuevo Carnic.
Asegura que en la firma de los contratos no se estipulan estas medidas de pesaje y corte.
“Los contratos sencillamente dicen que seguiríamos enviando la carne tal como lo acordado en el primer contrato, que iban congelados y únicamente con el nombre del corte de la pieza en la caja”, sostiene Moncada.
El año pasado el Gobierno proyectó exportar unos 64 millones de dólares en concepto de carne de res a Venezuela, pero las nuevas medidas podrían terminar disminuyendo futuros crecimientos en exportaciones.
- Douglas Alemán, de la UNAG, dijo que en diciembre remitieron carta a la empresa Albalinisa, intermediaria en las exportaciones, con copia al Magfor y al Presidente de la República, “pidiéndole que mantuviera los mismos requerimientos bajo los cuales hemos mantenido nuestras exportaciones, porque esto (las nuevas exigencias) vendría a dificultar la exportación y en vez de duplicarla, al gastar más tiempo lo que vendríamos es a disminuir nuestra exportación”.
En el 2009 el volumen de las exportaciones a ese mercado aumentó en 25 por ciento.
El Centro de Trámites de Exportaciones (Cetrex) reporta que la carne bovina sumó 234,3 millones de dólares en ventas al exterior durante 2009, cantidad superior a los 214,7 millones de dólares vendidos durante 2008, lo que representa un crecimiento del 9 por ciento.
Para el 2010, la meta es exportar a Venezuela 16 mil toneladas de carne bovina, 10 mil toneladas más que las vendidas en el primer año de acuerdo suscrito entre los gobiernos.
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AFECTARÁ PRODUCCIÓN
Estas exigencias pueden terminar afectando toda la producción cárnica de los cuatro mataderos nicaragüenses que exportan a Venezuela, debido a que la cadena de producción se alarga y con ello disminuye el flujo de matanza de reses, y por tanto el corte, pesaje, etiquetado y empacado tardará más tiempo.
La Comisión Nacional Ganadera de Nicaragua (Conagan) reconoce que las nuevas trabas de Venezuela a la importación de carne nicaragüense es un verdadero problema, pues es la tercera ocasión que modifican las normas.
René Blandón, presidente de Conagan, teme que efectivamente las plantas tendrán problemas para cumplir con los pedidos, debido a que la capacidad que tienen los mataderos para procesar la cantidad de reces que tenían programada con las instalaciones y el flujo de operación actual, se retrasará debido a las nuevas normas.
“Una planta que mataba 500 reses por día, matará 450, eso significa una reducción considerable y se van a disparar los costos de producción, mano de obra, maquinaria y equipo para procesar este tipo de nuevas modalidades en la exportación de la carne”, afirmó Blandón. Una situación que reconocen los mataderos.
“Necesitamos más espacio en las salas de deshueso, más básculas para el pesaje que estamos comprando para poder entregar el peso de la pieza, pero no vamos a poder entregarla en porciones en bolsas de 2 libras como quieren los venezolanos. Todo eso implica más costos”, afirmó Enrique Moncada.
Y al disminuir la matanza, el ganadero que vende su hato a los mataderos igual sale perjudicado.
“Indudablemente al disminuir las cuatro plantas el número de reses a sacrificarse por día, estamos en una disposición negativa para aceptar más ganado de los productores”, afirmó Moncada.
Agregó que todo es una cadena, ya que la planta al procesar menos por no tener capacidad para cumplir las nuevas exigencias de exportación, se ve obligada a recibir menos ganado del productor “y él a su vez se ve más ahogado”.
Conagan intentará intervenir entre los mataderos y los productores de hato para que este último no acabe siendo el más perjudicado. “Como Conagan hemos dicho que no vayan a tocar el precio al ganadero, que busquen otros mecanismos para hacer más eficiente la operación”, reaccionó René Blandón.
MERCADO DEMASIADO EXIGENTE
Los mataderos preparan los cálculos de cuánto les representará en incremento del presupuesto para producir, para presentarlos tanto al Ministerio Agropecuario y Forestal, como a la empresa Alba Alimentos (Albalinisa), a través de la cual se realizan los contratos de exportación de carne de Nicaragua a Venezuela.
El objetivo es que reviertan las nuevas normas de exportación o que los venezolanos mejoren el precio de compra, por cuanto los márgenes de ganancias se verían reducidos para los exportadores nicaragüenses al asumir costos adicionales.
Venezuela viene cambiando las reglas a las exportaciones de carne cada dos o tres meses. La anterior fue en diciembre del año pasado, cuando impuso una norma de congelación de menos 18 grados centígrados a la carne. Los productores presionaron y lograron se dejara en los menos 8 grados.
El directivo de la UNAG, Douglas Alemán, considera que estas situaciones deben dejar de darse porque, si bien Venezuela por la presión de los exportadores nicaragüenses terminan flexibilizando las exigencias, es por períodos cortos y luego vuelven a repetirse las trabas o se complican como en este caso.
Pero los constantes cambios y sus efectos negativos están desestimulando a los exportadores, pues el mercado de Venezuela es actualmente el más exigente. Además el precio que pagan por la carne igual está mermando al compararlo con lo que ofrecen otros mercados como el de Puerto Rico y Centroamérica, cuando se hacen los cálculos de las ganancias que puedan quedar contra todo lo que deben invertirse en los mataderos.
“Ahorita (Venezuela) la tonelada de carne la pagan a 4 mil dólares, sigue siendo levemente mejor. En Puerto Rico y Centroamérica la tonelada la pagan en promedio 3 mil 900 dólares, pero con estos costos que deben asumir los exportadores peligra que Venezuela quede más bajo que los otros mercados”, calculó Blandón.
Coincide con esta opinión el directivo de la UNAG. “Son requerimientos que no los tienen otros mercados a nivel internacional donde Nicaragua ha exportado su carne. Los mismo Estados Unidos y Centroamérica son más estables. Es un requerimiento que agarra a todo el mundo y nadie lo ha exigido, sólo ellos”, afirmó Alemán.
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