La Paz/EFE
El presidente de Bolivia, Evo Morales, afirmó hoy que la economía de su país ha logrado un mejor desempeño desde que se “liberó” de Estados Unidos y del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El mandatario aseguró en una rueda de prensa que el Gobierno de Estados Unidos y el FMI “perjudican en todo” y les acusó de haber condicionado en años anteriores la entrega de créditos a la aplicación de políticas de privatización de empresas.
“Todos los datos demuestran que sin Estados Unidos, sin su Gobierno que impone políticas, sin el FMI, estamos mejor”, dijo.
Morales señaló que los ingresos globales del país hasta el 2005 por la exportación de gas sumaron 2.000 millones de dólares, pero que durante su primera gestión gubernamental (2006-2010), esos recursos se incrementaron hasta los 8.000 millones.
Recordó que, antes de que asumiera la Presidencia en 2006, la inversión pública en el país era financiada con un 70 por ciento de créditos y cooperación y con un 30 por ciento de dinero propio. “Sin EE.UU.” se ha logrado revertir esa situación, apuntó.
El gobernante destacó, además, el incremento de las exportaciones, el superávit fiscal y el crecimiento económico logrados en los últimos cuatro años.
“Nos liberamos del imperio y del Fondo y cómo ha crecido nuestra economía (…) Sin EE.UU. y sin FMI estamos mejor en todos los aspectos, especialmente económicos”, insistió Morales, para quien el organismo multilateral es el “instrumento económico y financiero del capitalismo”.
Agregó que la participación de Estados Unidos en temas de cooperación para Bolivia “es deseable, pero no es definitiva”.
Las relaciones entre Bolivia y Estados Unidos se han deteriorado desde que Evo Morales asumió la jefatura de Estado en 2006.
La máxima tensión se alcanzó en septiembre de 2008, con la expulsión mutua de los embajadores de ambos países y la posterior suspensión para Bolivia de los beneficios de la Ley de Promoción Comercial Andina y Erradicación de Drogas (ATPDEA).
Washington y La Paz iniciaron en mayo de 2009 un diálogo para establecer un acuerdo de mutuo respeto, cuya firma aún está pendiente.