Especial para LA PRENSA
Unidad de Producción Informativa UPI – UCA
Un día antes de la celebración internacional del Día de las Mujeres, el 7 de marzo, durante los comicios regionales de la Costa Caribe, una mujer caribeña de 42 años, de la etnia mestiza, se acerca a un señor de similar edad y características físicas parecidas, y le pregunta con cierta vergüenza y evidente desconocimiento qué debe hacer para votar por su candidato.
Son las 12:07 del mediodía y el señor que está frente a una aula de la Escuela Andronico Espinal Olivas, la que funciona como Junta Receptora de Votos (JRV), le indica que lo primero es verificarse en el padrón electoral. Ante los gestos de confusión de la mujer, el hombre le pide la cédula y se da a la tarea de buscarle su apellido y nombre en la lista pegada en la pared.
“Espinoza, Espinoza Rosa Espinoza, aquí está”, dice un tanto emocionado el señor, quien luego le orienta a Rosa que pregunte al policía electoral si puede pasar a votar, pues no hay fila que hacer.
El voto de Rosa Espinoza es parte del 40.40 por ciento de la población (117 mil 506 personas) que ejerció su derecho al sufragio en las elecciones regionales pasadas, según el Consejo Supremo Electoral (CSE) y es uno de los 3 mil 13 votos depositados en la circunscripción siete del municipio de Kukra Hill, de la Región Autónoma del Atlántico Sur (RAAS), cuya comunidad está ubicada a 415 kilómetros al Este de Managua.
¿Qué le motivó venir a votar?, le pregunto a Rosa después de salir de la JRV. Ella, a diferencia de muchos caribeños, tiene la esperanza de que las nuevas autoridades de los Consejos Regionales del Atlántico Norte y Sur promuevan políticas públicas para la generación de empleo. “Las necesidades que tenemos son empleos”, insiste.
LAS EXPECTATIVAS
Rosa depositó con su voto sus expectativas en un candidato que dijo no conocer. “Voté por un varón”, comenta. ¿No cree que una mujer podría velar más por sus necesidades?, la cuestiono, y responde: “Los varones tienen más capacidad que las mujeres. No voy a negar que algunas sí tienen (capacidad), pero las mujeres están para el hogar y así es la costumbre de nosotros”.
Ana Flores, secretaria de Género Municipal de la Alcaldía de Bluefields, sostiene que el pensamiento de algunas mujeres de creer superior a los hombres se debe al sistema patriarcal, que es una condición en la que el hombre tiende a predominar en posiciones de poder. “No sólo somos madres ni amas de casa, hemos aprendido a trabajar en cualquier área, igual o mejor que un hombre”, expresa.
El sistema patriarcal no sólo influye en la conducta de algunas mujeres en el momento de estar frente a las urnas, sino también cuando son propuestas para ocupar cargos públicos, y eso se observa en los escaños cotizados y electos en los recientes comicios regionales.
MUJERES EN MINORÍA
La lista de candidatos a miembros de los Consejos de la RAAN y RAAS que propusieron los ocho partidos que participaron en la contienda electoral, que luego ratificó el CSE, lo deja claro. De un total de 669 personas que fueron propuestas para ocupar cargos de consejeros, 217 (32 por ciento) eran mujeres, es decir, que de cada 10 candidatos al menos siete eran hombres.
Carla Wilson, joven creole de 28 años que sufrió violencia intrafamiliar hace años, es un ejemplo de que las mujeres pueden romper el silencio y desarrollar políticas públicas a favor de las mujeres y de la comunidad.
Ahora Wilson tiene una licenciatura en Informática Administrativa, es el enlace entre la Secretaría de Género de la Mujer del Consejo Regional del Atlántico Sur (CRAS) y de la Red de Mujeres contra la Violencia, y a su vez coordina planes de trabajo con mujeres organizadas, trabaja el tema de mujeres víctimas de violencia en Bluefields, pero, además, aspira más adelante a ocupar un cargo público.
Ada Villarreal, coordinadora del Instituto para la Comunicación Intercultural de la Universidad de la Regiones Autónomas de la Costa Caribe Nicaragüense (Uraccan), en Bluefields, reconoce que en los medios de comunicación locales, y en general, la voz de las mujeres no se ha promovido lo suficiente.
Afirma que hace falta desarrollar el trabajo de investigación, pero también influye en que las mujeres comunicadoras necesitan del apoyo en el ejercicio de su profesión de parte del medio de comunicación en el que laboran. Sin embargo, sugiere que el ejercicio de planificar puede ayudar a desarrollar las agendas de las mujeres.
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Sin embargo, ese porcentaje se reduce más con los resultados de las elecciones, pues de los 90 escaños a ocupar en ambos Consejos, sólo 21 mujeres (23 por ciento) lograron esa meta a través del sufragio. Esas mujeres están distribuidas de la siguiente manera: 13 para el partido FSLN, cinco de la Alianza PLC (APLC) y tres de Yatama.
Esos resultados contradicen el desarrollo de la democracia que promueve la equidad de género en cargos públicos. La Comisión Económica de América Latina y el Caribe (Cepal) realizó entre diciembre y enero pasado una encuesta a nivel regional, y los resultados indican que un 75 por ciento de los líderes de opinión consultados consideran que la búsqueda del equilibrio de género en la política permite “fortalecer la democracia”.
Zeneyda Montano, secretaria de la Red de Mujeres Contra la Violencia en Bluefields, recuerda que el problema no es sólo que los hombres ostenten el poder, sino que lejos de promover políticas públicas a favor de las mujeres, las conversaciones para llegar a acuerdos son más engorrosas, sobre todo cuando se habla de violencia y promoción de una educación tecnificada.
