WASHINGTON/EFE/AFP
El amplio apoyo que recibió ayer José Miguel Insulza, para otro mandato como secretario general de la OEA, le debe permitir acometer reformas para agilizar el organismo, pero no es de ninguna manera una carta blanca para su gestión.
El chileno, que fue reelegido por aclamación para un segundo mandato al frente de la Organización de Estados Americanos (OEA), sabe que el contundente apoyo que le han dado los 33 países miembros activos del organismo representa una confianza que él tendrá que ganarse de nuevo día a día.
Y es que las críticas a su gestión y a su persona, a menudo muy duras, no han desaparecido ni lo harán por el simple hecho de haber sido reelecto por otros cinco años.
“Él sabe que hay problemas, que es muy criticado, y que debe resolver las diferencias que tiene con algunos países, y por tanto no se va a tomar este segundo período como secretario general como un mandato de continuidad”, dijo a Efe el presidente del Diálogo Interamericano, Peter Hakim.
En general, las críticas, justificadas o no, son irónicamente contradictorias, pues unos le acusan de ser demasiado blando y complaciente con algunos países, de no tomar la iniciativa y de no intervenir en determinadas situaciones en las que debería, mientras que otros le acusan de excederse a veces en sus funciones y de actuar con demasiado impulso.
“Hay varios países que no están satisfechos con la OEA, pero tampoco es fácil encontrar una solución en un organismo multilateral cuyo margen de maniobra está limitado por el estricto respeto a la soberanía de los países, y el secretario general tiene pocos recursos para actuar”, sostuvo Hakim.
Por eso, uno de sus deberes en este nuevo mandato que arranca a finales de mayo debe ser “buscar más apoyos directos de países con peso” como EE.UU., Brasil, México y Argentina, entre otros, y consultarles para ver “hasta qué punto le dejan actuar, qué quieren que haga y si hay un poco más de margen para una mayor iniciativa en su gestión”, afirmó.
CON SERENIDAD
Abogado, de 66 años, con estudios especializados en política internacional, Insulza enfrenta con serenidad y buen humor los desafíos que se cruzan en su camino, por difíciles que sean.
Inclusive cuando su gestión tuvo un tropiezo casi al final, por el fracaso de los esfuerzos diplomáticos de la OEA para revertir el golpe de Estado de Honduras de junio del año pasado.
Insulza tuvo una dilatada carrera política en Chile, donde incluso se llegó a especular que aspiraría a la presidencia en las elecciones pasadas de enero.
Canciller de Eduardo Frei (1994-2000) desde septiembre de 1994 hasta junio de 1999, Insulza ocupó la cartera del Interior en marzo de 2000, bajo la administración del presidente socialista Ricardo Lagos (2000-2006).
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