Por Geiner Enrique Bonilla R.
En Centroamérica la epidemia de VIH/Sida está afectando principalmente a la población más joven. Para el 2005, los gobiernos de los países centroamericanos firmaron un convenio en San Salvador para tratar de frenar la epidemia.
Pero según afirma Sergio Montealegre Bueno, coordinador de la Red Centroamericana de personas con VIH (Redca), algunos países han avanzado, otros se han estacando y otros han ido hacia atrás en el proceso de lucha contra el virus, sobre todo en aspectos claves como prevención y educación sexual y reproductiva.
Redca ha emprendido un proyecto, financiado por el Fondo Mundial, que pretende levantar los perfiles sociodemográficos de las personas con VIH en Honduras, Nicaragua, El Salvador y Panamá, con el objetivo de hacer un cruce de información en cada uno de los países.
“No tanto para decir qué país está mejor y qué país está mal, sino para saber cuáles son las similitudes de la epidemia y el comportamiento de la epidemia en las personas”, explicó Montealegre.
Hasta el momento sólo se cuenta con el perfil hondureño. Panamá está levantando la base de datos, mientras Nicaragua y El Salvador están próximos a presentar sus resultados.
Una vez que culminen los diagnósticos, esto les permitirá realizar un proceso de incidencia y desarrollar acciones estratégicas enfocadas en el cambio de comportamientos en las personas con VIH para la prevención secundaria, es decir la prevención de nuevas infecciones y la prevención de la reinfección. De igual manera estrategias de cambio de comportamiento para la prevención de las personas que no tienen VIH.
Para Montealegre, uno de los grandes problemas es que el VIH se está viendo como un problema netamente de salud, cuando en realidad se trata de un componente social, donde todos los agentes deben trabajar en una respuesta conjunta para frenar la epidemia.
¿Cómo se está comportando la epidemia del VIH a nivel de Centroamérica?
Si bien en cierto que Honduras es el país que tiene la prevalencia más alta de VIH, justamente en toda Centroamérica estamos viviendo las mismas características, por ejemplo, que hay una feminización de la epidemia, es decir que cada vez encontramos más mujeres con VIH, que hombres con VIH. Sin embargo, también se está centrando en grupos específicos y la prevalencia de estos grupos es altísima.
¿Entonces están cambiando los grupos de riesgo?
La epidemia nos dice que en la región centroamericana, aunque está tendiendo a la feminización, también está centrada en hombres que tienen sexo con hombres, en mujeres y hombres trabajadores sexuales y en mujeres embarazadas. Pero lo que más nos llama la atención es que se sigue comprobando que, dentro de las poblaciones económicamente activa, es decir entre los 15 y los 44 años, se concentra el 70 por ciento de las infecciones.
Basándonos en el perfil sociodemográfico que realizaron en Honduras ¿podríamos decir que la realidad encontrada en ese país puede calzar con una realidad de Centroamérica?
No podemos decirlo con datos estadísticos y sería muy irresponsable decir que el virus se está comportando igual. Pero me he reunido con gente de Nicaragua y me han dicho que algo similar está pasando aquí; en El Salvador también nos dijeron que es similar a lo que les pasa a ellos. Entonces lo que podemos decir es que en la región están pasando cosas similares
¿El porcentaje de infecciones ha ido en aumento?
Sí hay un aumento, pero en este momento no tenemos un dato exacto. Lo que sí sabemos es que hay un subregistro de cerca del 50 por ciento. Esto quiere decir que no todas las personas diagnosticadas están en la base de datos. También es algo cierto que, por cada persona diagnosticada, hay cerca de 10 personas sin reportar. Entonces estamos hablando de una epidemia oculta altísima.
¿Cómo están respondiendo los gobiernos a este fenómeno?
En 2005 se hicieron compromisos presidenciales en San Salvador. Ahorita justamente se está evaluando cuál ha sido el avance en los compromisos de los ministerios de Salud y Educación, sobre todo en el tema de incluir en las currículas el tema de la salud sexual y reproductiva. Y del 2008 al 2010 no hemos avanzado en nada, nos hemos encontrado que en muchos países ni siquiera se han conformado los comités.
Usted habla de educación sexual y reproductiva, pero ¿cómo luchar con eso en países conservadores como Nicaragua, donde la Iglesia ha querido prohibir las iniciativas de un manual de educación sexual?
No es solamente en Nicaragua, ni solamente en Centroamérica que se tiene que seguir luchando con el tema de la religión. Hay que hacer un trabajo para que las iglesias dejen de satanizar el condón, en el sentido de que lo ven malo. El condón debería ser tomado como un elemento neutro. Además la sexualidad humana no debe ser tomada única y exclusivamente para la reproducción, que es el contexto que tiene la Iglesia.
Ellos aseguran que promover el condón es promover la promiscuidad.
El condón no se promueve para promover la promiscuidad, sino para prevenir infecciones de transmisión sexual. A veces queremos ocultar todas las herramientas de protección y con tapar los ojos a la gente no vamos a evitar que vayan al vacío. Además con negar una realidad o con condenar una realidad, no vamos a detener la epidemia.
