La necesidad del hombre de predecir el futuro ha sido siempre fascinante y comienza desde el inicio de la historia. Lo que ha cambiado son los métodos utilizados para esa búsqueda, impulsada por el afán de controlar eventos importantes a lo largo de la vida.
El beisbol no ha estado al margen de ese fenómeno y aunque no se leen augurios como en la prehistoria, ni se acude a los horóscopos para saber cómo se bateará o lanzará en un determinado día, se recurre a la tecnología para proyectar resultados sobre el juego.
“Este año hemos corrido una simulación de la temporada diez millones de veces en la computadora y ya te puedo decir quién ganará cada división”, me dijo hace cuatro años Jeff Luhnow, vicepresidente de los Cardenales de San Luis, y acertó.
Los Cardenales, al igual que todos los equipos de Grandes Ligas, tienen programas con toda la información sobre ellos y sus rivales. Saben sobre cada pitcheo que se ha hecho, su velocidad, sus variaciones, el ángulo porque el que entró a home y que pasó con él.
“Esa información te lleva a descubrir tendencias y el comportamiento de cada lanzador o bateador en una circunstancia específica del juego. De ahí que podamos anticiparnos a lo que puede suceder”, señaló Luhnow, ingeniero de la Universidad de Pensilvania.
Desde hace algunos años, muchos equipos destinan buena parte de sus recursos para la estructuración de sistemas informáticos y les han funcionado. Boston, por ejemplo, tiene a Bill James, el más conocido analista del juego. Los Cardenales disponen de un cuerpo de especialistas muy competentes, que incluye un científico de la NASA.
SOBRE LOS NICAS
Y aunque estas técnicas matemáticas son fascinantes y han dejado atrás los métodos tradicionales de evaluación, el margen para el error luce más amplio cuando se proyecta el desempeño de un jugador de forma individual, que cuando se habla de los equipos.
En estos pronósticos se consideran factores como los estadios, el respaldo ofensivo que tendrán los lanzadores, su historial de lesiones, porcentaje de pitcheos que utiliza y otros aspectos más, pero específicamente con Vicente Padilla nunca han atinado ni una vez.
Por ejemplo, en el sitio Fangraph.com usted encuentra que Bill James proyecta para el chinandegano un récord de 7-8 y 4.66 en un máximo de 26 aperturas con los Dodgers, mientras que a Everth Cabrera le vaticina un año de .268, con 90 anotadas y 37 robos.
Parecen más apropiadas las proyecciones de Cabrera, pero Padilla va a un año en el que podría definir su futuro. Su acuerdo es por un año. Así que una gran campaña lo llevará a un gran contrato. Además, lanza para un buen equipo y en un estadio para lanzadores.
Las máquinas y operaciones matemáticas son buenas herramientas, pero aún no pueden medir el deseo y coraje de un atleta. Y muchas veces, más que el propio talento de un jugador, es su actitud lo que establece la diferencia. Ojalá eso ocurra con Padilla.
Lo que uno cree es que Vicente tiene suficientes razones para lanzar motivado este año e ir por encima de proyecciones que a todas luces se ven muy discretas. De todas formas ya veremos qué sucede.
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