Denis Martínez, quien fue un joven impetuoso, empeñado siempre en alcanzar la grandeza, y que no desmayó hasta conseguirla, ha colocado ahora un nuevo reto sobre sus hombros: ser entrenador de pitcheo en las Grandes Ligas.
Es más, Martínez hasta se ha establecido un plazo. Cree que en dos años puede alcanzar su pretensión, o de lo contrario, podría reorientar sus esfuerzos en otra dirección, a fin de hacer realidad proyectos que ha mantenido bajo la manga.
Pero para llegar a asumir este nuevo reto, Denis ha tenido que apagar su propio fuego, detener sus impulsos y controlar las nostalgias que emergieron tras su retiro como un jugador activo. Ya superó esa transición. Ahora es entrenador.
“No voy a negar que a veces siento que mis instintos de jugador se activan, y que en cierta forma hasta creo que lanzo con los muchachos que entreno e imagino que van a lanzar en determinada situación, pero luego vuelvo a la calma”, revela.
- Denis Martínez va a su tercera temporada con la organización de San Luis y este año ha sido promovido como coach de pitcheo de los Cardenales de Springfield, nivel Doble A. Antes estuvo en la Liga de Novatos de la Costa del Golfo y Clase A + en Palm Beach.
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No es fácil asimilar que un día todo acabó. Después de 23 temporadas en las Grandes Ligas, las acciones llegaron a su fin en 1998 y ahora es la sabiduría acumulada, lo que va a sacarlo a flote. Añora volver a las Mayores, pero como un coach.
Martínez está de visita en Nicaragua y tras participar en un seminario de la Asociación de Cronistas Deportivos de Nicaragua (ACDN) conversó con LA PRENSA sobre este nuevo desafío que asume en una carrera vinculada al beisbol desde 1972.
ESTÁ PREPARADO
Te retiraste hace ya doce años. Cuando lo hiciste, ¿creías que podías seguir?
Sí lo creía. Aún me sentía fuerte, pero los roles que se me asignaban eran de relevo y yo no estaba preparado mentalmente ni físicamente para esa labor. Además, cuando sos un abridor, ves el hecho de que te manden al bullpen como una democión.
Hay también un poco de orgullo de por medio …
Sí lo hay. Uno prefiere terminar con la frente en alto que tener que salir cabizbajo, y yo creo que salí del beisbol en el momento apropiado. Lo hablé con mi familia y decidimos que era el momento. Pero aún tengo energías. Me gusta competir.
Si los Cardenales te nombraran coach de pitcheo, ¿estás listo para ese reto?
Claro que sí. Sé que hay que lidiar con caracteres diferentes, con personas con distintos niveles de éxito y que tienen hábitos diferentes en su preparación. Pero me empeñaría en hacerlos sentirse confortables y que sepan que estoy ahí para ayudarlos.
¿Cuál es la clave para ser un buen entrenador de lanzadores?
Yo me concentro en la parte mental. Por supuesto, hay que cuidar bien el aspecto físico, técnico y mecánico de un lanzador, pero creo que en la mente está la consistencia. Me gusta observar a los jóvenes batallando bajo presión y ver qué actitud asumen.
En eso es clave tu experiencia como jugador
Claro, porque yo viví las situaciones que ellos pasan y sé cómo salir a flote. Pero además el hecho de haber jugado te da respeto, porque los chamacos no son tontos, se fijan en lo que uno hizo y al comprobar quién sos, entonces te escuchan y respetan.
¿Por qué creés que en dos años podrías subir a las Mayores?
Pienso que es el tiempo justo. En dos años tendré cinco con los Cardenales. Y cinco años es más o menos el tiempo que emplean los muchachos latinos para subir. Además, he visto cómo San Luis va planeando sus cosas y creo que podría alcanzar en su futuro.
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