¿En las investigaciones se ha tomado en cuenta la religión de los encuestados? ¿Por qué este dato es relevante?
En el tema con personas con VIH es un tema muy importante, porque por ejemplo, tenemos que muchos grupos radicales evangélicos obligan a las personas a no tomar tratamiento antirretroviral, porque les dicen que Dios los ha curado con sólo estar en la Iglesia. Muchas personas están abandonando el tratamiento antirretroviral, entonces hay que trabajar con las iglesias para decirles: “Oigan, por un lado va la fe y por otro va la ciencia”.
Y en cuanto a atención médica para pacientes con VIH ¿cómo se encuentra Centroamérica?
Estamos empezando a hacer la evaluación de la calidad de los servicios. Lo que generalmente la gente nos dice es que no hay medicamentos, que no hay acceso a pruebas, pero lo que queremos indagar es por qué no hay medicamentos, ni acceso a pruebas. Justamente eso es lo que estamos haciendo para poder presentarles a los ministros de Salud cómo pueden mejorar los servicios de personas viviendo con VIH.
¿Ha habido problemas serios de escasez de medicamentos?
Sí. En Nicaragua ha habido desabastecimiento, en Honduras ha habido y en unos países es más prolongado que en otros. Entonces son cosas que llaman mucho la atención, porque si le suspendes a alguien la terapia antirretroviral desmejoran su calidad de vida.
¿Los hospitales están capacitados para atender a personas con VIH?
No podemos generalizar porque hay personal capacitado y hay personal sensibilizado. Entonces tenemos en todos los países el personal, pero que obviamente tiene sus manos atadas, porque no puede dar más de lo que les da el sistema de salud.
¿No hay discriminación en los hospitales?
Sí hay discriminación. Pero no podemos generalizar, aunque se reconoce que hay discriminación, pero no de todos los prestadores de servicio.
¿Y en cuanto a discriminación social, en las escuelas o los centros de trabajo?
En algunos países estamos estancados, otros estamos avanzando desde la parte legislativa. Pero hay empresas donde siguen haciendo la prueba antes de entrar a trabajar, aún sin el consentimiento de la persona. En las escuelas lo siguen haciendo, seguimos teniendo escuelas donde se les dice que si el niño es VIH o hijo de padres VIH no puede estudiar. Entonces qué pasa, la gente se cambia de barrio, se cambia de pueblo y tiene que ocultar su diagnóstico para no ser discriminada.
¿Cuál sería el futuro de estas personas a las que se les niega la educación y el trabajo?
Ése es el llamado importante del Redca, porque estamos hablando de población económicamente activa y si no los estamos atendiendo con servicios de calidad, la población se nos va a enfermar y una población enferma no puede trabajar, y si no trabaja no produce y si no produce el país no crece, entonces nos estancamos.
¿En el tema de VIH se puede estar tranquilo en Centroamérica, si se le compara con otras regiones afectadas?
Lo que pasa es que la gente siempre centra la prioridad en África y estamos olvidando a Latinoamérica y el Caribe. Entonces si seguimos pensando que podemos estar tranquilos, muy pronto vamos a tener un comportamiento similar al de África, donde lo extraño es encontrar a alguien que no sea VIH positivo.
DENUNCIAS VÍA INTERNET
Para Sergio Montealegre, coordinador de la Red Centroamericana de personas con VIH (Redca), uno de los principales indicadores es que las personas empiecen a manejar información comunitaria, para que puedan buscar información actualizada.
“Además, el VIH está ligado a la pobreza y muy ligado al nivel educativo. La mayoría de las personas con VIH en estos países con extrema pobreza cuentan con un perfil sociocultural muy bajo, entonces hay que enseñarles desde cómo usar una computadora, cómo buscar información y justamente otro de los objetivos es iniciar todo un proceso de alfabetización en grupos específicos de los países”, indicó Montealegre.
El internet también se ha convertido en una aliada para denunciar la discriminación. A través del sitio web de REDCA www.redca.org, se están impulsando las denuncias en línea, dirigidas a las personas que se sientan vulneradas en su derecho y no sepan dónde poner sus denuncias.
Para ello, se están conformando los comités que le darán seguimiento a estas denuncias.
EL PERFIL DE UN HONDUREÑO AFECTADO
En el caso específico del perfil del afectado en Honduras, el VIH se presenta como una persona joven, de bajo nivel académico, con pocos ingresos, principalmente mujeres y que en su mayoría profesan la religión católica o evangélica.
El 88 por ciento del total sabe leer y escribir, pero sólo un poco más del 10 por ciento culminó los estudios secundarios. Del total, casi el 90 por ciento son sexualmente activos, la mayoría inició su vida sexual entre los 15 y 20 años.
En cuanto al apoyo familiar, el 66 por ciento confirma que recibe apoyo familiar, el 19 por ciento aseguró que su familia no lo sabe y 8 por ciento recibió el rechazo de su familia.
Los datos anteriores son exclusivos de Honduras, donde vive la tercera parte de las personas infectadas en la región, y donde el sida es la principal causa de muerte en las mujeres. Sin embargo, el resto de naciones tienen un comportamiento más o menos similar.