Tomado de EL UNIVERSALCaracas, Venezuela
- La difusión, en 1999, de un vídeo en el que el entonces candidato presidencial Hugo Chávez prometía que Venezuela se enrumbaría por el mismo “mar de la felicidad” que Cuba, hizo saltar las alarmas en muchos sectores, los cuales temían que el ya casi seguro nuevo mandatario decidiese seguir el rumbo de Fidel Castro.
Sin embargo, la aplicación de determinadas políticas y afirmaciones del jefe de Estado, como la que realizó el pasado 15 de enero, han vuelto a colocar en el tapete las supuestas intenciones del Presidente de cubanizar a Venezuela.
Durante la presentación de su informe anual ante la Asamblea Nacional, el mandatario aseguró: “Por primera vez asumo (…) asumo el marxismo”.
Para el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Simón Bolívar (USB), Ángel Oropeza, el control de cambios, el racionamiento de energía y agua o el constante desabastecimiento de alimentos ponen de manifiesto que el país tiende a parecerse más a Cuba que al resto de los países de la región.
“El venezolano vive cada vez en una situación de mayor restricción. Si bien no estamos en Cuba, pareciera que vamos en camino hacia allá. Cuando Chávez habla de la transición es que estamos en transición hacia allá”, aseveró, al tiempo que agregó: “No estamos en un Estado totalitario (como el cubano) porque todavía consigues guetos de economía libre, de libertad de expresión y ciertos espacios democráticos, pero el sueño de esta clase de regímenes es llegar al totalitarismo”.
De manera más contundente se pronunció el catedrático de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Agustín Blanco Muñoz, quien aseveró que “desde el año 2004, luego del referendo revocatorio presidencial, se instaló Venecuba. Desde entonces mantengo que Venezuela es un ex país, porque por encima está esa entidad que he llamado Venecuba, que es la que dirige la política y la economía de este ex país”.
No obstante, al consultársele por qué los ciudadanos vienen tolerando restricciones y medidas que les impiden, como a los cubanos, ejercer plenamente sus derechos fundamentales al libre tránsito o a la propiedad privada si todas las encuestas reflejan que 80 por ciento de ellos rechazan que el modelo socialista de la isla sea el indicado para el país, replicó: “Porque estamos frente a un régimen de clara inspiración neofascista, que busca controlar la población a través del miedo, para lograr que se resigne”.
En contraposición, el coordinador del Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos (Provea), Marino Alvarado, rechazó que se puedan comparar las actuales dificultades y limitaciones que afrontan los venezolanos con las que padecen los cubanos.
“Los problemas para hacerse con un pasaporte, los cuales obstaculizan a muchos venezolanos el poder salir del país, no pueden considerarse como parte de una política del Estado para impedir que la gente salga, sino que son resultado de la ineficiencia del Gobierno. Lo mismo ocurre con el desabastecimiento. En Cuba hay una política consciente de racionamiento, mientras aquí lo que hay es un fracaso en las políticas agrícolas y de desarrollo endógeno que han impedido al país superar su dependencia de las exportaciones”, agregó Alvarado.
El coordinador de Provea indicó que donde sí parecieran ir de la mano los gobiernos venezolano y cubano es en su postura frente a los organismos internacionales de derechos humanos.
“Sobre el argumento de la soberanía ambos gobiernos vienen impidiendo a los organismos de derechos humanos que constaten la situación de las garantías fundamentales en ambas naciones”, remató.
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La exposición de motivos del proyecto de reforma constitucional que planteó Hugo Chávez en 2007 decía que “el carácter de las revoluciones tiene que ver con una modificación sustantiva de las relaciones de producción”, y aunque el cambio a la Carta Magna fue rechazado, su contenido se está ejecutando con el avance del modelo productivo socialista.
Para lograr el control de los medios de producción, el Gobierno ha construido un cerco a los privados que se estrecha cada vez más. El círculo empezó con los controles de precios y de cambio, las exigencias legales y las fiscalizaciones, y se está cerrando con la competencia desigual y las mayores amenazas de expropiación.
