La temporada seca del año se está haciendo sentir. Para muestra basta un día. El martes pasado las temperaturas en Jinotega y Bluefields superaron sus marcas máximas históricas para febrero.
De acuerdo con el edil, el 75 por ciento de las familias productoras en Santa Lucía perdieron la producción de frijol, maíz y sorgo, en una emergencia que no tiene precedentes en esa zona del país.
Lo peor, advierte Martínez Flores, es que “se han hecho llamados por la emergencia, pero no hemos obtenido respuesta del Gobierno. Y nosotros necesitamos de un apoyo inmediato porque ya está comenzando la época de verano y de marzo a agosto la hambruna podría empeorar”.
En San José de los Remates, otro municipio de Boaco, la situación tampoco es alentadora. De acuerdo con la alcaldesa de ese municipio, Martha Lucía Sarria, 400 familias del área más seca de esa zona carecen de agua y alimentos.
“Las familias más afectadas son las que viven en la zona más seca que es la limítrofe entre San José de los Remates y Teustepe. Ya hay falta de alimentos y agua, y la pobreza se está sintiendo más porque la recolección de café ya pasó y ya hay menos ingresos en las familias”, dijo Sarria.
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En Jinotega, al Norte de Nicaragua, la temperatura máxima histórica en febrero es de 31.5 grados centígrados, pero el martes esa marca fue sustituida por una nueva de 32.0 grados centígrados. En Bluefields, en el Caribe, el salto fue mayor, porque pasó de los 33.0 a los 34.1 grados centígrados, una diferencia de más de un grado centígrado.
El caso de Jinotega es llamativo porque se trata del municipio más fresco del país, con una temperatura promedio anual de 20.7 grados centígrados; pero aparentemente también está sufriendo los efectos del calentamiento global.
Tras confirmar estas nuevas marcas históricas, Martha Castillo, meteoróloga del Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (Ineter) informó que el martes fue el día más cálido de la semana.
En Managua, Masaya y Rivas las temperaturas máximas se mantuvieron entre los 34 y 36 grados centígrados. En Occidente fueron de 34 grados centígrados, mientras que en el Norte y Centro oscilaron entre los 36 y 37 grados centígrados.
En horas de la noche, las temperaturas bajan, pero no lo suficiente como para no sentir un poco de calor en el ambiente, ya que se mantienen entre los 24 y los 26 grados centígrados.
Castillo explicó que esto se debe a la débil velocidad de los vientos, que oscilan entre los siete y los 12 kilómetros por hora en estos días, pero también a que el territorio nacional está más expuesto al Sol en esta época del año.
A pesar de esto, en la segunda parte de esta semana el Ineter espera que los vientos incrementen aunque sea un poco su velocidad debido a la aproximación de un frente frío.
Eso aliviaría un poco la sensación de bochorno, pero Castillo recordó que sólo se esperan dos frentes fríos (que podrían alcanzar o no Nicaragua) antes de la etapa más cálida de la época seca del año, correspondiente a marzo y abril.
Las altas temperaturas también pueden estar asociadas a los efectos del fenómeno climático de El Niño, que trae sequías al país.
El incremento de las temperaturas perjudican a las plantas porque acentúa el estrés hídrico, debido a la poca humedad que hay en el suelo y al ambiente hostil de la atmósfera.
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