En víspera de Semana Santa junto a mi esposa e hijos esperábamos el momento de las vacaciones en Poneloya como casi siempre hacemos donde mi suegro. Avil Antonio, mi hijo mayor (17) y estudiante universitario de Derecho, el viernes de Dolores nos comentó su deseo de vacacionar en San Juan del Sur con sus amigos; no nos costó mucho dar el permiso correspondiente, dado el alto grado de confianza en nuestro vástago, así como el conocimiento de los padres que cuidarían de él en Semana Santa y a pesar de que nos haría falta en Poneloya, lo dejamos ir “es la ley de la vida” diría la abuela Vilma para consolarnos .
Lo extrañamos hasta reencontrarnos el lunes de Pascua. A la sazón, las noticias políticas de nuestro país giraban sobre lo mismo la elección de autoridades en diversas instituciones del Estado, coloridas por el “decretazo” del presidente Daniel y por la “interpretación” del inciso 2 del “201” del ingeniero René Núñez. Vencido el período para el que fueron designados algunos magistrados de la Corte Suprema de Justicia motivó la defensa férrea de uno de ellos, que llamaba matón al otro que le decía sinvergüenza todos lo vimos, incluyendo mi hijo. Ese día, al regresar a mi casa las noticias destacaban precisamente el “intercambio de argumentos” (matones y sinvergüenzas, de unos y otros) y aproveché la ocasión para conocer la opinión de mi hijo sobre dicho asunto. Me preocupé muchísimo. Pues, probado Avil Antonio —a su juventud— en cuanto a sus convicciones antitotalitarias y conocedor de la herencia del somocismo y del orteguismo, me llegó a indicar que “a lo mejor tenía razón el Presidente y los sandinistas pues si no eligen y no se ponen de acuerdo los diputados en la Asamblea, alguien tiene que estar al frente de las instituciones y, además, no han derogado el inciso 2 del artículo 201 ”, me dijo toreándome
No valieron los argumentos de prestigiosos constitucionalistas que se me ocurrió invocar, hasta que me iluminé con un ejemplo sencillo, recordando el permiso que le dimos para ir en Semana Santa a San Juan del Sur, lo que deseo compartir con ustedes, a sugerencia de mi hijo.
Le dije: “hace poco me pediste autorización para ir a San Juan del Sur en Semana Santa y te di permiso y reales para que disfrutaras. Suponé que tres semanas después te desapareces por 3 días y me contestas el celular luego de 327 llamadas y lágrimas de sufrimiento de tu madre y hermanos y a mi pregunta: ¿Dónde estás? Me contestes: Pues ideay, aquí estoy en San Juan del Sur . ¿Y cuál es el problema papá? ¿cuál es el alboroto?, aquí estoy con mis amigos ¿y que acaso no me dieron permiso para venir a San Juan del Sur?… ustedes no me dijeron que era únicamente para Semana Santa
Mi hijo mayor sonrió ante el ejemplo y me dijo: papá: tenés razón. Yo ya estaba claro de la zanganada que quería hacer el Presidente con su “decretazo”, pero no estaba seguro con lo “transitorio” del inciso 2 del “201” que ahora argumenta el ingeniero Núñez agregando mi hijo en su nobleza: “Mirá papá comprendé que el presidente Ortega no sabe mucho de leyes porque apenas se bachilleró por estar luchando por hacernos libres y la Primera Dama sólo sabe de poesía don René Núñez es ingeniero y ninguno de ellos sabe mucho de Derecho, así es que escribite algo en LA PRENSA y roguemos porque alguien lo lea y se los cuente, para ver si así entienden la diferencia ”. Misión cumplida.
El autor fue Ministro de Defensa de Nicaragua
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