De Norte a Sur. De Este a Oeste. Ayer los cuatro vientos se unieron y el Sol renació. Un nuevo año despertaba y la tradición una vez más se cumplió. La comunidad indígena de San Ramón, de Matagalpa, dio un salto atrás y con la frente en alto rescató el ritual de bienvenida al año nuevo náhuatl.
Percusión, bailes, gritos y el ronco silbido de una concha conformaron las melodías de esta ceremonia, donde más de veinte personas, en su mayoría niños y jóvenes, usaban trajes artesanales cubiertos de semillas, tapizaban su piel con manchas negras y bailaban descalzos bajo el implacable sol de mediodía.
“Saludamos a los guardianes de la luz (…) a la fuerza transformadora (…) a la madre naturaleza (…) al silencio y las emociones”, decía el guía del ritual, mientras cada miembro que conformaba el círculo hacía reverencias en dirección a cada uno de los puntos cardinales. “Fuerza Nicaragua”, era el grito común que sellaba los saludos. El corazón del cielo fue el último en ser reverenciado.
VOZ Y ALMA INDÍGENA
Según Aminadad Rodríguez, procurador especial de Defensa de Derechos Humanos de Pueblos Indígenas, éste es sólo parte de los rituales que están siendo rescatados en las comunidades indígenas de Nicaragua.
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