EL UNIVERSAL/ CARACAS
Después de cerrar 2009 con un descenso de 3.3 por ciento, la ausencia de medidas para oxigenar la producción y una crisis eléctrica que obliga a frenar la actividad comercial e industrial, entre otras acciones como el extenso feriado de siete días en Semana Santa, la economía de Venezuela emite claras señales de que la recesión se profundizó en el primer trimestre del 2010.
El termómetro de la banca indica que la demanda de créditos se deprime y el total de préstamos se contrae 2.8 por ciento entre febrero y diciembre.
Al evaluar el comportamiento por sectores queda en evidencia que los créditos comerciales caen 6.9 por ciento en los dos primeros meses del año, el financiamiento para vehículos 3.5 por ciento y los préstamos a la manufactura y el agro siguen estancados.
La venta de automóviles hunde a fondo el freno. En enero y febrero tan solo se vendieron 16 mil 894 unidades, una magnitud que se traduce en una estrepitosa caída del 45.7 por ciento respecto al mismo período del 2009.
La reducción de puestos de trabajo aparece en el tablero. El desempleo se ubicó en 8.6 por ciento en febrero, lo que supone un incremento de 190 mil 523 desocupados respecto a igual mes del año pasado.
El consumo de energía eléctrica, de acuerdo con el alcance del Sistema Interconectado Nacional, registró una caída promedio de 4.4 por ciento en enero versus el salto de 5.7 por ciento registrado en el mismo mes de 2009.
La recesión se profundiza porque la caída del poder de compra impacta al consumo de las familias y el ajuste salarial propuesto para este año estará por debajo de una inflación que analistas proyectan mayor del 30 por ciento.
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