Chávez dijo el fin de semana que el Estado tendrá el dominio de la red de Cada y el anuncio lo realizó cuando era inaugurado el Hipermercado Bicentenario, antiguo Éxito, el cual ya había sido expropiado. En ese marco, expresó que el Estado seguirá ocupando espacios y que la propiedad tomada pasará a manos de la clase obrera y de las comunidades.
El mandatario le recordó a los alcaldes y gobernadores que tienen facultades para expropiar y le indicó a los diputados que preparen reformas legales.
Con la modificación de la Ley del Indepabis ya se tiene una vía expresa para expropiar cualquier bien o servicio, de manera que faltan los ajustes en la Ley de Expropiaciones y el Código de Comercio, además de la Ley de Regulación de las Ganancias, la Ley de la Actividad Económica, la Ley Antimonopolio y la Ley de Propiedad Social. Todas tienen como fin regular la actividad privada.
TRAS LOS GRANDES
En la alocución realizada en el hipermercado, Chávez manifestó que aquella empresa que viole las leyes será expropiada, e hizo diferencias entre la gran industria y la pequeña.
“Al pequeño (empresario) yo lo llamaría si está violando la Ley, le doy un chance, si reincide se interviene por un mes y si no hay arreglo se le da (la propiedad) a la comunidad. Al grande no se le puede dar chance, expropiación compadre, yo no tengo problema en eso”.
En el mensaje ante el Parlamento, ya Chávez había indicado que “existe la propiedad pequeña productiva eficiente. No somos enemigos de esa propiedad privada, pero hay que ligarla con la propiedad social”.
Hasta el momento, la transición al socialismo se ha alcanzado más mediante la toma de industrias que por la construcción de un tejido de empresas de producción social.
En una primera etapa se consideraban a los servicios como áreas estratégicas y ello justificó el control en telecomunicaciones, electricidad y petróleo. Por tal motivo se nacionalizaron Cantv, las eléctricas y las empresas de la Faja. Pero luego fueron fundamentales la construcción, la siderurgia, la banca, la industria de alimentos y el comercio. Ello implicó la toma de las cementeras Lafarge, Holcim y Cemex, Sidor y el Banco de Venezuela.
En alimentos se tienen 559 fundos y 12 agroindustrias, pero para el Gobierno se requieren más redes, y eso implica el cierre de los espacios.
En Barquisimeto, Chávez sugirió leer a Lenin, quien en el libro El Estado y la Revolución , expresó que “en la fase superior del comunismo, los socialistas exigen el más riguroso control por parte de la sociedad y por parte del Estado sobre la medida de trabajo y la medida de consumo, pero el control debe comenzar con la expropiación de los capitalistas”.
ACCIONES EN RECESIÓN
Cuando se realizaron las expropiaciones en 2007 y 2008 había un boom de ingresos y la actividad económica crecía, pero en 2010 las ocupaciones se enmarcan en una fase de recesión.
El 2009 terminó con una contracción de la economía venezolana de 2.9 por ciento y en ese contexto, dos de las actividades fundamentales, como la manufactura y el comercio, registraron caídas de 7.2 por ciento y 8.2 por ciento, respectivamente.
Esa tendencia no se ha revertido en 2010. El año se inició con una devaluación de 60 por ciento y una crisis eléctrica que están afectando a la producción.
El Gobierno desde enero está imponiendo más reglas y compitiendo con ventaja frente a los privados. El sector público importa a una paridad de 2.60 bolívares, mientras que las empresas tienen que comprar insumos a 2.60 y 4.30 bolívares. Ante la diferencia, el Gobierno le ha señalado a los privados que si quieren beneficiarse del régimen para el sector público, tienen que importar en conjunto con el Estado, pero con ello impone la propiedad mixta, que es la fase previa a la propiedad social.
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