Fotos LA PRENSA/CORTESÍA
El príncipe de la salsa, Luis Enrique Mejía López, no se siente merecedor de tal nombramiento. Él dice que como muchos compatriotas, tuvo que emigrar a otro país para escapar de la guerra en Nicaragua, en 1978.
“Me sentí ajeno en Estados Unidos, con miedo, sin papeles, ni dirección”. Pero asegura que su “fe” le empujó, aún en situaciones de discriminación a conquistar su sueño de ser músico.
Luis Enrique nació en Somoto (Madriz) el 28 de septiembre de 1962. El cantautor admite sentirse parte de tres países: Nicaragua, Estados Unidos y Puerto Rico.
“Yo no sería lo que soy hoy en día si Puerto Rico no hubiera apoyado mi carrera. En ese país me recibieron con los brazos abiertos. Yo estaré eternamente agradecido con ese pueblo”, expresó el cantautor.
Desde su lanzamiento el año pasado con el álbum, Ciclos, Luis Enrique se ha hecho acreedor de dos Latin Grammy, un Grammy Americano, dos premios Lo Nuestro y cuatro nominaciones a los Premios Billboard de la Música Latina 2010.
El salsero, quien tiene veintiún años de carrera musical, también ha logrado cumplir su sueño de cantar con reconocidos cantantes latinos, y vuelve a decir presente al formar parte del selecto grupo de cantautores latinos que integran la grabación de la histórica canción “Somos el Mundo”, por Haití.
A tan sólo cuatro días de ofrecer dos grandes conciertos (11 y 12 de marzo) en los escenarios nicaragüenses, Luis Enrique conversa con Domingo desde Miami, con el fin de revivir su canción Autobiografía.
Muy poco se conoce de la travesía que viviste al emigrar de Nicaragua. En tu disco Ciclos, propiamente en tu canción Autobiografía te describes como un ilegal con miedo, sin papeles y sin dirección. ¿Podrías recordar esos momentos de tu vida?
En el año 1978 cuando apenas comenzaba la guerra y había mucha incertidumbre en Nicaragua, parte de mi familia deciden enviarnos a mi hermano y a mí a los Estados Unidos. Tenía 15 años. Viajamos de Managua a México. Nos esperaba un tío político.
Si es verdad que mi viaje fue en avión hacia Estados Unidos, pero te puedo decir que me marcó emocionalmente. Yo me preguntaba una y otra vez ¿cuándo me reencontraría con mi familia? ¿cómo me iría en un país extraño?
Además no sabía qué significaba el término de ilegal. En Nicaragua no estábamos acostumbrados a utilizar esa terminología.
Yo creo que de verdad lo fuerte de toda mí historia en Estados Unidos fue tratar de comprender ¿qué cosa es ser ilegal en este país?
¿Te sentías ajeno?
Claro que me sentía ajeno. Primeramente no sabía inglés, o sea más ajeno que eso imposible. Pero aparte del idioma, culturalmente hablando, fue muy duro para mí. No era mí cultura. A los 15 años era muy difícil; mi familia, mis amigos, mi mundo estaba en Nicaragua, pero no tenía más remedio que iniciar en otro país.
Escapaste de la guerra. ¿ No tuviste sentimientos encontrados cuando escuchabas a tus tíos cantarle a la revolución e incitando a otros jóvenes a luchar?
Por supuesto que sí. Pero yo tenía familiares sandinistas y somocistas. Yo me encontraba en medio, tratando de superar todo aquello a mi edad.
Yo le canto a mi hijo Luca las canciones de mis tíos. No los juzgo, ni los condeno, ni mucho menos, cada quien tiene una responsabilidad de acuerdo a lo que piensa y lo que dice. Creo que mis tíos lo han asumido muy bien y yo también.
Don Francisco Mejía Godoy, mejor conocido como “Chico Luis”, recuerda perfectamente el vacío que sintió cuando Luis Enrique tuvo que emigrar hacia Estados Unidos.
“Fue muy duro para mí la separación, yo sabia que iba a ser difícil volverlo a ver pues se aproximaba la guerra (1979). Pasaron 14 años para el reencuentro”, recuerda don Chico.
En 1992 Luis Enrique y su padre se reencontraron en San Juan de Puerto Rico. Luego, viajaron juntos hacía Miami para el lanzamiento de su disco Luces del Alma.
“Fue una emoción muy grande cuando vi a mi hijo convertido en un hombre. Él estaba alternando un concierto con el merenguero Johnny Ventura y para mí fue algo excepcional, por que yo conocía la trayectoria de ese cantante dominicano.
