La nueva película Furia de Titanes se parece —pero no es igual— a su primera versión, la de 1971. No digo que es mejor o peor, porque las comparaciones son enojosas y cada versión tiene sus propios méritos.
En la leyenda clásica de Perseo, éste, igual que en la película, lucha contra un monstruo marino para rescatar a la hermosa Andrómeda. Pero el Kraken de la película no es el monstruo marino de la leyenda griega. El Kraken es un ser fabuloso que pertenece a la mitología nórdica o escandinava.
Según la Wikipedia, el nombre Kraken se deriva de krake, “una palabra escandinava que designa un animal enfermizo o algo retorcido. En el alemán moderno, Krake (plural y declinado en singular: Kraken) significa pulpo, pero también puede referirse al legendario Kraken”.
Efectivamente, en la segunda versión de la película Furia de Titanes el Kraken es un gigantesco monstruo marino de numerosos tentáculos poderosos, con los cuales atrapa a sus presas y destruye cuanto se pone o encuentra a su alcance.
En las leyendas escandinavas sobre el Kraken, que según se cuenta datan del siglo XII de nuestra era, la monstruosa criatura marina aparecía sobre todo frente a las costas de Noruega e Islandia y llegaba a medir hasta unos cinco kilómetros. De hecho, el Kraken era tan grande que cuando emergía a la superficie parecía una isla.
Al respecto un obispo noruego, monseñor Erik Ludvigsen Pontoppidan, escribió un libro de Historia Natural de Noruega en el cual describió al Kraken como “una isla flotante de (que medía más o menos) una y media milla”.
Otros autores dicen que lo que parecía una isla era la joroba del Kraken, en la que guardaba la inmensa cantidad de alimentos que ingería continuamente durante mucho tiempo, para luego descansar por un largo periodo, que era cuando emergía a la superficie del mar. La gente de la época en que se creía en la existencia del Kraken, decía que sus excrementos exhalaban un agradable olor y formaban unos como islotes flotantes alrededor del monstruo. “Gran cantidad de peces son atraídos hacia esa nueva pradera flotante que, además, es comestible. Cuando el Kraken logra atraer suficiente cantidad de peces, el Kraken comienza a alimentarse de ellos y el ciclo vuelve a empezar”, se decía en uno de los textos.
Se cuenta en una de las historias sobre el Kraken que una vez un sacerdote levantó un altar en una pequeña isla desierta y celebró allí la santa misa. Pero aquello no era una isla, sino el lomo del Kraken. Sin embargo, la monstruosa criatura esperó con paciencia y respeto que el sacerdote terminase de oficiar el servicio religioso, y cuando concluyó, el Kraken se hundió suavemente y desapareció en las profundidades del mar.
Basado en esa leyenda, monseñor Pontoppidan aseguró que el Kraken era como “un templo viviente”, y que no se le debía temer. Sin embargo, en la creencia popular profundamente arraigada, el Kraken era el gigantesco monstruo marino al que todos temían. Y de ese modo es que se le presenta en la película Furia de Titanes .
A propósito de este filme, a mi juicio se puede deducir del mismo la moraleja de que por muy fieros, destructores y letales que sean los monstruos, como la Gorgona y el Kraken, pueden ser vencidos cuando la gente los enfrenta con valor, decisión y fe en sus propias fuerzas y en la certeza de la victoria.
Ver en la versión impresa las páginas: 13 A