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Fabio Gadea Mantilla

Talentos ocultos

Querida Nicaragua: En esta tierra bendita, aunque algunos digan que está maldita, han nacido verdaderos talentos. Dios ha sido generoso con nuestro país y nos ha dado todo género de hombres intelectuales. Muchos de ellos han hecho esfuerzos por utilizar bien su talento, pero en lo general ha imperado el egoísmo que no permite pensar en los demás, pensar en la patria, en hacer grande a la nación, o en otros casos ha surgido el militarismo como una barrera antidemocrática.

Hay uno que hizo grande a la nación: Rubén Darío. Pero éste no era político, era poeta. No era nada egoísta, todo lo contrario, era un hombre generoso, sencillo y bueno. Su único defecto eran lo que él llamaba “sus nepentes”, le encantaba estar en conversación con sus amigos alrededor de una mesa de tragos. Darío fue y es un nicaragüense grandioso, un portento de la literatura hispanoamericana.

Pero políticos hemos tenido hombres sumamente talentosos, que han sido dominados por ambiciosos dictadores, militarotes que siempre se creyeron dueños del país, pero no se preocuparon por engrandecerlo. No desearía mencionar ningún nombre, pero hubo en nuestra historia hombres brillantes que fueron incomprendidos en la política, hombres que lucharon por hacer de Nicaragua una nación libre, soberana y democrática.

Dije que no mencionaría nombres, pero no quiero dejar pasarla ocasión sin mencionar nombres como el del doctor Carlos Cuadra Pasos, el tribuno granadino que hubiese sido un gran presidente de Nicaragua, pero eran otros tiempos y siempre tuvo encima le sombra poderosa del general Emiliano Chamorro que tenía “las cañas huecas”, como les decimos en Nicaragua a las armas.

Otro gran hombre, el general Julián Irías, ministro de la Guerra de Zelaya, ni siquiera pensar en la presidencia teniendo a un lado la sombra gigantesca del general de la Libérrima que se quedó 16 años en el poder.

Otro gran talento y gran hombre, don José Madriz, llegó a la presidencia unos cuantos meses, pero no les gustaba a los señores que en ese tiempo mandaban en Nicaragua, a los norteamericanos. No les gustaba porque era liberal zelayista a pesar de que había renunciado al zelayismo y se había ido al exilio a El Salvador. Era prácticamente opositor al propio Zelaya. Madriz hubiese sido un presidente para engrandecer a su patria, para pensar en Nicaragua y no en ambiciones personales, para hacer de Nicaragua una república de leyes respetables.

Y seguimos teniendo talentos, pero la clase política nos presenta un panorama desastroso.

A la vista tenemos magistrados de la Corte, del Consejo electoral, contralores, diputados, procuradores, y con sólo dar un vistazo comprendemos lo mal que anda la política en nuestro país.

Hoy tenemos un amago de dictador. Tal vez no un amago, sino un dictador ya instalado en el poder, si entendemos por dictadura no respetar las leyes ni la Constitución política de la nación. Y junto al dictador, una serie de funcionarios aprovechados haciéndose millonarios unos, ricos otros, acomodados otros, aprovechados y prebendarios los más.

Pero no hay duda de que tenemos talentos en Nicaragua, muchos hombres de talento. Sólo que un talento mal usado, nunca en beneficio de la nación, nunca en beneficio de fortalecer la democracia y hacer grande a la patria, siempre pensando en engrosar la bolsa y en obtener más y más poder a cualquier costo, sin respetar las normas morales que hacen grandes a los pueblos y a los hombres. Se necesita sacar adelante ese talento civilista. Dios nos dio suficiente talento. Sepamos usarlo.

Columna del día Opinión
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