Para su progenitor, el Príncipe de la Salsa es una persona que siempre se ha ganado la vida a punta de esfuerzos.
“Siempre yo estuve orgulloso de él, sobre todo por que siempre estuvo seguro de lo que quería hacer. Cuando el tenia 7 años, él me dijo mira papá yo quiero ser músico, esta bien le dije yo, pero deberías hacer una carrera universitaria, para ser un buen músico”, recuerda don Chico Luis.
Luis Enrique no logró cumplir con el deseo de su padre por su condición de ilegal en Estados Unidos. Sin embargo su vocación lo ha llevado a competir con grandes de la música de Latinoamérica.
“Luis Enrique es una persona que hace grandes esfuerzos por conseguir todas las metas que se propone. Es muy ordenado. Su éxito se basa en disciplina”, enfatiza su padre.
[/doap_box][doap_box title=”DISCOGRAFÍA” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]
2.-Amor y Alegría (1988)
3.- Mi mundo (1989)
4.-Luces del Alma (1990)
5.- Una historia diferente (1991)
6.- En Vivo (1992)
7.-Dilema (1993)
8. -Brillante (1994)
9.- Luis Enrique (1994)
10.-Brillantes (1994)
11.-Génesis (1996)
12.-Amiga (1999)
13.- Timbalaye (1999)
14.-Evolución (2000)
15.- Transparente (2002)
16.- Lo esencial (2004)
17.- Dentro y Fuera (2007)
18.- Ciclos (2009)
[/doap_box]
Cuando tu emigras a un país como Estados Unidos es importante no caer en el cuestionamiento inmediato, de quién hace bien o quién hace mal, sino buscarte la vida, buscando ser el mejor en lo que fuera que te dediques.
Yo creo que en Nicaragua se han dado procesos que han hecho que las familias se separen y existen cuestionamientos, pero lo que a mí respecta, yo siempre respetaré a mis dos familias. Yo nací con ellos y me debo a eso.
¿Cuándo empezaste a comprender que eras un indocumentado y que necesitabas tomar precauciones al respecto?
Creo que intentaba protegerme al no pensar que era ilegal. Yo no sabía cómo erradicar el problema. Además no sabía cuándo iba a estar legal, esa incertidumbre me consternaba.
Sin embargo por cosas del destino, y porque creo que he sido siempre una persona de fe, no religiosa, pero de fe, logré salir adelante. Yo sabía cuál iba a ser mi camino, yo iba ser músico. Yo sabía que eso quería para mi vida.
¿Alguna experiencia que te haya marcado?
Cuando salgo de secundaria, me iban a otorgar una beca para especializarme en arte por buen alumno. Yo podía estudiar en cualquier universidad de Estados Unidos. Yo era bastante bueno, pero sobre todo en el arte. En las escuelas de este país te ayudaban a potenciar tus fortalezas y la mía era la música.
La ilegalidad no me permitió ir a la universidad. La beca no me sirvió de nada. Reaccioné en ese momento negativamente, pues sentía que se me había truncado un sueño; el de estudiar arte en una universidad en Boston.
Sin embargo, me levanté del suelo, ese era otro obstáculo y yo debía buscar el lado positivo de las cosas. Empecé entonces a estudiar solo, oyendo música, preguntando. Todo fue manejado de forma autodidacta.
Nuca tuve la dicha de ir a la universidad a cursar materias musicales, nunca recibí clases de armonía, de teoría musical, y considero que todo eso me ayudó a ser un guerrero de la luz a como dice el escritor Paulo Coelho .
¿Aún siendo un indocumentado, creés que es posible prepararse y triunfar ?
Yo creo que todo el mundo tiene las condiciones para triunfar. El problema es encontrar tu camino y sobre todo trabajar.
En este país (Estados Unidos) existen todas las posibilidades de ser el mejor en lo que tú quieras, lo cual desgraciadamente en nuestro país no existe. Hay mucha gente que se mata trabajando, estudiando y después se encuentran que no tienen oportunidad de trabajar en lo que estudiaron. En Nicaragua no hay futuro.
Treinta años después que partiste de Nicaragua, continúan los flujos migratorios. Vos sos uno más de los miles que emigran de Nicaragua hacia Estados Unidos u otros destinos. ¿Cómo ves la situación en tu país? ¿Crees que hay que buscar vida en otro lugar para prosperar?
Creo que cualquier persona que cree y debe emigrar para mejorar su vida debe hacerlo. No es lo mejor estar fuera de tu país, pero las oportunidades en Nicaragua son mínimas. Aunque no vivas en Nicaragua, no significa que dejas de ser nicaragüense.
