CORRESPONSAL/ ESTELÍ
Todavía siguen vivos en la mente de los estelianos los hechos sangrientos ocurridos aquel fatídico 21 de julio de 1993, cuando un ex miembro del ejército sandinista, junto a un grupo de su misma ideología, robó y asesinó en esta ciudad, para luego salir amnistiados con la ayuda de los votos del FSLN en la Asamblea Nacional.
El mal recuerdo por esta tragedia está sobre todo en las mentes de aquellas personas que perdieron un familiar o se involucraron con las víctimas.
Vilma Valle aún narra, como si fue ayer, la trágica muerte de su hermano Roberto Valle Benavides, quien en 1993 tenía 24 años de edad y quien durante la toma de Estelí recibió un disparo en la cabeza.
Todo era confusión ese mediodía, nadie sabía con certeza lo que pasaba cuando en tiempos de paz se escuchaban detonaciones que muchos confundieron con pólvora artesanal.
Valle Benavides no sabía que un grupo de aproximadamente 70 ex militares sandinistas, a través del autollamado Frente Revolucionario de Obreros y Campesinos (FROC), al mando de Víctor Manuel Gallegos, alias “Pedrito El Hondureño”, saquearon los bancos tras tomarse los cuarteles de la Policía, el hospital y diferentes sectores de la ciudad.
Para el obispo de la diócesis de Estelí Abelardo Mata no era más que un disfraz de la delincuencia. So pretexto para liberar a favor de los pobres, los bienes, se asaltaron los dos banquitos. Según tengo entendido se robaron 500 millones. Si hubiera sido solo eso, pero lo más valioso fue las vidas humanas que quedaron tendidas en el campo y a nosotros nos tocó recoger cadáveres, recoger heridos, y todo sin razón, si por lo menos hubiéramos visto efectos positivos dijo el obispo de la diócesis de Estelí.
Agregó que salieron con la olímpica razón de que el personaje que llevaba el dinero robado lo asesinaron y no saben donde lo dejó escondido.
Después se querían limpiar públicamente valiéndose del obispo pidiendo perdón. Pura payasada, pura película burlándose una vez más del dolor de un pueblo, recordó Mata, quien afirma después fue amenazado porque no recibió a Pedrito El Hondureño y a su gente.
Yo mismo les llevé el mensaje de monseñor ese día a Pedrito y su gente, quienes llegaron vestidos de negro y con sombreros negros. Monseñor Mata dice que daba vergüenza lo que le habían hecho al pueblo de Estelí, dijo por su parte Roberto Petray.
Es triste, es duro perder a un hermano de esa forma. Más que todo lo hicieron por robar, por asaltar los bancos, cuanta gente no murió. Mejor hubieran robado, pero no hubieran matada a nadie, dijo por su parte Vilma Valle hermana de Roberto Valle, a quien mataron de un disparo en la cabeza.
[/doap_box]
Roberto Valle iba junto a cuatro amigos en dirección al parque, cuando unos 200 metros al norte de la rampa del barrio El Rosario “fue alcanzado por el disparo que hizo un francotirador. Sus compañeros lograron llevarlo hasta la casa, de donde lo trasladamos a un centro de salud que estaba sin ningún médico por el mismo problema (de la toma de la ciudad), por lo que fue auxiliado por unos vecinos, donde le pusieron suero. Lo llevamos al hospital, pero ya era tarde”, recordó Vilma Valle, aún conmovida por el hecho.
Después que los delincuentes se tomaron la ciudad y saquearon los bancos de donde robaron unos 5 millones de dólares en su equivalente en córdobas, fueron convocados varios notables de la localidad, incluyendo monseñor Juan Abelardo Mata, la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH) y el Cenidh, para buscarle una solución pacífica al conflicto al que quisieron poner un ribete político y que causó 43 muertos y más de 90 heridos.
El coordinador de la ANPDH, Roberto Petray, narró que miembros de esa organización salieron junto a monseñor Juan Abelardo Mata a bordo de una camioneta que llevaba las banderas de la Iglesia y la bandera de Nicaragua, en busca de mediar y auxiliar a los heridos.
