Suena el teléfono y enseguida se disculpa por la interrupción. Es su hija, así que no puede dejar de contestar. Ésa es la adoración de su vida. Sus ojos negros y chispeantes se empiezan a humedecer y la voz se le parte con sólo mencionar que en pocas semanas esa hija, esa amiga, esa compañera y confidente partirá del país para estudiar fuera y ella no tendrá más remedio que extrañarla. “El verdadero amor lo conseguí con mi hija”, dice. Así es Norma Helena Gadea, una mujer sensible que derrama simpatía y ternura cuando habla, aunque también se transforma en una persona firme y determinada cuando de exponer su opinión se trata.
¿Cómo nació la inquietud de Norma Helena de convertirse en cantante?
Soy hija de artistas. Mis padres se enamoraron en un escenario, los dos eran cantantes. Nací premiada por Dios y por la vida, mis hermanos también tienen sus dones artísticos, pero quien se dedicó a esto con la pasión de la vida fui yo. Canto desde que nací, porque en vez de llanto fue una música (lo que se oyó). (Ríe)
¿Nunca se opusieron sus padres a que se dedicara a esta profesión?
Mi papá creo que soñaba con que yo fuera abogada y, bueno, entré a estudiar esa carrera, pero cuando uno lleva el gusanito del arte no hay nada que te lo pueda quitar…
¿Cómo selecciona su repertorio?
Entran en el repertorio las canciones que creo que van a llenar mis expectativas, exigencias musicales, rítmicas y de contenido… Las que me tocan el alma, que se me meten por la piel y me hacen parar lo pelos… Yo no puedo cantar nada por encargo. Si no me gusta (la canción), no hay forma de que pueda cantarla como merece ser cantada.
¿Le gustaría experimentar con otros géneros?
Fruta favorita: Mango.
El último libro que leyó: Puros cuentos de Luis Enrique Mejía Godoy.
Día más feliz: Cuando nació mi hija.
La decepción más grande: He tenido varias…
El último disco que escuchó: Uno de Carlos Mejía Godoy.
Si no fuera cantante sería… chef.
¿Cómo duerme? En posición fetal y por el calor duermo con muy muy poca ropa. (Sonríe)
El vicio más grande: Echarme un cigarrito de repente.
Manía oculta: Lavarme las manos a cada rato.
[/doap_box]
Yo he cantado hasta bachatas… He cantado salsa y hasta rock con Malos Hábitos. Canto tangos, boleros, trova, bachatas… He cantado la música de Juan Luis Guerra, Fito Páez, Charly García. A lo que no le entro es al reggaetón… (Ríe)
Cuéntenos sobre su faceta de cocinera, su proyecto de las sopas… ¿son su especialidad?
No, yo hago de todo, lo que pasa es que las sopas me fascinan. Yo cocino todo y sin receta. El punto es un instinto de los dedos y el paladar. Ese gusto de la cocina me viene de mi madre, que era excelente cocinera, y siempre fui curiosa, tenía mi piedra de moler chiquita, mi fogoncito, me daban mi pelotita de masa y hacía tortillitas, ésos eran mis juguetes… Tengo recetas de mi abuelita, las guardo como tesoros y de repente en alguna actividad de la familia sorprendo con esas delicias culinarias.
¿Conquistó a algún novio así?
No, fui de pocos novios. Yo creo que soy madre porque conocí el amor con el padre de Candelaria, pero resultó que ése no era el verdadero, el verdadero lo conseguí con mi hija porque creo que ése sí es el de verdad.
¿Es usted una mujer vanidosa?
Muy poco. Me arreglo lo necesario… Considero que la belleza no necesita mucho y yo soy una mujer bella que no necesita ponerse mucho adorno. (Ríe)
¿Le ha molestado algún tipo de críticas sobre su peso?
No me molesta porque no me gusta mi peso. No sé si alguien me habrá criticado por el peso, tal vez habrá gente que no le gusta la gente gorda y es discriminatoria. No es asunto de dieta, es asunto de una enfermedad que tengo… Soy de buen comer, pero no soy desbocada con la comida.
Ayer mismo en un lugar donde solía comprar zapatos de mi tamaño, yo soy talla 12, me dijeron: “Ya no viene y ni va a venir de su talla”. Entonces yo me dije que tengo que iniciar un movimiento universal porque lo vamos a meter al internet contra la discriminación de las personas gruesas. Vas en un avión y si no compras dos asientos, vas muy incómoda. No hay sitios adecuados para la gente obesa, porque pensarán que la obesidad es igual a gula y es una enfermedad. Y cada persona con sobrepeso tiene un drama encima, y es tan humana como una miss con medidas espectaculares, nos discriminan, no hay ropa adecuada y si hay, es horrible, como que no merecemos vestirnos bonito. Entonces me doy a hacer mi ropa. Es muy dura la realidad de la gente con sobrepeso.
¿Simpatiza con algún partido político?
Actualmente no. Soy libre, soy independiente, soy demócrata, me gusta la libertad. No me gustan las dictaduras, vengan de donde vengan, me gusta que mi país esté en orden, que las cosas sean dentro del marco de la legalidad. Opto por las banderas de la libertad, de la vida, de la justicia, pero no por banderas con siglas. Soy una cantora de este pueblo. Dirijo mi música al pueblo nicaragüense sin distingo de filiaciones políticas.
Ver en la versión impresa las páginas: 9 B