Por Julian E. Frech Ayub
Nicaragua: Un Ejército sin razón de existir
¡debe ser abolido urgentemente!
Según datos de la Red de Seguridad y Defensa de América Latina (Resdal), solamente entre 1992 y 1999 el presupuesto asignado a gastos militares en Nicaragua ascendió a 247.48 millones de dólares. Sepa Dios en cuánto se habrá incrementado al día de hoy, sobre todo después del ascenso al Gobierno del amante de las armas, Daniel Ortega Saavedra, en el 2006.
Son sumas que suenan como la mayor estupidez de los gobernantes de un país, donde el hambre y el desempleo están bajo incremento diario, y lo han llegado a colocar como el segundo país más pobre de América, solamente después de Haití, que se llevó el primer lugar.
¿De qué le ha servido el Ejército a Nicaragua en las últimas décadas? Únicamente para reprimir al pueblo y para defender presidentes en su mayoría dictadores y déspotas, es decir, como la negación de la democracia que se dice practicar. “Peor falsedad no puede existir”. Es un gasto completamente injustificable, que podría ser invertido en planes de crédito blando a los agricultores nacionales, con el propósito de llevar a Nicaragua a un estatus que la hacía sobresalir antes de 1979, y que le otorgó el título de “Granero de Centroamérica”.
Definitivamente, podría plantear cualquier cantidad de elementos contrarios a la permanencia del Ejército en Nicaragua, pero me voy a limitar a los últimos cuatro.
1. Caso del litigio sobre el río San Juan con Costa Rica, ventilado ante la Corte Internacional de La Haya.
2. Caso del litigio con Honduras, también ventilado ante La Haya.
3. Caso del litigio sobre la Isla de San Andrés con Colombia, ventilado ante La Haya.
4. Caso del litigio con Colombia y Costa Rica sobre las millas marítimas de nuestra plataforma continental, ventilándose ante La Haya.
Los anteriores casos, que en tiempos coloniales o recién pasada la época colonial, se pudieron haber reclamado mediante un ejército, hoy, todo se solventa a través de organismos internacionales, excepto en los problemas graves del Medio Oriente, donde juegan papel preponderante las grandes potencias, las cuales por conveniencia y debido a que son los principales fabricantes de armas, siguen utilizando estos medios como si fuera la única manera de arreglar los diferendos entre naciones, esto incluye al criminal gobierno de Israel (no a su pueblo).
Es una lástima que no exista conciencia en un país donde la gente muere de hambre en algunos departamentos, o tienen que salir por vías ilegales a buscar cómo sobrevivir en otros países. También prostituirse niñas entre los once y los quince años de edad, como sucede en Carretera a Masaya a la altura del Camino de Oriente y otros lugares conocidos. Y todo ese sacrificio para qué: para darle de comer a un montón de vagos que el 99 por ciento del tiempo pasan sin realizar ninguna labor a favor de la Nación, y más bien invierten su tiempo en grandes negocios (chorizos, venados) personales, de los que no puedo descartar que exista alguna relación con los cárteles de narcotraficantes.
Creo firmemente que la oposición nicaragüense, ya que no se pudo unir para un consenso relativo a las elecciones del 2011, debido a intereses propios nacidos de pactos y prebendas, quizás pueda unirse con “espíritu nacional” y emitir un documento solicitando la inmediata abolición del Ejército de Nicaragua; ello, agotando todos los medios al alcance, que incluye la intervención de instituciones internacionales, y dejar de esconderse en un falso nacionalismo.
Muchos nicaragüenses aluden como obstáculo para la abolición del Ejército, el hecho de que sus miembros pasarían a formar parte de los desempleados, lo cual es rotundamente utópico y falso. Sólo se requiere de un poco de análisis para la recolocación de esta gente en otras actividades que refuercen la economía nacional, incluyendo el reforzamiento de la Policía Nacional en la dura lucha contra el alto índice de criminalidad, tanto interna como la importada de los cárteles de la droga. Entre estos miembros hay muchos muy bien preparados académicamente, que perfectamente podrían reforzar el área de la educación, que tanto necesita el pueblo. Es decir, si se ponen a pensar un rato, con verdadero amor a su nación, sobra donde recolocar a esta gente y convertirla de simples parásitos del pueblo, a productores a la par del pueblo.
El autor es nicaragüense residente en Costa Rica.
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