El Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, tomó distancia de los señalamientos sobre la poca beligerancia de este organismo en crisis institucionales como la que vive Nicaragua, y aunque prometió estudiar el caso, no ofreció ninguna iniciativa concreta pese a los llamados de las organizaciones políticas de oposición a que el organismo se interese más en el conflicto político que envuelve a este país.
El funcionario de origen chileno es de la opinión que, más que la OEA, deben ser las fuerzas políticas, sociedad civil y ciudadanía en general las que deben tomar las riendas en la búsqueda de una solución al conflicto que cada día eleva sus índices de violencia.
Es claro en afirmar que no se puede invocar la Carta Democrática, tal y como exigen algunas fuerzas políticas de Nicaragua, porque se tiene que cumplir con algunos procedimientos que curiosamente él mismo reconoció que no están claramente establecidos.
LA PRENSA logró hablar por unos minutos con Insulza en el lobby del salón Hidalgo del Hotel Meliá de Castilla, en Madrid, España, durante su participación en el III Foro Europa-América Latina-Estados Unidos, el pasado miércoles.
Nicaragua está inmersa en una crisis que poco a poco se ha ido traduciendo en violencia callejera. ¿La OEA tiene planeada o contempla alguna iniciativa sobre esta situación?
Nosotros hace cinco años fuimos a Nicaragua por un conflicto parecido, no igual. Estaba siempre este asunto de los nombramientos y todo este tipo de cosas que tenían al país al borde de la ruptura. Yo creo que podemos colaborar ahora, podríamos contribuir a buscar una solución. Vamos a entrar en contacto con las autoridades nicaragüenses a ver si podemos contribuir de alguna manera a solucionar este nuevo conflicto ahora.
¿Pero qué espera en concreto la OEA?
- La Cancillería de Nicaragua exhortó ayer jueves al secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, que se abstenga de emitir opiniones sobre la situación interna del país.
Mientras, dos ex presidentes, un ex primer ministro y tres ex vicepresidentes americanos pidieron a Insulza que convoque a una reunión del Consejo Permanente de ese organismo, para analizar la crisis de Nicaragua.
Esa petición fue hecha ayer en una carta pública por los ex presidentes Jimmy Carter (EE.UU.) y Osvaldo Hurtado (Ecuador), junto al ex primer ministro Joe Clark (Canadá), informó el Centro Carter.
AFP
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Hay que valorar la situación, pero lo que se busca, sobre todas las cosas, es que se dé un entendimiento entre las partes. Nosotros no promovemos el predominio de ninguna parte sobre otra. Eso no da soluciones. La solución es la búsqueda del entendimiento, la búsqueda de un acuerdo.
La oposición de Nicaragua lo señala como poco beligerante, en casos como el fraude electoral que se dio en las elecciones municipales del 2008?
Nosotros no tenemos beligerancia en ningún tipo de tema, siempre buscamos más bien como ser partícipe de él. Sobre las denuncias de fraude electoral, nosotros no somos invitados normalmente a elecciones municipales, por lo tanto no tuvimos oportunidad de presenciar este proceso en particular. La observación electoral de la OEA no estuvo ahí y por lo tanto, naturalmente, no emitimos un veredicto porque no estuvimos en la elección. Sí pedimos al Gobierno la posibilidad de estar ahí, no se nos dio esa posibilidad, y por eso no teníamos evidencias para decir si hubo fraude o no.
¿Cuál es su perspectiva del problema de Nicaragua?
Por lo que he leído, el problema es que no se ha podido nombrar a algunos magistrados de la Corte Suprema, no hay votos suficientes para nombrarlos y no existen mecanismos alternativos para nombrarlos, por lo que esto es más que nada un problema institucional.
¿Pero está este decreto del Presidente (con el que nombró a varios funcionarios de facto), que según la oposición desconoce las facultades de la Asamblea Nacional?
Bueno, lo que no podemos dejar de notar y es lo que todo el mundo reconoce es que no se pueden estar violentando las normas. El tema es si se puede o no se puede hacer y ése es un problema institucional. Ahora, si quiere que yo le entregue mi juicio, pues no lo voy a hacer. Ciertamente no lo voy a hacer, porque entonces usted lo pondría en la crónica y ya excluiría toda posibilidad de que yo pueda participar en el problema… No se la voy a dar! No le voy a dar mi opinión!
Pero tampoco hay hasta el momento alguna iniciativa concreta de la OEA en relación con la crisis de Nicaragua.
Voy a ver, voy a ver A los países no podemos ir si no somos autorizados por la OEA. Vamos a ver qué se puede hacer.
EL CASO DE NICARAGUA
Durante el evento, Insulza disertó sobre los graves problemas de institucionalidad y el no respeto a las normativas constitucionales y leyes en varios países latinoamericanos, y Nicaragua fue ejemplo en diversas ocasiones.
“Todos dicen que la OEA no es beligerante porque no aplica la Carta Democrática Interamericana. Hay que dejar claro algo, la OEA es organismo multilateral, no es una organización supranacional. Un organismo supranacional podría aplicar con firmeza las reglas al conjunto de países que están bajo su hegemonía. Un organismo supranacional podría entrar y disolver gobiernos y crear otros, si así lo estima conveniente. Eso no lo podemos hacer nosotros”, comentó.
“Hace cinco años el canciller de Nicaragua acudió a la OEA para que interviniera. Yo fui a Nicaragua y el canciller, que me había antecedido unos días, prácticamente llegó diciendo que la OEA venía a poner el orden. Bueno, me demoré dos días viendo quién quería hablar conmigo, que alguien quisiera hablar conmigo, el que supuestamente llegaba a poner el orden. No es tan simple cuando se dice aplíquese la Carta Democrática. No hay un procedimiento claro para llevar a aplicarla. La OEA está conformada por estados que tienen sus constituciones (políticas) y la OEA no puede por su cuenta incidir sobre esas constituciones”, explicó.
EL PACTO
Insulza se refirió al pacto entre el Frente Sandinista y sus entonces socios políticos del Partido Liberal Constitucionalista (PLC) como el modelo de gobierno aplicado en el país.
“En Nicaragua las dos principales fuerzas políticas han cogobernado durante seis o siete años, sobre la base de lo que se denomina el pacto… Cuando la Corte Suprema decidió declarar que el presidente (Daniel) Ortega estaba facultado y en su derecho a reelegirse para la Presidencia, una decisión que para muchos fue un absurdo porque ni siquiera había discusiones en la Corte Suprema sobre este tema, eso rompió el pacto en todos los niveles, en la Corte Suprema, en el Congreso, en la Contraloría, en todos los niveles”, comentó.
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