Llamadas
Un día me sucedió algo raro. Me llamó mi hermana mayor, Ivania, diciéndome que había encontrado una llamada mía perdida. “No puede ser —le dije—, no te he llamado. Es imposible, porque ni siquiera tenía este número de celular al que decís que te llamé”. Eso fue hace unos dos años. Un día de esta semana saco mi celular del bolsillo y veo en la pantalla que extrañamente hay una llamada en curso. ¿Aló?, digo con curiosidad. “¿Qué pasó, Fabián?”. ¿Quién es?, pregunto. “Norvin”, me dice, mi otro hermano. “Vos me llamaste, porque yo ni tengo saldo”, asegura. Qué raro, le digo, porque este celular es nuevo y perdí tu número. No sé cómo ocurrió. Desde entonces me he quedado pensando en eso y posiblemente haya una explicación técnica para esas llamadas extrañas. Yo prefiero creer que ocurrieron porque mi madre, que está en el cielo, encontró alguna forma de decirnos: “Háblense más seguido. Son hermanos”.
Autista
Hace no mucho oí a Jacinto Suárez, secretario de relaciones internacionales del Frente Sandinista, decir que el presidente salvadoreño Mauricio Funes era una especie de “autista” político en la región. “No se sabe dónde está, vive encerrado en sí mismo”, dijo con un dejo de burla. Y es cierto. Funes, efectivamente, se ha dedicado a gobernar para El Salvador y no ha querido hacer pandilla con los que quisieran llegar a gobernar el mundo. Cuando se habla de Funes no se habla de un presidente para el FMLN, sino para su país. Y eso marca una gran diferencia con Daniel Ortega. Así que si eso es autismo, pues, un poco de autismo no le caería mal al presidente Ortega, entre todos los otros síndromes que lo aquejan.
Mal alumno
El asunto es que si Ortega quería ser un “líder internacional”, escogió un mal camino sirviendo como escudero de Hugo Chávez. Nadie lo tomó nunca en serio. Ni el mismo Chávez. Entonces, viene el “autista” de Funes y se le ve de pronto liderando a la región en la solución del conflicto hondureño, y se hace una encuesta y resulta que el presidente mejor valorado de Centroamérica… ¿saben quién es? ¡El autista! O sea, se volvió líder regional y ha hecho un buen trabajo como presidente de su país, dos de las tareas en las que Ortega ha fracasado. En el resto, tenemos que reconocérselo, se ha destacado.
Verdugos
¿Quién iba a creer que el 2011 estaríamos escogiendo entre Daniel Ortega y Arnoldo Alemán otra vez? Hace siete años apenas, parecía una locura, un suicidio, un “tendríamos que ser bastante estúpidos para dejar que los dos principales verdugos de Nicaragua en su historia reciente sean las únicas opciones para escoger a su presidente”. Y ahora se ve tan real esa posibilidad. ¿Qué le pasa a Nicaragua?
Divieso
Creo que un gran error de todos los que no somos orteguistas es haber convertido a Roberto Rivas en el centro del problema, el mal de los males. Es cierto que este señor ha hecho mucho mérito para ganarse el título de “pesadilla nacional”, pero no podemos olvidar que el divieso es un síntoma de una enfermedad más grave. Mortal. Y que no sería raro que Daniel Ortega decida sacrificarlo, extirparlo, y hacerlo parecer como “la gran concesión” y, a su vez, el PLC enarbole la cabeza de Rivas como “el gran logro”, para luego sentarse ambos a dejar las cosas tal como están. Otro Rivas vendrá. Otro divieso. El mismo cáncer.
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