Dicen que nunca es más oscuro que antes del amanecer, y habrá que tomar ese dicho en cuenta si vamos a darle alguna seriedad al título de esta columna; precisamente ahora, cuando se ha dado a conocer una encuesta que refleja que la desconfianza hacia los líderes de la oposición es tal que éstos no despiertan ningún entusiasmo entre los nicaragüenses, cuando casi un 60 por ciento de nuestros ciudadanos se declara “independiente” y cuando la famosa unidad liberal parece aún muy lejos.
Pero así de mal como están las cosas, si los liberales, en particular los que están en la Asamblea Nacional, se dieran cuenta de lo cerca que están de consolidar una democracia estable y duradera, creo que ni ellos mismos se lo creerían. Y eso es lo malo, porque al no creérselo, son presa fácil del clientelismo y el oportunismo.
Pero es cierto. Los liberales (los Constitucionalistas, los Vamos con Eduardo e incluso los ALN) están tan cerca de dar un giro de 180 grados al país que en realidad sólo les tomaría tres pasos. Los liberales tienen la masa crítica dentro del Parlamento para atraer a los diputados del MRS y los llamados independientes (no los del BUN, que son causa perdida) si inician esos tres pasos.
Cuando hablo de un giro de 180 grados no sólo hablo de sacar del poder por la vía del voto a Daniel Ortega en el 2011, sino de sentar las bases para que sea de verdad la ciudadanía la que escoja su futuro en las urnas.
Los tres pasos son: 1.- Echar al basurero el decretazo ilegal mediante el cual el compañero comandante pueblo presidente Daniel creó la ficción de que los funcionarios a quienes se les vence el período pueden seguir en su cargo.
Al rechazar ese decreto la Asamblea deja sin ningún asidero a los funcionarios que todavía se aferran a sus cargos habiéndosele vencido su período. Pero no solo eso, saca de la comodidad al Presidente, que actualmente no tiene prisa para elegir porque se apoya en su decretazo para que todo siga “normal” en los otros poderes del Estado.
Paso 2.- Mantenerse unidos para que, al haberle sacado la alfombra del decreto por debajo de los pies a Ortega éste se vea obligado a negociar en el punto clave: los magistrados del Consejo Supremo Electoral. Los liberales deben entender aquí que no necesitan colocar fieles partidarios en este poder del Estado, sólo deben garantizarse un Consejo Supremo Electoral con cuatro funcionarios honestos, valientes e inteligentes para tener mayoría y garantizar una elección libre. En una elección libre Ortega no gana nunca y eso lo puedo asegurar si se toma el tercer paso.
Paso 3.- Elecciones primarias, bien organizadas y observadas, con padrón electoral ad hoc, creado por las comisiones electorales en cada municipio y en cada barrio, para evitar en lo posible que se infiltren a votar los enemigos de la democracia.
Estas primarias serían para elegir a los candidatos a diputados y al candidato presidencial (aunque se discuten otras modalidades para elegir al candidato presidencial), pero en fin, el punto es que unas primarias transparentes no sólo le devolverían el ánimo al votante, sino que garantizarían que el candidato a diputado particularmente sienta que se ganó el cargo a pulso y no a dedo. Eso hace una diferencia inmensa.
Con esos tres pasos los liberales habrán cambiado el panorama político, y lo habrán cambiado a su favor. Es cierto que tal vez muchos de los actuales “líderes” no logren pasar el colador de la primarias, pero es el precio que hay que pagar para garantizar un país con futuro, un país en el cual aun los que no ganen puedan vivir en paz. El otro camino es el del zancudismo. [email protected]
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