El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, Montano hizo hincapié en la necesidad de que las nuevas autoridades de los Consejos de la RAAS y RAAN desarrollen programas y legislaciones para disminuir la violencia contra las mujeres en el Caribe, principalmente la intrafamiliar, la cual asegura ha incrementado.
Nueve días después, el 17 de marzo, Manuel Hurtado Bonilla, de 30 años, asesinó a machetazos a dos de sus hijos e intentó hacer lo mismo con su compañera de vida, Daysi Alaniz Tercero. Eso ocurrió en la comarca Siawas, del municipio La Cruz del Río Grande, de la RAAS.
“Imagínate que las mujeres que estaban fungiendo como lideresas de la Red de Mujeres contra la violencia en El Tortuguero tuvieron que salir huyendo, porque las estaban persiguiendo agresores de otras mujeres”, asegura Montano, quien demanda que los consejeros electos “se sensibilicen alrededor del tema de la mujer, sobre todo el tema de violencia de manera general”.
SIN ACCESO A SALUD
Ana Julia Alvarado, de la Fundación para la Autonomía y el Desarrollo del Atlántico de Nicaragua (Fadcanic), asegura que existen pocos esfuerzos de parte de las autoridades locales y nacionales para garantizarles la salud a las mujeres, y eso quedó al descubierto en las campañas que realizaron cada partido, los que se dedicaron a promover temas políticos partidarios y no sociales.
“Es muy raro el compromiso que pueda adquirir un consejero con su municipio”, asevera Alvarado, y Montano recuerda que las mujeres en las comarcas son quienes más sufren muertes por falta de acceso a médicos especializados y fármacos, además que los centros de salud quedan lejos, el costo de transporte es elevado y el traslado es complejo.
“No es lo mismo agarrar un bus de Managua para León o Chinandega, que irse en una panga de Bluefields hasta La Cruz del Río Grande que no salen todos los días, y que la ida y venida cuesta mil 200 córdobas”, dice a manera de ejemplo la secretaria de la Red.
El Plan de Desarrollo de la Costa Caribe no deja mentir a las mujeres organizadas, al precisar que en el 2008 la tasa de analfabetismo en el Caribe era del 38 por ciento, la tasa de mortalidad alcanzaba el 21 por ciento, la red vial sólo tiene asfalto o está adoquinada en un 9.3 por ciento y el resto se encuentra en mal estado, pero lo peor es que según informes del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la totalidad de municipios de la RAAN y la mayoría de la RAAS viven en extrema pobreza.
Miriam Hooker, directora ejecutiva de la única organización que acreditó el CSE para observar las elecciones caribeñas, el Centro de Derechos Humanos, Ciudadanos y Autonómicos (Cedehca), confirma que “en las campañas (de los partidos) que nosotros vimos había muy poca oferta para las mujeres”
Hooker señala como “algo muy importante” que la Ley Electoral establezca una cuota de participación para las mujeres, si se considera que más del 50 por ciento de la población nicaragüense está constituido por ellas, según las proyecciones del estatal Instituto Nacional de Información para el Desarrollo (Inide).
Además, corrobora que ni el CSE ni los partidos políticos hicieron una campaña de educación ciudadana que promoviera el voto de las mujeres y de la población en general, y la gente que ejerció su derecho al sufragio lo hizo por disciplina partidaria, a pesar de que un alto porcentaje de los caribeños ni siquiera estaba claro de qué significaban las elecciones regionales, según constataron los observadores de Cedehca.
CONSEJERO ADMITE FALTA DE PROYECTOS
Estela Fajardo Sánchez, comerciante y electa primera consejera de la circunscripción dos en la Región Autónoma del Atlántico Sur (RAAS) por la Alianza PLC, reconoce que su partido presentó muy “pocos proyectos” que beneficien a las mujeres, “pero como la gente sabe que soy una mujer con capacidad para el trabajo, saben manifestarme las necesidades de los barrios donde yo pueda apoyar a las mujeres”, dice.
En cuanto a la petición de las mujeres de darle trámite de urgencia a gestiones relacionadas con reducir la violencia en contra de las mujeres, la funcionaria no fue muy clara, pero se comprometió a “ver los casos especiales que los vamos a estudiar entre todos los concejales, que tenemos que ver cómo lo podemos solventar”.
PROMETEN CONTRALORÍA SOCIAL
Debido a que la historia ha demostrado que los concejales regionales no cumplen con sus compromisos, las representantes de las diferentes organizaciones de mujeres dicen que se ven obligadas a ejercer desde ahora una “contraloría social” que mida el cumplimiento de los electos y que permita reclamarles cuando no lo hagan.
“No es cuestión de que un concejal se saque de su bolsa para darles a las mujeres, se trata de que cumpla con sus obligaciones y haga las gestiones necesarias para que cumpla por lo que se le eligió”, recalca Zeneyda Montano, secretaria de la Red de Mujeres contra la Violencia en Bluefields, quien invitó a las mujeres a organizarse en los diferentes espacios que existen desde su comunidad y empiecen a exigir a los concejales regionales políticas públicas que las favorezcan.
Una de las acciones que están realizando la mujeres desde el Caribe es a través de la Secretaría de Género Municipales del CRAS, por medio de la cual están brindando información a las mujeres en los 12 municipios de la RAAS, con el propósito de que se empoderen sobre la importancia que tienen los temas de género en su comunidad y promuevan sus demandas.
“Seguiremos en la lucha para que seamos reivindicadas, los espacios tienen que demandarlos las propias mujeres, organizadas y preparándose, y hay que apoyar a las mujeres independientemente del partido, siempre y cuando se comprometan como aliadas de las mujeres”, concluye Montano.
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