Managua tiene en sus antecedentes dos terremotos que destruyeron la ciudad en el siglo pasado. Sin embargo, el futuro de la capital de Nicaragua también podría estar condicionado por una erupción volcánica.
Esta posibilidad, planteada por el científico Jaime Incer Barquero, será analizada a profundidad hoy martes por el geólogo argentino José Viramonte, a las 4:00 p.m. en la biblioteca del Banco Central de Nicaragua (BCN).
Incer se basa en la historia geológica remota de Managua marcada por las huellas de Acahualinca, que habrían sido formadas por antiguos pobladores que escapaban de alguna actividad volcánica y que datan de hace unos seis mil años, Además, por las explosiones volcánicas que crearon las lagunas de Tiscapa, Asososca y Xiloá, que podrían volver a reactivarse algún día.
Viramonte, que estudió los volcanes del país en décadas pasadas, recibirá la membresía honorífica de la Academia de Historia y Geografía de Nicaragua, por su contribución a la vulcanología nacional, junto a Dionisio Martínez Sanz, uno de los primeros exploradores de volcanes.
Ver en la versión impresa las páginas: 6 A