CORRESPONSAL/JINOTEGA
La deforestación para la siembra de hortalizas, granos básicos y ganadería ha provocado que el caudal del otrora río Tuma no sólo haya reducido, sino que ahora sus aguas presentan altos niveles de contaminación debido a que los obreros agrícolas y productores lavan en él sus bombas de mochila y otros implementos, dejando residuos que envenenan la biodiversidad.
Ahora las aguas del río Tuma están “muertas”, oscuras y atolosas por la enorme cantidad de pulpa de café y aguas mieles que recibe.
La contaminación a la que está siendo expuesto este importante recurso se puede comprobar en sus márgenes, desde su nacimiento cerca de Mancotal hasta el municipio matagalpino de El Tuma-La Dalia.
- Mauricio Chavarría González, productor, presentó fotografías sobre la contaminación del río Tuma al delegado de Marena, Víctor Castro Zavala, pero hasta ahora la autoridad no ha actuado.
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La Comisión Ambiental de Jinotega, que preside la profesora María Teresa Centeno, en incontables ocasiones ha denunciado esta situación, no sólo del río Tuma, sino de las principales fuentes de agua y ríos del departamento, cuyas aguas han sido envenenadas con residuos de agroquímicos y el mucílago del café y la pulpa, pero según Centeno, hasta la fecha ni el Marena ni las alcaldías ni la Procuraduría Ambiental de Jinotega han tomado en serio el asunto ni aplicado sanciones o iniciado demandas en contra de los contaminadores.
IMPORTANTE CAUDAL
La importancia de este emblemático río radica en que no sólo abastece de agua a más de 10 mil fincas pequeñas, medianas y grandes de café, ganado mayor, productoras de hortalizas, granos básicos y productos no tradicionales, sino que también el río Tuma es una de las fuentes principales de la represa Mancotal, ubicada en Asturias, la que después desvía el vital líquido a los 54 kilómetros cuadrados del lago Apanás para la generación hidroeléctrica.
El mismo río Tuma, aguas abajo, junto con otros ríos como Quebradón y Arenales, abastecen a la represa El Dorado y el segundo lago artificial del departamento, el Asturias, que en tiempos de verano bombea 10 metros cúbicos de agua por segundo a la represa Mancotal, para mantener caudal suficiente para la generación hidroeléctrica de la Planta Centroamérica, ubicada en el valle El Cacao, 12 kilómetros al noroeste de esta ciudad.
DENUNCIANTES
“El Tuma da ganas de sentarse en sus orillas a llorar. Las aguas están casi muertas, atolosas, negras, porque reciben miles de miles de quintales de pulpa de café diariamente y aguas mieles, lo que no sólo contamina sus aguas, sino que la maleza produce gas metano y ese gas daña la tubería forzada de la Planta Centroamérica”, sostiene Saturnino Blandón Herrera, uno de los que ha denunciado la contaminación.
Blandón, quien se dedica al tratamiento de aguas mieles y beneficios ecológicos, advierte que la contaminación afecta al ser humano, al medio ambiente, la fauna y biodiversidad asentada en los centenares de kilómetros del caudal del río Tuma, desde su nacimiento en Jinotega hasta bajar a Matagalpa.
El productor Mauricio Chavarría González se pregunta “¿para qué hay leyes, decretos y ordenanzas para proteger el medio ambiente si las autoridades no las aplican? Son pocos los que tienen conciencia ecológica. Los que no tienen recursos podrían juntar esfuerzos para desviar las aguas mieles y no contaminar, no sólo El Tuma, sino los ríos del departamento”.
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