Los ganaderos advirtieron, cuando dejó de llover antes de tiempo, que habría una situación difícil en el país. Pero no fueron escuchados por el Gobierno y ahora la sequía se agravó con el verano.
Falta el pasto para alimentar a los animales y que se estén secando las fuentes de agua causa que el ganado muera.
Esto lo enfrentan ganaderos de Boaco, Chontales y Managua, quienes urgieron nuevamente atención de parte del Gobierno para “al menos mermar un poco el impacto de la sequía” que amenaza al hato nacional.
Hace un par de semanas LA PRENSA informó de la muerte de unas 200 reses en unas 14 comunidades de la zona de Teustepe, Boaco. Una situación que ahora se extiende al resto de zonas ganaderas.
En Managua, por ejemplo, en las fincas de crianza de hato ubicadas en el sector de carretera Xiloá-Mateare, ya no queda casi nada que dar de comer a las reses.
Edgardo Agurcia, de la finca El Cardón, confirma que en los últimos dos meses se les han muerto siete terneros y cuatro vacas. En sequías anteriores llegó a tener hasta 14 reses muertas, cifra que teme será mayor este año.
Intentan evitar más muertes trasladando parte de las 170 reses de la finca a sitios donde hay más pasto. Y las 53 reses que quedan las alimentan con escobillón, pero incluso este recurso igual sufrió daño “porque al faltar el agua no creció suficiente. Hacíamos seis silos, ahora apenas dos para alimentar”, dijo.
Sus animales están flacos. El intenso calor también afecta el estado del hato. “Por ejemplo, el toro se desanima y no monta las vacas, y entonces no hay reproducción. Y las vacas preñadas en el parto están muy débiles y el ternero se traba”.
Sus vacas han perdido peso. Pasaron de 370 kilos cada una a 300 kilos. Y de dar siete litros de leche al día por vaca, a apenas dos litros.
La gravedad se extiende a Boaco. Carlos Cajina, de la Asociación de Ganaderos de San José de los Remates, contó que en esta zona llovió hasta septiembre y por eso no creció suficiente pasto para asegurar reservas para el verano.
“A estas alturas los animales están presentando problemas de peso, están delgados, incluso ya hay muerte de ganado en la zona”, aseguró Cajina.
La asociación trabaja en contabilizar el hato que muere por finca. “Ayer (lunes) en el lado de Tomatoya un productor hablaba de 15 reses muertas”, dijo Cajina, quien advierte que “habrá una mortandad de ganado si no se atiende a los pequeños ganaderos con urgencia para que adquieran suplemento de alimento”.
Lo que preocupa más a los ganaderos es que las reses están muriendo antes de lo previsto, porque “esto pasa al final del verano, pero se está viendo desde el inicio, eso indica que los problemas son mayores”.
APENAS EL PRINCIPIO
Julio Fernández, de la Cooperativa Masiguito de Camoapa, dijo que los 600 pequeños ganaderos de la zona buscan alternativas para prepararse porque “apenas es el principio” del problema.
“Apenas van dos meses y sabemos que en marzo, cuando esté de lleno el verano, la cosa se agravará”, dijo Fernández.
Los ganaderos están adquiriendo pacas de heno, melaza, suero y vitaminas para ponerle a los animales cuando agrave la sequía.
AFECTADA PRODUCCIÓN DE LECHE
Al bajar el peso del ganado disminuye la producción de leche. Los ganaderos aseguran que se bajó en 30 por ciento sólo en la zona de Boaco y Chontales.
En Boaco el acopio normal de leche es de 60 mil litros diarios, pero se les ha mermado al punto que dejan de percibir 8 mil litros por día. En Chontales produce en época buena los 25 mil litros de leche por día, pero ahora es de 16 mil litros.
Alfredo Lacayo, gerente general de la compañía Lácteos de Centroamérica (Centrolac), dijo que todavía no reporta esa disminución en la producción de acopio, pero aseguró que “los productores ya nos alertaron que vienen meses difíciles”.
RECLAMAN ATENCIÓN
Representantes de la Cooperativas Masiguito, Camoapa y la Cooperativa Acoyapa, Chontales, reclamaron la tardanza de parte del Ministerio Agropecuario en atender la problemática.
Hasta el fin de semana pasado, el Gobierno anunció la conformación de una comisión encargada de verificar los daños por la sequía.
“En Masiguito no ha llegado nadie del Ministerio de Agricultura a hacer ningún planteamiento. Somos nosotros como cooperativas quienes estamos buscando cómo solucionar el problema”, reclamó Julio Fernández. Sólo en este municipio se calcula necesitar un millón de córdobas para intentar resembrar pasto y “tener que dar de comer a las vacas cuando las cosas empeoren”.
El sector ganadero demanda un fondo de emergencia de cien millones de córdobas para comprar alimento sustituto para el hato como cascarilla de arroz, semolina, gallinaza, sorgo y sales minerales.
Humberto Rodríguez, de la Cooperativa Acoyapa, dijo que al ser una situación crítica, el financiamiento sería igual para hacer pozos porque los manantiales se están secando porque el invierno no llovió suficiente.
Todavía en esta zona no reportan muerte de ganado, pero “es el mayor temor” porque saben que la sequía empeora.
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