SAO PAULO/ AFP
Los escándalos de pedofilia que afectan a la Iglesia católica sacudieron ayer al país con más devotos de esa fe en el mundo, Brasil, luego que el Vaticano reconoció que sacerdotes en el país sudamericano abusaron de menores.
La semana pasada el canal SBT mostró imágenes en cámara oculta en las que aparece el padre Luis Marques Barbosa, de 82 años, manteniendo relaciones sexuales con un joven en el estado nordestino de Alagoas.
Tras el acto, el rostro del cura es identificado mirando a la cámara y preguntando “¿Quién está ahí? ¿Quién es?”.
El reportaje del programa “Conexao Reporter” también emitió declaraciones de tres antiguos monaguillos narrando los abusos a los que eran sometidos por párrocos.
“Él comenzó a tocarme, a besarme, intentando besarme en la boca, yo giraba pero él insistía. Me daban muchas ganas de vomitar. Comenzó a sacarme la ropa, a sacarme la camisa, mi pantalón, y también comenzó a desvestirse”, narró al programa un joven identificado como Fabiano, sobre sus encuentros con Marques Barbosa.
“Incontables veces, te aseguro que fueron muchas veces”, sostuvo el joven de 20 años sobre las ocasiones en las que asegura fue obligado a mantener relaciones sexuales con el sacerdote desde que se convirtió en monaguillo a los 12 años.
Las imágenes sin censura de Marques Barbosa manteniendo relaciones con Fabiano, filmadas en enero de 2009, son actualmente comercializadas en las calles de Arapiraca, a 120 km de la capital del estado de Alagoas, Maceió, señala el sitio Alagoas 24 horas.
CASO DE CURA ESPAÑOL
La congregación de los Clérigos de San Viator expresó el martes su “consternación” tras conocerse que uno de sus miembros está detenido en Chile por posesión de pornografía infantil y que supuestamente abusó de al menos 15 menores en colegios españoles.
“Con pleno respeto del principio de presunción de inocencia, nos sentimos consternados ante las sospechas acerca de la comisión de un delito y de una falta de moralidad tan grave”, afirmaron los Clérigos de San Viator en un comunicado.
Las acusaciones “en sí mismas, suponen ya una lesión a la reputación de nuestros centros y de quienes en ellos trabajan, a la Congregación y a la propia Iglesia”, afirmaron.
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