“Vimos a un ex capitán (del ejército) de apellido Baquedano que fue quemado dentro del Waz frente a la iglesia catedral y en nuestro recorrido miramos a los miembros del ejército que tenían apuntando con sus armas a los irregulares y se los quitamos para llevarlos a la Alcaldía, donde se entregarían”, recordó Petray.
Explicó que ese día se miraba la destrucción de los vidrios de los bancos, otros edificios como el hospital y casas de habitación con orificio de bala, cuerpos en la calle, al menos dos vehículos con personas muertas, gente herida y había mucha confusión. Al siguiente día comenzaron a hablar de amnistía para los que ocasionaron el desastre.
MATAN A NIÑO DE OCHO AÑOS
“Nadie esperaba eso. Andábamos haciendo compras para hacer el almuerzo y al ver que estaban disparando, le dije a mis hijas: corramos sin parar hasta llegar a la casa”, recuerda por su parte Leonor Fuentes, quien quedó por siempre impactada al ver la forma en que mataron a un niño.
En el cruce por donde es hoy el restaurante Pollo Estrella pasaba un niño de unos 8 años de edad que andaba vendiendo aguacates.
“A la pobre criatura le dieron un balazo en la cabeza y después le seguían disparando, creyendo que era un militar”, comentó Fuentes, quien dijo haber tomado una sábana para ponérsela encima al cuerpecito de la víctima después de cargarla hasta la acera.
“Nunca supe quién era esa pobre criatura que yo creo andaba con su hermanito vendiendo en la calle”, afirma visiblemente apesarada la señora Leonor Fuentes.
DAÑOS EN EL HOSPITAL
El doctor Israel Kontorovsky, quien era el jefe del departamento de cirugía del Hospital Alejandro Dávila Bolaños, informó que fue llamado de urgencia y cuando iba en la ambulancia el conductor fue herido de un disparo en el brazo.
Asegura que tuvo que operar a unas 30 personas auxiliado únicamente por José Roberto Briones, porque la anestesista y los demás asistentes salieron huyendo por miedo, porque el hospital era atacado. Se escuchaban detonaciones y los helicópteros sobrevolando.
Los antisociales se habían tomado el hospital y los heridos en su mayoría eran civiles, recordó Kontorovsky.
Los muros del costado norte del hospital estaban completamente perforados por las balas y también el área del patio central, al lado de la sala de emergencia. También fue impactada por las balas la sala de labor y parto, donde durante la acción se atendía a mujeres, quedando varias ventanas quebradas y nueve orificios grandes en la pared.
TOMA DE LA POLICÍA
Los antisociales llegaron a las instalaciones de la Policía, que se tomaron sin ningún problema. Sin embargo, el informe ya se había presentado al Ejército, recordó un policía que estuvo durante la época.
Cuando el Ejército se presentó hubo intercambio de disparos, producto de los cuales resultó muerto el civil Arlen José Romero Gurdián, mecánico de un taller ubicado a 100 metros de la Policía.
Los irregulares sufrieron un muerto y dos heridos y se retiraron llevando sus bajas y varios fusiles de la Policía.
Estaba como jefe policial de Estelí el subcomandante Luis Enrique Rodríguez, quien relató en ese entonces que el día 21 de julio el líder del FROC, “Pedrito El Hondureño”, llegó personalmente a su casa con intenciones de asesinar también a su esposa y a sus hijos y que defendiendo la casa de tal atentado, murió su escolta, el policía Alfredo Galeano Martínez.
LA AMNISTÍA
A los que robaron y provocaron el asesinato de decenas de personas se les garantizó su libertad a través de una amnistía ofrecida por la presidenta de entonces, Violeta Barrios de Chamorro, y el jefe del Ejército, Humberto Ortega, aprobada por la Asamblea Nacional.
Para monseñor Mata, la amnistía no era la mejor salida a ese problema, pero fue buscada la ANPDH para que apoyara y anduvieron por los barrios de Estelí pidiendo a los que tenían armas que las entregaran y que no serían procesados.
Ver en la versión impresa las páginas: 3 A