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Hora de prueba para el magisterio nacional

Por Humberto Belli Pereira

Ortega ha criticado duramente a las administraciones “neoliberales” por los bajos salarios magisteriales. Su promesa electoral fue elevarlos al promedio centroamericano de quinientos dólares mensuales. Muchos lo veían posible. A diferencia de doña Violeta, que heredó un país sin reservas internacionales, la deuda externa por habitante más alta del planeta, y la peor inflación de su historia, Ortega recibió las arcas estatales con reservas internacionales récord, una deuda externa considerablemente condonada, y una robusta estabilidad macroeconómica. Además comenzó a recibir abundantes recursos de la cooperación venezolana.

Tres años más tarde, sin embargo, y tras el reciente discurso de Ortega inaugurando el año escolar del 2010, quedó claro que los salarios de los maestros nicaragüenses no han aumentado en términos reales, que la brecha entre éstos y los centroamericanos se ha ampliado más, y que su administración no ofrece esperanzas a las aspiraciones de los educadores.

Es cierto que el salario docente aumentó del 2007 al 2010 de 122 a 160 dólares, es decir, en un 31 por ciento. Pero de acuerdo con cifras del Banco Central, la inflación se comió el incremento. Ésta fue 16.88 por ciento en 2007,13.77 por ciento en 2008 y 0.93 por ciento en el 2009, para un total de 31.58 por ciento. Para el año 2010 el Presidente anunció un aumento del tres por ciento. Dado que los economistas prevén que la inflación será del cinco por ciento, al final del año el salario real de los maestros será un dos por ciento menor. La culpa, según el Presidente, la tiene la crisis mundial.

Mientras tanto, los salarios de nuestros maestros vecinos han aumentado en forma notable y real. En Costa Rica, tras una prolongada huelga en el 2008, los maestros de secundaria subieron su salario mínimo mensual a 1,330 dólares y los de primaria a 1,188. El magisterio hondureño, por su parte, tras múltiples acciones logró en el 2009 un aumento superior al 100 por ciento para más de 60,000 maestros, logrando que el Estado desembolsara para ellos 740 millones de dólares al año.

La brecha de 7.2 veces entre los salarios docentes costarricenses y los nicaragüenses debe ser motivo de reflexión. Porque ésta no existía antes. En vísperas de la revolución de 1979, los maestros nicaragüenses ganaban aproximadamente lo mismo que sus colegas ticos: alrededor de quinientos dólares mensuales los de secundaria y de trescientos los de primaria. Y eran dólares con mucho mayor poder adquisitivo.

Costa Rica nos dejó atrás por su vocación democrática y porque priorizó la educación. Su población ha gozado por muchas décadas de un sistema basado en el respeto a las libertades, el equilibrio de los poderes y la transparencia electoral. Esto les ha evitado las guerras y ha dotado a su sociedad de una notable estabilidad. La recompensa ha sido el progreso. Nicaragua, en cambio, ha sufrido el flagelo de dictadores empeñados en perpetuarse en el poder, atropellar leyes y derechos, concentrar en sus manos los poderes públicos, y falsear elecciones. Las consecuencias han sido las guerras, la inestabilidad y el empobrecimiento.

En la agenda del magisterio nacional es importante, por tanto, cerrar filas a favor de la democracia y en contra de cualquier intento de establecer nuevas dictaduras. Difícilmente podrán aspirar nuestros maestros a un salario digno, mientras no se consolide en nuestro país un sistema verdaderamente democrático que asegure la paz y atraiga las inversiones.

Pero esto no basta. Se necesita además una voluntad política de priorizar la educación que hoy no existe.

En la agenda del presidente Ortega la prioridad es perpetuarse en el poder por cualquier medio. El costo de su obstinación lo paga y seguirá pagando el pueblo y los docentes en forma de cortes en ayuda externa, impuestos más altos, e inversiones que se alejan. Él y su camarilla, incluyendo ANDEN, eluden su responsabilidad y culpan a otros. Pero no se les ocurre proponer que de los trescientos o más millones de la cooperación venezolana que no pasan por el presupuesto, un tercio o un cuarto se destinen a la educación. En la forma más oscura y antidemocrática, la familia presidencial y sus socios deciden sin consultarle al pueblo el destino de esos dineros.

“Solidaridad” ofreció Ortega a los docentes, en vez de un plan salarial creíble. ¿Pero cuál solidaridad con el magisterio pobre cuando derrocha fondos en costosas vallas publicitarias, en viajes al exterior en jets privados con grandes séquitos, en compras de hoteles y canales de televisión? Es obvio que su falta de austeridad obedece a que maneja una inmensa caja “chica”. Es hora de exigirle que la use en favor del magisterio y cumpla sus promesas. Sin olvidar, como lo enseñan los maestros ticos y hondureños, que sin presión no hay concesión.

El autor fue Ministro de Educación

COMENTARIOS

  1. INCREIBLE
    Hace 14 años

    Es increible como ANDEN, cuando el FSLN era opocision, exigia aumentos salariales y promovia constantes huelgas, tomas de colegios, etc. Hoy guardan un vergonzoso silencio, apanando a su partido y a su jefe. Ojala los maestros se vuelvan aplicados alumnos, y aprendan la leccion, para que reclamen sus derechos con dignidad y valentia, y no sean marionetas de ANDEN y el FSLN.

  2. el pueblo presidente
    Hace 14 años

    Demagogia Populista de Ortega para asaltar el poder y sus lacayos de ANDEN que hoy son timoratos y arrastradas serpientes, que se hacen de la vista gorda ante la imposible promesa, claro siempre va a haber un culpable y a quien JODER cuando ellos esten en OPOSICION sera como dicen por mas conquistas sociales.

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