Conformismo
Comparadas con las elecciones de noviembre 2008, las últimas elecciones regionales de la Costa Atlántica hasta parecieran más o menos limpias. Parecieran. Esta vez no hubo juntas con 400 votos a favor del Frente Sandinista y cero para el resto de partidos, ni llegaron las fuerzas de choque a sacar a garrotazos a los fiscales opositores para “contar” a su gusto las urnas, ni eliminación de actas perdedoras, el Consejo Supremo hasta fue tan generoso que puso alguna parte de los resultados en línea, y no han salido huestes de machetes, mortero y garrote a las calles a sofocar cualquier intento de protesta. Con ello el Frente Sandinista está logrando que la ciudadanía se termine conformando con lo que le den porque todo “pudo ser peor”.
Torpes
No sé ustedes, pero yo no le veo pies ni cabeza a este nuevo pleito entre los liberales. No se entiende. Es irracional. Es un “mato a todo el mundo porque aquel me hizo mala cara”. El único sentido que le encuentro es que los PLC estén buscando un pretexto para no incluir en la repartidera de cargos a los “Vamos con Eduardo” y despacharse hermoso sólo ellos con el Frente Sandinista. Pero sería viveza de ratón. Porque los eduardistas también podrían decidir negociar por su parte con el Frente y ALN, y empezar ambos a pelearse por quién le da más al Frente Sandinista para ser la contraparte del pacto. Y en esa subasta se nos va a venir encima la reelección de Rivas y su pandilla, la ALN y el control orteguista completo de todas las estructuras del Estado. Daniel Ortega ríe en una butaca en El Carmen viendo la película “Torpes de remate”.
Vecinos
Y miren cómo son las cosas: mientras los liberales se pelean entre sí, el Frente Sandinista se los come a ambos, y, a su vez, mientras el Frente Sandinista se come a los liberales, Costa Rica y Honduras se comen a Nicaragua. Ése es el gran problema de nuestro país. Que vivimos y actuamos como si el país estuviese en liquidación y hay que agarrar lo que sea mientras se pueda “y que el último apague la luz”. En cambio, otros están pensando en la nación que quieren tener mañana y están atentos a que se descuide el vecino bochinchero para ver qué agarran ellos también.
Hombre
Nadie va a discutir la calidad y el talento de Salvador Cardenal. Pero no es de eso que quiero hablar ahora. Lo que me impresionó en estos últimos meses fue su perseverancia hasta el final. Lo vimos andar agonizante, en canales de televisión y conciertos, cantando, reclamando por la vida que le quedaba poca, por el planeta aunque ya no sería suyo, y me conmovió hasta la médula verlo tocar la guitarra con su dedo recién amputado. Daba la impresión que si la mano le hubiesen cortado con el muñón fresco hubiese rascado las cuerdas. Nada lo detuvo. Un hombre con H mayúscula.
Haití
La historia más triste de todas es la de Haití. No sólo es el país más pobre de América, más que nosotros que ya es decir bastante, sino que vivió un terremoto que destruyó por completo su capital y provocó más de 200 mil muertos. Y estaba por fin empezando a ser el centro de atención mundial, y uno hasta pensaba que a lo mejor surgía de la desgracia un Haití distinto, cuando ocurrió en Chile un terremoto mayor y Haití pasó a segundo plano con toda su desgracia. Eso es triste.
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