Yo creo que la patria se lleva en el alma, pero yo creo que lo más importante es realizarse como ciudadano del mundo.
Yo soy un ciudadano del mundo, gracias a la música y a esa posibilidad que me dio la vida de irme encontrando en diversas culturas latinoamericanas.
Soy nicaragüense y me siento orgulloso de serlo, pero repito, también soy un ciudadano del mundo.
¿Estás al tanto de lo que acontece en Nicaragua? ¿Lees los periódicos por internet?
En realidad no. Yo me estoy al tanto de alguna de las cosas que acontecen en Nicaragua, por mi padre y por mi hermano Ramón.
¿Pero te diste cuenta de la reacción que ocasionó cuando al recibir tu primer Grammy no se lo dedicaste al país?
En Nicaragua hay una confusión y me gustaría aclarar que no me hace ni menos, ni más nicaragüense mencionar a mí país en una premiación. Yo creo que eso no tiene nada que ver con lo que yo soy.
Soy nicaragüense y lo seguiré siendo hasta el día en que me muera.
Todo el mundo sabe en la industria de la música, también el mundo, de donde soy . Nadie tiene por qué juzgarme por el hecho de que haya o no dicho o se lo haya o no dedicado a Nicaragua.
Déjame recordarte algo, en el comienzo de mi carrera yo tuve que emigrar a otro país para lograr hacer algo y me fui a Puerto Rico. Eso fue en 1988.
Me fui a ese país a hacer mi vida, y en ese país se consolidó mi carrera. Sin duda alguna, sin el apoyo de ese país, nada de lo que ustedes están viendo sería posible.
Eso fue como haber tenido un trampolín de Estados Unidos a Puerto Rico y haber tenido la dicha que un país me apoyara tanto, aún siendo un extranjero, y en una música que no tenía nada que ver conmigo como lo era la salsa.
En Puerto Rico apoyaron mi carrera y me recibieron con los brazos abiertos. Yo estaré eternamente agradecido con el pueblo de Puerto Rico por todo lo que me ha dado. Que sin ellos yo no sería lo que soy hoy en día. Entonces hay una confusión en cuanto a eso.
Ahora, mi carrera no se dio en Nicaragua, pero igual, tanto en Puerto Rico donde viví, donde recibí premio, donde nació mi vida musical, todo el mundo sabe de dónde soy, entonces no debemos confundir de dónde soy, ni nos debemos de prestar a ese juego que juega mucha gente en Nicaragua. Yo me siento parte de estos tres países pues cada uno marcó mi vida de alguna forma.
¿Sin embargo enviaste un mensaje a los nicaragüenses con tu padre?
Claro porque me di cuenta de los rumores, pero tampoco es un pecado o es un error. Creo que no se debe juzgar en un momento como ése a una persona. Yo creo que sería terrible, si tú en algún momento encontraras algo que dijera Luis Enrique a ti te preguntaron que si tú eras de Nicaragua y dijiste que no, eso sería terrible, pero como nunca ha acontecido y tampoco acontecerá , más bien todo lo contrario, pues no tengo porque excusarme de nada en ese sentido.
En ese momento (la premiación de los Grammy) me puse muy nervioso; 21 años de carrera, nueve años fuera de los escenarios. Todo lo que tenía escrito se me fue, quedé en el aire y no dije nada de lo que supuestamente iba a decir, pero tampoco es para que me sacrifiquen por eso.
Venís para Nicaragua. ¿Cómo te estás preparando para la gira?
Lo ansioso que estoy por llegar (suspira). Creo que van a ser dos grandes presentaciones, van a ser dos momentos especiales en mi vida y creo que van a ser dos momentos de conexión con mi país.
Hay algo que me pasa cada vez que piso mi país: yo siento que se terminan todos los cuestionamientos, los miedos.
Sabes, después de que tú has vivido 30 años fuera de tu país, donde siempre te estás cuestionando que no eres americano, ni eres tampoco nicaragüense y es una cosa rarísima. Pero cuando yo piso Nicaragua todo eso se va de mi cabeza y me da mucha alegría.
Imagínate, yo llego a mi país y tengo a mi familia, tengo mis recuerdos.
Entonces, lo que yo siento al llegar a mí país es único, es especial, es rico, me fascina. Ese reencuentro riquísimo y creo que el público nicaragüense sabe lo orgulloso que estoy de empezar mi gira por allá.
¿Te consideras el príncipe de la salsa?
Recuerdo que en 1987 un locutor de radio que trabajaba en Miami me nombró así y así me quedé, pero yo no me considero un príncipe. No te diré más.
Ver en la versión impresa las paginas: 6, 7, 8, 9