Eduardo Ortega tiene una voz agradable, pero su conversación lo es más todavía. Igual puede escudriñar con propiedad en los secretos del beisbol para saltar luego al tema de los mejores intérpretes mexicanos, la poesía de Darío o las sinfonías de Beethoven.
El estupendo narrador de los Padres de San Diego ha pasado brevemente por nuestro país, pero ha dejado una grata impresión por los conocimientos acumulados a través de una extensa y exitosa carrera, pero sobre todo por su sencillez y don de gentes.
Dueño de una personalidad única y un carisma fascinante, Ortega se unió a la crónica deportiva nicaragüense para celebrar a Everth Cabrera como el Atleta del Año 2009 y de paso impartió una charla en un seminario que cierra hoy en Managua.
Con 28 temporadas como narrador de Grandes Ligas y 21 con los Padres, Ortega tiene un sólido historial en el periodismo, pero sus ojos se esmaltan de emoción cuando confiesa que la persona que más desea que lo escuche no puede hacerlo.
Su madre perdió la audición muy joven y nunca ha escuchado la sonora voz de su hijo, que no sólo llena de orgullo a su familia originaria de Tijuana, sino a todo México, y más aún, a Latinoamérica, pues es un digno representante en el mejor escenario.
Dialogué en varios momentos con Ortega y quizá sin proponérselo nos ofreció varias lecciones sobre el arte de comunicar, pero el más agradable intercambio lo vivimos al mediodía ayer, en torno a una mesa colmada de delicias en la casa de Edgard Tijerino.
Tijerino aprovechó para auscultar sobre las valoraciones que se formulan en San Diego respecto a Everth Cabrera. Ortega señala que la barra para el nica estará ahora un poco más alta.
Junto a Cabrera, Eduardo regresa hoy a San Diego, donde le espera el reto de volver a entusiasmar a los seguidores de los Padres, tarea que no es sencilla si se considera que el club californiano a menudo enfrenta dificultades para atrapar victorias.
Pero más allá del resultado de los juegos, es interesante escuchar a Ortega con su voz melodiosa, amplitud de conocimientos y su compromiso con el beisbol, deporte en el que deja huellas, como lo ha hecho en nuestro país por sencillez y amabilidad.
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