CORRESPONSAL/CHINANDEGA
Muchas horas sin dormir llevan los vecinos del Sistema Penitenciario Regional de Occidente en Chinandega, con unos 800 reos sonando latas, barrotes, rejas y el zinc del techo, en demanda de mejores condiciones carcelarias sin que autoridad alguna asista a resolverles.
El temor de un nuevo motín, con el lanzamiento de bombas lacrimógenas y disparos en ese penitenciario, se apodera de los vecinos de las colonias Ayapal, Los Leones, barrio El Rosario y el reparto Carlos Fonseca.
Los pobladores denunciaron ayer que desde hace una semana se ha incrementado el sonido intenso junto a gritos y palabras ofensivas de los internos a cualquier hora de la noche, la madrugada y hasta del día.
Enoc Castillo, uno de los afectados, dijo que teme un amotinamiento y nadie da respuesta de lo que acontece.
- El reo fallecido en el amotinamiento del año pasado fue Héctor Estrada Picado, de 23 años, originario de El Viejo, quien resultó con balazos de fusil AK en el antebrazo y el pectoral izquierdo.
Por liderar el amotinamiento con 300 internos de las celdas 1, 2 y 3, esa vez fue trasladado a la cárcel Modelo de Tipitapa el reo José Ángel Rodríguez Martínez (Michanguelo) condenado a 30 años de cárcel por el llamado caso del metanol en la ciudad de León.
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Cada mañana Castillo debe ir al trabajo en su triciclo sin que haya conciliado el sueño debido a los alborotos.
“Ah, pero al momento de una revuelta vas a ver que cierran las calles en contorno y no dejarán circular a la gente”, se quejó Castillo.
En un sondeo por la vecindad, los habitantes dijeron que puede ocurrir en cualquier momento un escape de una parte de los 800 reos del penal, porque “es increíble cómo golpean las paredes con fuerza”.
Una de las demandas de la ciudadanía que cobra fuerza, desde ayer, es la reubicación del penal lejos de la ciudad, igual que ocurre en otras localidades del país.
Teresa Cruz, habitante de la colonia Ayapal, ubicada en la zona norte del penal, dijo que en ocasiones la bulla inicia desde las 7:00 de la noche, pero en la quietud de las primeras horas de la madrugada es insoportable para ella, sus niños y el resto de pobladores.
“Parece que se van a salir, con lo que sucedió en noviembre pasado (el motín) este lugar se volvió peligroso, sugerimos que sea trasladado a otro lugar porque aquí da miedo”, afirmó Cruz.
JÓVENES VIOLENTOS
Según Mario Cáceres, otro de los vecinos afectado, los privados de libertad pueden arrancar el zinc o desbaratar el penal, pero ahora le preocupa que las autoridades del Sistema Penitenciario Nacional no se acerquen a conocer sus problemas y evitar una fuga masiva.
Y es que en el disciplinario de Chinandega sólo escuchan los gritos violentos de los reos y, de acuerdo con los vecinos del sector oeste, las 50 mujeres que también cumplen condenas están dedicadas a ver la televisión y dormir.
Por la rebeldía de los privados de libertad, en su mayoría jóvenes, los vecinos creen que los funcionarios están acostumbrados al bullicio e ignoran los alborotos, sin embargo, es causa de enfermedades a los niños por la tensión en que viven.
“El problema es la política de que no se puede golpear a los reos para calmarlos”, manifestó Jorge Alvarado Galeano, de la colonia Los Leones.
Para LA PRENSA fue difícil abordar a la actual directora del penal, Modesta Ortiz, para hablar del tema.
Un funcionario escuchó nuestra solicitud y dijo que la alcaide estaba ocupada y quizás atendería por la tarde, pero al final del día no hubo respuesta.
La tarde del pasado 16 de noviembre un amotinamiento dejó un reo fallecido, dos lesionados y 16 intoxicados por gases lacrimógenos.
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