El personal que trabajó durante cinco años con el ex contralor Lino Hernández cayó bajo la guillotina del “decretazo”, aplicada por el ex presidente de la Contraloría General de la República (CGR), Guillermo Argüello Poessy, quien ocupa de facto el cargo tras vencérsele su período.
Yamil Acevedo, el asistente personal de Hernández, fue despedido, mientras que a Teresa Pérez, la jefa de despacho, la mantienen fluctuando de un despacho a otro como si fuese un fantasma.
Se sabe extraoficialmente que la persona que ha empujado esta política de persecución a los trabajadores es el contralor José Pasos Marciaq, uno de los más radicales sandinistas en la estructura de la CGR.
Sin embargo, a nombre de la CGR Argüello Poessy tomó la batuta y despidió también a Denis René Vega, conductor del ex contralor Hernández, quien dejó el cargo tras vencérsele el período para el cual fue electo por la Asamblea Nacional, contrario a Argüello Poessy.
Argüello Poessy había prometido estabilidad laboral cuando se acogió al decreto presidencial del pasado 9 de enero, mediante el cual Daniel Ortega prorrogó en sus cargos a 25 funcionarios a quienes se les vence su período constitucional.
Hernández lamentó lo ocurrido con los trabajadores que lo acompañan en su trabajo desde febrero de 2005.
“Lo cierto es que hubo contralores que dijeron que si yo tomé una decisión, ‘que asuma él y también su gente’. Es bonito acogerse al poder y amparar cualquier ilegalidad en el poder que tienen, me refiero a quienes decían que eran adversarios (del Gobierno)”, dijo en referencia a Argüello Poessy, quien está propuesto a continuar en su cargo por el presidente Ortega.
Hernández y el contralor suplente Francisco Guerra, también de tendencia liberal, reclaman el pago de sus prestaciones.
Según ellos, Argüello Poessy emitió una resolución para evitar que les pagaran hasta que llegasen los nuevos miembros de la CGR, pendientes aún de ser electos por el parlamento.
El pago de liquidaciones a los altos funcionarios del Estado es motivo de debate desde los años noventa, cuando muchos diputados se preguntaban si, después de recibir altos salarios y beneficios de combustible, debía aún pagárseles más dinero. Sin embargo, en la práctica las liquidaciones se han pagado.
MUY MOLESTO
Argüello Poessy reaccionó molesto ante los señalamientos de sus antiguos colegas y negó que haya tratado mal a los trabajadores. Incluso sacó en cara un supuesto acuerdo con el conductor.
“Como está en edad de jubilarse, nos pidió que le diéramos contrato de trabajo mientras tramitaba su jubilación. Así lo hicimos”, aseguró.
Argüello Poessy admitió que no le han pagado al conductor y al asistente.
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