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Raúl Benoit

Los angelitos rebeldes

Con la candidez de campesinos colombianos, varios angelitos protagonizan un documental titulado Insurgencia del siglo XXI , creado por realizadores anónimos.

En esa película, exhibida en un cine de Buenos Aires, explican cómo siembran maíz, cacao, plátano y café para comer ellos.

A pesar de que cargan un fusil terciado, despiertan simpatía y consideración por “su labor altruista”.

La única amenaza que profieren es que exportarán sus productos, lo que les permitirá seguir sufragando la lucha armada como ejército del pueblo.

Realmente esos angelitos rebeldes no son campesinos, sino miembros de las FARC, el grupo narcoterrorista que hace unas semanas degolló y dejó abandonado en una carretera rural al gobernador del Caquetá, Luis Francisco Cuellar, porque éste se negó a caminar después de ser secuestrado por un comando subversivo que lo sacó de su casa a la fuerza.

Son los mismos que tienen encadenados a policías, militares, políticos y civiles en la selva, a cambio de dinero o como presión para una negociación que no sucederá jamás.

En el documental, de unas dos horas de duración, los angelitos rebeldes niegan que siembran coca y amapola. Se muestran como inocentes agricultores que luchan por la “libertad” del pueblo y tampoco admiten que cosechan sangre y muerte, plantando minas antipersonales.

Son mentiras que difunden internacionalmente para buscar apoyo de la izquierda, de los incautos intelectuales y de los dirigentes del mundo que no conocen la realidad de los intereses mezquinos de esa mínima parte de colombianos resentidos y maniáticos.

Hace mucho tiempo la ideología murió en las mentes de esos angelitos rebeldes. Ellos ignoran a propósito que su lucha armada no la respaldan los ciudadanos de ese país suramericano y mienten cuando niegan que son un cártel de drogas. Sí narcotrafican, sí obligan a los campesinos a sembrar coca y amapola y sí negocian con el producto de estos cultivos ilícitos: cocaína y heroína.

Sus comandantes tienen intereses personales y engañan a muchos de los estudiantes y campesinos que son llevados a la muerte, a través de la guerra, con la promesa de recuperar derechos arrebatados por una oligarquía indigna.

Si bien es cierto que Colombia todavía sufre injusticia social, corrupción y el gobierno actual y ciertos sectores de la prensa ocultan la realidad de un país sumido en la pobreza, el desempleo y la inseguridad, la mayor parte de sus pobladores no cree que el comunismo sea la solución y mucho menos quisiera que esos terroristas gobernaran la nación.

Los colombianos están hartos de la violencia y por eso toleran un gobierno de mano fuerte como el de Álvaro Uribe y su “seguridad democrática” (que no es tan democrática, sino sesgada porque beneficia a la clase media alta y alta, que es la minoría), haciéndose los de la vista gorda ante los falsos positivos (operativos del ejército inventados), el apoyo secreto a paramilitares, el asesinato de campesinos, sindicalistas y líderes comunales.

Mis paisanos ignoran todo esto con tal de cambiar el rumbo del país y no ponerlo en manos de los angelitos rebeldes que aparecen en el documental falsario.

El autor es periodista colombiano.

www.raulbenoit.com

COMENTARIOS

  1. Ernesto Ruiz Salmerón
    Hace 14 años

    Los medios de propaganda de la izquierda radical y de los comunistas vergonzantes es muy hábil. No asesinan nadie, sólo “ajustician” a los enemigos del pueblo. Robarles los bienes a sus victimas no es un delito, sino un acto de “recuperación popular”, ya que la propiedad privada es un robo, pero a su vez, el robo se transforma en propiedad privada. Esos “angelitos” armados son en realidad verdaderos demonios, ya que las ráfagas disparadas con sus metralletas matan a cualquiera, civil o solda

  2. Camaleon
    Hace 14 años

    enotnces este esta con los asesinos y narcocorruptos corporativos…que titere queres el de izquierda o el de derecha…P$^%.

  3. crepusculosevilla
    Hace 14 años

    Los angelitos de la muerte (centinelas de las tristesas del pueblo) dice Smigol en el señor de los anillos, los muchachos le decían en 1979 en Nicaragua, solo vastaba que alguien te señalara y eras ajusticiado, hasta las damas en estado de ingravides, hasta los que ya se encontraban en el sepulcro, en los años 80 en la patriota Matiguas mandaron a desaparecer en un borbandeo la cruz del pendon con toda y la comunidad de difuntos saquen cuenta si no estaremos en noches de bruja.

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